(Minghui.org) El 25 de abril siempre despierta en los practicantes de Falun Dafa un profundo respeto por quienes participaron en la manifestación pacífica de ese día en 1999. Detrás de esa manifestación estaba el deseo de los practicantes de que se conociera la verdad y desenmascarar las mentiras del Partido Comunista Chino (PCCh). Se considera una de las manifestaciones más pacíficas y respetables de la historia reciente de la humanidad, cuando diez mil practicantes de Falun Dafa se reunieron silenciosamente en Beijing para hacer una apelación pacífica al gobierno.

Aunque muchos practicantes occidentales de Falun Dafa no participaron en el evento, ven esta manifestación multitudinaria en China como un símbolo de fe y conciencia.

El poder de la fe y el despertar moral

Nicolas es un ingeniero de Bruselas especializado en seguridad en Internet. Se hizo practicante de Falun Dafa en junio de 1999, tras asistir a un taller de Falun Dafa de nueve días. Fue la primera vez que experimentó un despertar espiritual y lo que es estar libre de enfermedades.

Un mes después, los informes negativos sobre Falun Dafa en televisión le pillaron por sorpresa. «No entendía por qué el PCCh atacaba una práctica tan maravillosa que me había devuelto la salud y mejorado mi estándar moral», recuerda Nicolás.

En aquel momento sabía poco sobre la manifestación, pero a medida que leía más sobre ella y escuchaba a otros participantes, vio que no era una manifestación cualquiera. «En mi opinión, es un movimiento del despertar moral.

«Más de diez mil practicantes acudieron a la Oficina de Apelaciones del Gobierno en Beijing para expresar pacífica y racionalmente sus preocupaciones. No hubo conflictos ni se gritaron consignas durante la manifestación. Cuando los practicantes se marcharon, no quedó ni un solo resto de basura en el suelo. Fue una hazaña racional pocas veces vista en la historia moderna», afirmó.

Otras dos practicantes occidentales opinan lo mismo.

Elke, profesora universitaria, se hizo practicante de Dafa en 2012. Aunque nunca ha estado en China, habló del acontecimiento con respeto. «Lo que más me conmueve es que, en un país que reprime la libertad de creencia, tantos practicantes tuvieran el valor de expresar con calma y razonablemente sus opiniones. No actuaron con violencia ni gritaron, simplemente permanecieron en silencio cerca del complejo gubernamental todo el día. Recogieron lo que habían ensuciado antes de marcharse tranquilamente».

En su opinión, la manifestación no era una protesta cualquiera, sino una manifestación de virtud y comportamientos rectos arraigados en la tradición china.

Otra practicante, Janniek, expresó una opinión similar. Comenzó a practicar en 2002. El evento tuvo lugar cuando aún estaba haciendo el doctorado. Le conmovió lo que hicieron los practicantes: «Lo que vi fue una escena solemne y pacífica, en la que los practicantes no tenían ningún afán político, sólo el deseo genuino de proteger su libertad de creencia. Sus acciones mostraron el poder de la fe y el grado de moralidad».

Beijing teme que el pueblo busque Verdad, Benevolencia y Tolerancia

El Partido Comunista Chino (PCCh) tergiversó deliberadamente lo ocurrido aquel día en sus informes, afirmando que los practicantes habían «asediado» el complejo del gobierno central. Posteriormente, utilizó esta falsa narrativa como pretexto para iniciar la persecución a Falun Dafa en julio de 1999.

Elke señaló cómo el PCCh coordinó realmente el evento para inculpar a los practicantes. Dijo: «Fue la policía de Tianjin la que dijo a los practicantes que, si querían que los 45 detenidos fueran puestos en libertad, tenían que ir a Beijing a presentar una petición. La policía de Beijing les dijo entonces que se alinearan en la calle, cerca del complejo gubernamental. El PCCh tendió una trampa para inculpar posteriormente a los practicantes».

Cree que, en última instancia, el PCCh teme el poder de la fe que une a las personas: «No quiere que la gente abrace [los principios de Falun Dafa de] Verdad-Benevolencia-Tolerancia, esa no es la ideología del PCCh».

La libertad de creencia y expresión son derechos básicos en la sociedad occidental. «Donde vivimos, las manifestaciones y las peticiones pacíficas están protegidas por la Constitución», afirmó Janniek. «Nadie será condenado a prisión e internado en un campo de trabajo forzado, y mucho menos torturado por manifestarse. Pero en China, los practicantes de Falun Dafa mostraron moderación y calma, algo que rara vez se ve en las manifestaciones».

«Los practicantes no mostraron ninguna agresividad aquel día», dijo Nicolas. «Estaban allí para contar los hechos. Si a tales acciones se les llamó 'asedio', ¿qué otra cosa en el mundo podría llamarse pacífica?».

La Apelación del 25 de Abril es reconocida como un testimonio moral

Han pasado 26 años y el PCCh sigue persiguiendo a los practicantes de Falun Dafa. Sin embargo, cada vez más personas se dan cuenta de este crimen contra la humanidad, y otros gobiernos han visto la naturaleza malvada del PCCh. Muchos gobiernos y organizaciones muestran ahora su apoyo a Falun Dafa y emiten proclamas a favor de la práctica que enseña los valores universales de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.

El 25 de Abril de 1999 no es sólo un día en la historia, sino un testimonio moral reconocido por personas de todas las razas, países y culturas. Lo que hicieron aquellos practicantes despertó las conciencias de la gente, motivándolas a reflexionar sobre el significado de la paz y de la libertad de creencia. Como concluyó Elke: «Por mucho que el PCCh intente mentir y oscurecer una parte de la historia, la justicia no quedará enterrada. La Apelación del 25 de Abril será recordada como la más pacífica y poderosa expresión de fe».