(Minghui.org) Durante años, el Partido Comunista Chino (PCCh) se presentó como un miembro de la aldea global. Muchos países dejaron de ver a China como una amenaza y comenzaron a considerarla un país normal. Sin embargo, China no es un miembro normal de la aldea global, y el término “aldea global” no es tan inocente como parece.
En pocas palabras, el PCCh no quiere ser un miembro de la aldea global; quiere apoderarse del mundo. En el himno comunista, “La Internacional”, se proclama que “la Internacional une al mundo”. Dado que el PCCh defiende el marxismo-leninismo y es una manifestación del comunismo, su objetivo final es dominar el mundo en nombre de la globalización (Internacional).
Los comunistas promueven el reparto de la propiedad, lo cual, para ellos, significa que los demás compartan lo que poseen. El verdadero objetivo de la globalización es: lo tuyo es mío, pero lo mío es mío. Si alguien se niega a permitir que los comunistas “compartan” su propiedad, los comunistas lo etiquetan como “enemigo”. Uno puede imaginar lo que ocurriría con la propiedad privada de los terratenientes si un campesino pobre y resentido se convierte en el jefe de una aldea y promueve el “reparto de la propiedad”.
Algunos podrían preguntarse qué hay de malo en la globalización. Este tema puede analizarse desde dos perspectivas.
1. La globalización implica que lo tuyo es mío
Después de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos apoyó a muchos países en su desarrollo económico. Como resultado, las economías de países asiáticos como Corea del Sur, Taiwán, Hong Kong y Singapur, así como muchas naciones europeas, experimentaron un auge. Con la ayuda de Estados Unidos, China se convirtió en miembro de la Organización Mundial del Comercio (OMC) y fue designada como país en desarrollo, lo que le permitió —y aún le permite— disfrutar de un trato comercial especial. Gracias a ello, la economía china creció de forma exponencial. Más adelante, China afirmó haber superado a Estados Unidos y haberse convertido en la mayor economía del mundo, con una influencia global tan poderosa como la de Estados Unidos.
El dinero es un elemento esencial de la humanidad. Hay un antiguo dicho chino: “Salva a quienes están en una emergencia, pero no a los pobres”. Es decir, ayudar a quienes se ven afectados por accidentes o desastres es una manifestación de benevolencia. Sin embargo, brindar apoyo continuo a los pobres sin razón alguna saca a relucir su naturaleza perezosa y egoísta. Y peor aún: en tiempos de decadencia moral, las personas a menudo exigen más de quienes los ayudan, en lugar de mostrar gratitud.
La Segunda Guerra Mundial terminó hace 80 años, pero muchos países de Asia y Europa siguen recibiendo ayuda militar y financiera de Estados Unidos. ¿Cuántos de ellos se han burlado de Estados Unidos en vez de mostrar agradecimiento? La administración de Trump quiso salvar a Estados Unidos de su deuda descomunal y se negó a seguir siendo el cajero automático del mundo. Propuso aranceles recíprocos y priorizó la economía estadounidense. ¿El resto del mundo respondió con amabilidad y reconoció que esas políticas eran justas?
2. La globalización distorsiona el sentido común
Cuando era niña, los adultos se referían a Estados Unidos como el “policía del mundo” en tono despectivo. Eso me hizo pensar que a Estados Unidos le gustaba entrometerse en los asuntos ajenos. Lo que no me dijeron fue que Estados Unidos actuaba así porque ofrecía apoyo financiero y militar a otros países tras el final de la guerra. Mi idea equivocada se debió a la desinformación.
Es fácil que las personas juzguen mal una situación cuando están mal informadas, y el PCCh lo sabe bien. Por eso bloquea y censura la información, para poder adoctrinar a la gente con ideología comunista y formar generación tras generación de entusiastas del PCCh.
Estos entusiastas pueden emigrar o viajar a otros países con la ideología del PCCh profundamente arraigada, y difunden valores comunistas. Muchas personas que crecieron fuera de China también adoran el marxismo y están influenciadas por él. La infiltración de valores comunistas perjudica los valores tradicionales del mundo libre y arruina la economía de los países, como sucedió en Venezuela.
Solo cuando la percepción de las personas ya no esté influenciada por la ideología comunista podrán ver las cosas con justicia y objetividad. Expresiones como “policía del mundo” o “aranceles recíprocos” dejarán de tener connotaciones negativas. El discurso que el primer ministro japonés Ishiba Shigeru pronunció ante la Dieta en apoyo a la restauración del orden económico mundial por parte de Estados Unidos será considerado sentido común y moralmente correcto.
Ahora volvamos a por qué el PCCh se opone esencialmente a Estados Unidos.
Primero, los valores del PCCh son el odio, la maldad y la lucha, los cuales son intrínsecamente contrarios a la humanidad y a los valores estadounidenses. Segundo, cualquiera que se interponga entre el PCCh y su objetivo de dominar el mundo se convierte en su peor enemigo. Por lo tanto, el PCCh está programado para oponerse a Estados Unidos. No importa lo que diga o haga Estados Unidos: el PCCh nunca ha dejado de odiarlo. A pesar de que Estados Unidos ha contribuido a su crecimiento económico durante décadas, el PCCh ha adoctrinado a generaciones de chinos para que odien a Estados Unidos; ha expulsado a Estados Unidos de la cadena de producción global; y ha infiltrado constantemente todos los niveles de Estados Unidos con ideología comunista en su intento por destruirlo.
La globalización ES comunismo. La globalización no consiste en que todos se ayuden mientras se ocupan de sí mismos, sino en enriquecerse a costa del sufrimiento ajeno. Cuando todos vean la verdadera naturaleza del PCCh, me pregunto cuántos países estarán dispuestos a dejar que los domine.
Más de 450 millones de personas en China han hecho una declaración pública al renunciar al PCCh y sus organizaciones afiliadas. Ellos saben que el PCCh está destinado a ser erradicado de la faz de la Tierra, por lo que tomar distancia del PCCh garantiza el futuro de una persona o de un país.
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