(Minghui.org) La Sra. Wang Hongxia, de 67 años, de la ciudad de Fushun, provincia de Liaoning, ingresó en la Prisión de Mujeres de la provincia de Liaoning el 19 de febrero de 2025 para cumplir una sentencia de cuatro años por practicar Falun Gong, una disciplina espiritual perseguida por el Partido Comunista Chino desde julio de 1999.
La Sra. Wang fue arrestada alrededor de las 10:00 de la mañana del 13 de junio de 2024, cuando hablaba a la gente sobre Falun Gong en una feria local. Fue llevada al Centro de Detención de la ciudad de Fushun. El Tribunal del distrito de Dongzhou la sentenció en secreto a cuatro años, pero no se sabe cuándo se celebró el juicio. Su familia no fue notificada de su acusación ni del juicio. Sólo recientemente se enteraron de su traslado a prisión.
No es la primera vez que es objeto de persecución por su fe. Anteriormente fue sentenciada a siete años tras una detención el 18 de abril de 2009. Dos meses después de su puesta en libertad, en abril de 2016, la Oficina de Seguridad Social del distrito de Xinfu suspendió su pensión por orden de la Oficina de Seguridad Social de la ciudad de Fushun. Le dijeron que no deberían haberle concedido ninguna prestación de jubilación durante sus siete años de prisión. Le suspendieron la pensión para poder recuperar los pagos «indebidos».
Cuando intentó que le devolvieran la pensión, la Oficina de Seguridad Social de la ciudad de Fushun presentó una política que prohibía a los presos recibir prestaciones de jubilación. La llamaron el 12 de julio de 2016 y le ordenaron que devolviera las prestaciones que había recibido durante su estancia en prisión, unos 70.000 yuanes (9665 dólares), en un pago único. La amenazaron con «consecuencias» si no cumplía. No está claro si cumplió.
La hermana mayor de la Sra. Wang, la Sra. Wang Hongbing, también fue arrestada el 18 de abril de 2009 por practicar Falun Gong y posteriormente sentenciada a siete años y medio. Su pensión fue suspendida en junio de 2016, cuatro meses antes de su puesta en libertad. Tras su regreso a casa, también se le ordenó devolver todas las prestaciones de pensión expedidas durante su estancia en prisión. Mientras se recuperaba de los daños sufridos en su salud durante su encarcelamiento, sufrió el acoso constante de la policía. La interminable persecución hizo mella en su salud. Sufrió un derrame cerebral y murió poco después. Tenía 70 años.
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