(Minghui.org) Apenas unos días después de que la familia del Sr. Lei Yangfan confirmara finalmente su condena a prisión tras diez meses desaparecido, se sintieron desolados al recibir la noticia de que ahora se encuentra en estado crítico.
Sr. Lei Yangfan
El Sr. Lei, de 51 años y residente en la ciudad de Changsha, provincia de Hunan, no volvió a casa el 14 de mayo de 2024. Su esposa, la Sra. Tang Min, supo enseguida que debían de haberle detenido de nuevo por su fe común en Falun Gong. Se dirigió a varios organismos gubernamentales, pero nadie le dijo qué le había ocurrido a su marido. No fue hasta finales de junio de 2024 cuando ella confirmó su detención por la Estación de Policía de Dingwangtai.
La Sra. Tang intentó ingresar dinero en la cuenta del economato del Sr. Lei a finales de diciembre de 2024, pero recibió un mensaje de error en su teléfono que decía «conexión fallida». Más tarde fue al centro de detención y le dijeron que su marido ya no estaba allí. Los guardias se negaron a revelar adónde lo habían llevado.
La Sra. Tang confirmó finalmente a principios de marzo de 2025 que su marido había sido condenado a un año el 25 de septiembre de 2024. Recibió una notificación de la Prisión de Wangling el 9 de marzo de 2025 en la que se le informaba de que había sido admitido en la prisión el 24 de diciembre de 2024 y trasladado a la Décima División el 17 de enero de 2025.
Un funcionario de prisiones apellidado Deng llamó a la familia de la Sra. Lei la tarde del 23 de marzo de 2025 y dijo que el Sr. Lei tenía acumulación de líquido en los pulmones y el cerebro; había sido trasladado al Hospital de Medicina Tradicional China de Liling hacia las 9 de la mañana de ese día; y fue ingresado en la unidad de cuidados intensivos hacia las 7 de la tarde y se le emitió un aviso de estado crítico. Deng instó a la familia a visitar a Lei en el hospital al día siguiente.
La familia acudió rápidamente al hospital a la tarde siguiente, donde encontraron al Sr. Lei en coma. No respondía cuando le llamaban por su nombre. Estaba demacrado y desfigurado. En la habitación había muchos agentes, algunos de uniforme y otros de paisano. A la familia no se le permitió llevar sus teléfonos móviles a la habitación, ni tocar al Sr. Lei.
Al cabo de unos minutos, la policía ordenó a la familia que se marchara. Dijeron que también les daban un permiso especial para visitarlo. Cuando la familia preguntó al médico del Sr. Lei por su estado antes de marcharse, éste dijo que ya se encontraba mucho mejor.
La familia del Sr. Lei exigió que la policía lo liberara. La policía les pidió que esperaran hasta nuevo aviso.
Antes de su última condena, el Sr. Lei ha sido repetidamente detenido, acosado y recluido en centros de lavado de cerebro a lo largo de los años de persecución. Cumplió dos condenas en campos de trabajo por un total de cuatro años, durante los cuales estuvo a punto de morir a causa de la tortura. Durante su encarcelamiento, los ancianos padres del Sr. Lei se esforzaron por cuidar de su hija y de su hermana con discapacidad mental.
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