(Minghui.org) La familia de Wu Shuyun tenía una pequeña fábrica que funcionaba todo el año. Sus padres aceptaban muchos encargos de fabricación especiales para mantener a su familia. Con la ayuda de sus hijos, fabricaban todo tipo de artículos, desde coloridas luces de Navidad hasta bolsas de fideos. Durante toda su infancia, sus manos trabajaban afanosamente mientras sus ojos seguían ojeando sus libros de texto.

En aquellos tiempos sencillos y escasos, recuerda la sonrisa involuntaria de su severo padre la primera vez que recibió el reconocimiento al primer puesto en la escuela primaria. «La sonrisa de mi padre al leer aquel certificado de primer puesto perduró en mi mente y me animó a conseguir más logros académicos en primaria. Cuando entré en el primer ciclo de secundaria, me volví más competitiva y envidiaba a los compañeros que podían pagarse clases particulares de inglés y matemáticas. Incluso podían permitirse comprar radios personales para escuchar música, mientras que la situación económica de mi familia no lo permitía».

Esta brecha financiera desencadenó en Shuyun el deseo de cambiar su futuro con su propio esfuerzo. Tras graduarse en el instituto, decidió estudiar derecho en una universidad, con la esperanza de convertirse en abogada. Trabajaba de día y estudiaba de noche. Sin embargo, después de fallar el examen de abogacía a pesar de varios intentos, tuvo que conformarse con convertirse en asistente legal en un bufete de abogados.

«Los dos años que pasé en este bufete influyeron mucho en mis creencias. Entre nuestros clientes había hermanos que se peleaban por la propiedad, parejas de esposos, y quienes ambicionaban dinero y tierras. Me sentía asfixiada ante estos dramas de la vida real que se desarrollaban cada día en el trabajo, hasta el punto de que me pregunté si ser abogada era realmente mi profesión deseada».

Shuyun había querido en un principio ayudar a defender la justicia, pero su salud se deterioró por el estrés, al chocar su sueño con la realidad. «Enfrentarme a la complejidad de cada caso empeoraba mi estado gástrico. Cada ataque me dolía tanto que vomitaba. Me sometí a tres o cuatro gastroscopias, hice frecuentes viajes a urgencias en mitad de la noche e incluso estuve hospitalizada».

Deseosa de escapar de ese pozo negro que le causaba una presión física y mental insoportable, decidió presentarse al examen nacional de la función pública. Este paso no sólo cambió el curso de su vida, sino que también preparó el terreno para que conociera Falun Dafa.

Zhuan Falun le devolvió los recuerdos del Cielo

Un colega le regaló un ejemplar de Zhuan Falun en 2004. Además de recomendarle encarecidamente el libro, le aconsejó que lo guardara como un tesoro. «Entonces estaba ocupada estudiando para un examen de promoción, así que le dije a mi colega que lo leería después. Guardé cuidadosamente el libro en el estante superior del cajón de mi escritorio. Cada vez que abría el cajón veía que el libro brillaba vagamente con luz dorada».

Poco después, a su padre, ya jubilado, le diagnosticaron la enfermedad de Parkinson. Tras oír que Falun Dafa podía curar enfermedades milagrosamente y mejorar la salud, se planteó seriamente aprender los ejercicios para poder enseñar a su padre la práctica. «Compré un ejemplar de Zhuan Falun para mis padres y les recordaba que practicaran los ejercicios y leyeran el libro siempre que tuvieran tiempo. Un día, me di cuenta de que yo misma debía dar ejemplo, así que abrí el cajón de mi escritorio, saqué mi ejemplar de Zhuan Falun y empecé a leer».

Shuyun encontró paz, alegría y un propósito en la vida después de leer Zhuan Falun.

A Shuyun le sorprendieron los principios del Fa, sencillos pero profundos, que explicaban a fondo muchos de los misterios de la vida. La lectura del libro despertó sus recuerdos dormidos. «Durante mi infancia, iba por agua a menudo al pozo cercano al pueblo con mis hermanos. Tenía diez años cuando señalé el reflejo de la luna en aquel antiguo pozo y les dije a mis hermanos: «¿Sabían que originalmente yo era un hada del cielo?». Después de rememorar aquel recuerdo, sentí el impulso de aprender más Dafa. Quería saber cuál era mi propósito al venir a este mundo y si estaba destinada a volver».

Shuyun empezó a estudiar el Fa y a practicar los ejercicios con ahínco. «Había estudiado libros para ganarme la vida y obtener beneficios materiales. A diferencia de otros libros, Zhuan Falun me enseñó a ser una buena persona, me mostró mi propósito en la vida y arrojó luz sobre el significado de mi existencia. En la sociedad actual, llena de conflictos, Falun Dafa me purifica cada día, dándome paz, alegría y un propósito en la vida».

Después de empezar a estudiar Falun Dafa, descubrió que su grave gastritis se había curado sin que ella se diera cuenta. Ella y sus compañeros crearon un grupo de práctica de Falun Dafa en el trabajo, y los miembros, incluidos los dirigentes de la empresa, practicaban los ejercicios todas las mañanas antes del trabajo, y estudiaban el Fa juntos en una sala de conferencias durante el almuerzo. «Llegó un momento en que éramos treinta los que practicábamos juntos. Muchos también compraban Zhuan Falun para leerlo en casa. Nuestro entorno de estudio colectivo del Fa reflejaba la descripción de Zhuan Falun: “...la luz del fo ilumina todo y hace la moral armoniosa y pura”. Muchos colegas y personas de toda condición vinieron a estudiar el Fa y practicar los ejercicios».

Transformada por el Fa, viendo el mundo con una mente amplia

Poco después de que recibiera un ascenso, justo cuando estaba lidiando con una mayor carga de trabajo, se encontró con una gran prueba. «Mi padre y mi suegro fueron hospitalizados al mismo tiempo. Además de hacer malabarismos con el trabajo, tenía que entrar y salir del hospital para cuidar de ellos. Estaba tan ocupada y cansada que apenas podía distinguir entre el día y la noche. Sin embargo, un día, al volver del hospital, descubrí accidentalmente que mi esposo tenía una aventura con nuestra amiga común».

Esperó a que las cosas se calmaran, pero medio año después esta «amiga» le pidió abiertamente a Shuyun que renunciara a su matrimonio y dejara marchar a su esposo. Su esposo dejó de tratarla con amabilidad y empezó a poner condiciones para su divorcio. Esta traición y el derrumbe de la confianza despertaron en ella nuevos y viejos resentimientos. «Me sentí muy dolida y les eché toda la culpa. Escribí mis quejas y mi amigo abogado se ofreció a ayudarme con la demanda de forma gratuita. Pero en ese momento crítico, pensé en Dafa y abrí Zhuan Falun».

Shuyun tuvo un cambio drástico en su corazón mientras leía Zhuan Falun. Mientras recordaba escenas de su vida matrimonial, se dio cuenta de que deshacerse del odio y el rencor era la única forma de alcanzar la calma y la compasión. Dijo: «Estuve a punto de demandarlos, pero Dafa me dio una gran fuerza y me ayudó a eliminar mi deseo de salvar las apariencias y mis emociones humanas. Me sentí como si hubiera renacido».

A medida que estudiaba el Fa, sus celos y el resentimiento fueron desapareciendo y acabó aceptando el divorcio. Sus celos y resentimiento por la traición de su esposo y amiga desaparecieron, y en su lugar se sintió en paz con el mundo. Según Shuyun, Falun Dafa le mostró el camino para salir de su desgracia conyugal y le dio la fuerza para afrontar el sufrimiento.

Relación predestinada con Dafa

Tras retirarse de la función pública, Shuyun trabaja como mediadora en un organismo público. A pesar de la típica atmósfera tensa entre las partes enfrentadas, afronta cada caso con una mentalidad tolerante y caritativa. «Les digo que no hay bien ni mal, sino diferencias de opinión. A veces les digo que las situaciones actuales pueden deberse a factores de nuestras vidas pasadas. Si todas las partes están dispuestas a dar un paso atrás y trabajar por la reconciliación, no será necesario gastar dinero y energía acudiendo a los tribunales. También les informo que recibirán un regalito especial de mi parte después de la reunión».

Muchas partes dejaron de discutir tras oír sus palabras, curiosas por su regalito. «Después de cada mediación exitosa, obsequiaba a todos con un ejemplar del último Semanario Minghui. Si alguien empezaba a preguntarme si practicaba Falun Dafa, le presentaba más a fondo la práctica. Sé que todos aquellos con los que me he relacionado tienen una relación predestinada y pueden llegar a aprender Falun Dafa.

«Hay un breve pasaje en el libro Viaje al Oeste que dice: 'Es difícil obtener un cuerpo humano, es difícil nacer en China y es difícil encontrarse con un Fa recto. Por el contrario, poseer los tres es la mayor bendición'. Yo poseo los tres requisitos y me cuento entre los más afortunados de este mundo. Espero sinceramente que todos no desaprovechen esta rara oportunidad que sólo se presenta una vez en muchas vidas».