(Minghui.org) A menudo aclaro la verdad sobre Falun Dafa y la persecución a la gente que encuentro en la calle, y sus respuestas son sorprendentemente conmovedoras. Me doy cuenta de que las personas que me encuentro al azar tienen una relación predestinada con Falun Dafa. Me gustaría compartir algunas historias conmovedoras.
Un anciano
Un día, a mi hijo y a mí se nos acercó un anciano delante de un banco. Nos pidió que le ayudáramos a sacar dinero del cajero automático porque no sabía manejarlo. Aceptamos ayudarle y le dio a mi hijo su tarjeta bancaria y un papel con su contraseña. Después de que mi hijo le diera el dinero y la tarjeta, le entregó un billete de 100 yuanes y se marchó rápidamente.
Le gritamos que no tenía que pagarnos e intentamos alcanzarle. No quiso que le diéramos el dinero y siguió corriendo, diciendo: «Quiero darle una recompensa al chico, fue difícil encontrar a alguien que me ayudara». Temeroso de que se cayera y se hiciera daño corriendo, accedí a no devolverle el dinero. Le pedí su número telefónico y le dije que me gustaría visitarles a él y a su mujer algún día, y aceptó.
Le visité más tarde y le llevé algunos regalos. Él y su mujer se alegraron de verme y prepararon comida. Hablamos durante dos horas como viejos amigos, y les conté los hechos de la persecución a Falun Dafa por parte del Partido Comunista Chino (PCCh). La pareja acordó renunciar al PCCh y sus organizaciones afiliadas.
Antes de irme, le entregué un billete con la frase «Verdad-Benevolencia-Tolerancia» y le dije que recordarla le mantendría a salvo. Sonrió, tomó el billete con cuidado y me dijo que lo guardaría en la cartera.
Ayudar a un hombre en una tienda
Estaba de compras con mi hermana cuando un hombre preguntó al dueño si podía darle dinero electrónico a cambio de la misma cantidad de efectivo. El dueño se negó, así que me ofrecí a ayudarle. Salimos los tres y nos dijo que necesitaba el dinero para ver a un psiquiatra de la ciudad. Le dije que si un hombre mejoraba su moral, también mejoraría su salud física.
Luego le dije que el PCCh calumniaba y perseguía a los practicantes de Falun Dafa, que se esfuerzan por ser buenas personas. Si no fuera por la persecución, muchos chinos adoptarían los valores de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y gozarían de buena salud mental y física.
Después de que conociera los hechos de Falun Dafa y la persecución, le dije que recordara y dijera: «Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno». Me dijo que no conocía bien el mandarín y que le sería más fácil recordar la frase si yo la pronunciaba en mongol.
Para ayudarle, le escribí la pronunciación de la frase en sílabas mongolas. Dobló el papel con cuidado, se lo guardó en el bolsillo y renunció de buen grado al PCCh. Antes de irse, nos dio las gracias por nuestra amabilidad.
En un autobús
Iba en autobús cuando una mujer subió y no encontró ni un yuan para pagar el billete. Intentó pagar con la aplicación de su móvil, pero no lo consiguió. Le di un yuan. Avergonzada me dio las gracias con una sonrisa. Después de sentarse, rebuscó en su bolso en busca de monedas. Le dije que no se preocupara y que no era para tanto. Me dijo que hoy en día era raro encontrarse con una buena persona.
Me incliné hacia ella y le susurré: «Por favor, recuerda: Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno». Sus ojos se iluminaron. Me miró y dijo emocionada: «Lo haré».
Parecía que conocía Falun Dafa y la persecución en curso. Me dijo su nombre y su dirección, y que podía visitarla si necesitaba algo.
Un acto de amabilidad al azar es una buena forma de validar Falun Dafa.
En la calle
Hace casi diez años, fui a un restaurante a comprar comida para unos invitados que venían de visita. Mientras esperaba un taxi, se me acercaron dos mujeres con un niño. Me dijeron que venían del sur de China y necesitaban dinero para volver a casa.
Sin dudarlo, les ofrecí la comida caliente y les di 70 yuanes. Luego entregué a una de ellas un billete con las palabras: «Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno». Les dije que recordaran las palabras y serían bendecidos. La mujer que tomó el billete tenía cara de emoción y le dijo a la otra: «Es Falun Dafa». Ella asintió y me dio las gracias.
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