(Minghui.org) La primera vez que sostuve el libro Zhuan Falun, sentí profundamente, «este es mi futuro». Cuando leía Cultivación genuina, a menudo se me salían las lágrimas. Entonces no entendía por qué, pero ahora sí. Shifu dijo: «Lean más el libro –el Fa está en el libro, y todo lo que puedo usar para ayudarlos está en el Fa– para que vuestro yeli pueda ser eliminado» (Exponiendo el Fa en el Fahui de Singapur).

Estaba decidida a practicar Falun Dafa y seguir estrictamente las enseñanzas de Shifu. Todos los días, además de estudiar el Fa, me levanto alrededor de las 3 de la mañana y practico los ejercicios. Envío pensamientos rectos tan a menudo como puedo, aclaro la verdad sobre la persecución y hago las tres cosas que Shifu nos pidió que hiciéramos. He hecho esto durante más de veinte años.

Nací en un pueblo rural de la provincia de Hubei. Cuando tenía veinte años trabajaba en una granja de cacahuetes. Alguien me dijo: «Aún eres joven, ¿por qué no vas a trabajar a la ciudad?» Así que me fui a la capital de la provincia. Todo en la ciudad era nuevo para mí, y pensé: «¡Vaya! La vida en la ciudad es tan romántica, como sacada de una película». Al año siguiente, falleció mi madre. Me traje a mi hermana pequeña a la ciudad para trabajar y monté un pequeño negocio.

Cuando tuve mi propia casa, empezaron a venir otros practicantes a estudiar el Fa y creamos un grupo de estudio del Fa. Cada vez venían más practicantes. La persecución estaba en su apogeo, y cada vez que sentía miedo, enviaba fuertes pensamientos rectos y pedía a Shifu que me fortaleciera. Durante más de diez años, nuestro grupo de estudio del Fa nunca se detuvo. Muchos practicantes que sufrían yeli de enfermedad grave pudieron identificar sus apegos profundamente arraigados mediante el estudio del Fa, la discusión de sus experiencias y la comparación con las enseñanzas de Shifu en este entorno de grupo. Al rectificarse a sí mismos, superaron los síntomas de enfermedad.

Cuando estos practicantes gravemente enfermos se alojaban en mi casa, a menudo miraba al cielo lleno de estrellas y decía: «¡El cielo está lleno de ojos, el cielo está lleno de seres divinos!» Recitaba el Hong Yin de Shifu para fortalecer mis pensamientos rectos y eliminar mi miedo. Con la protección de Shifu y la ayuda de los seres divinos, pude superar una prueba tras otra.

Identificación y eliminación de mis ataduras

En los primeros días de mi cultivación, el demonio de la lujuria aparecía a menudo en mis sueños, y mis reacciones variaban. Me sentía profundamente turbada y triste, y pensaba: «Si esto continúa y no puedo superar esta prueba, ¿no será en vano mi cultivación?» No, debo decidirme: estudiar más el Fa, memorizarlo, mirar constantemente dentro de mí y asimilarlo para corregirme.

Después de examinarme repetidamente, descubrí la causa de mi apego a la lujuria. Cuando era joven leía novelas románticas y, al despertar mis emociones, soñaba con un joven agraciado sobre el que leía en las novelas. Este yeli de pensamiento seguía acechando en dimensiones más profundas y yo no lo había eliminado. Una vez que identifiqué la raíz del problema, envié repetidamente pensamientos rectos para erradicarlo. Sin embargo, mi esfuerzo era inconsistente: a veces conseguía mantener mi xinxing en sueños, pero otras veces no lograba resistir la tentación.

Una vez, tuve que colaborar con un practicante masculino. Un pensamiento surgió en mi mente: «Tenemos una relación pura y recta como compañeros de cultivación». Tan pronto como surgió este pensamiento, el carácter chino «rectitud» apareció en mi mente, y en ese momento, sentí un significado más profundo del Fa dentro de él. De repente, ¡me iluminé! Debo eliminar la interferencia de la lujuria, disciplinarme estrictamente como cultivadora, mantener constantemente mi corazón recto, cultivarme sólidamente y esforzarme por ser una practicante calificada de Falun Dafa.

Shifu dijo: «…una rectitud suprime cien perversidades» (Preguntas y respuestas en la Enseñanza del Fa en GuangzhouZhuan Falun Fajie) Mantuve las enseñanzas de Shifu en mi mente. La interferencia de la lujuria en mis sueños fue así disuelta, y finalmente superé esta tribulación.

A veces también tenía apego a evitar el trabajo y miedo a la suciedad. Intenté eliminarlo y cultivar un corazón compasivo. A través de este proceso, llegué a experimentar el estado de «... y así cultivarte e iluminarte recta y altruistamente» (La naturaleza fo no tiene ningún punto débil, Escrituras esenciales para mayor avance).

Por ejemplo, una practicante que dirigía un negocio tosió durante mucho tiempo. Estudié el Fa con ella, practiqué los ejercicios, compartí mis entendimientos, envié pensamientos rectos, busqué en mi interior las brechas y pedí a Shifu que fortaleciera nuestros pensamientos rectos. La primera noche, sentí que una fuerza fría me atacaba de repente, pero permanecí impasible, pensando: «No puede afectarme». La noche siguiente, otra oleada de energía fría me rodeó. Mi primer pensamiento fue gritar: «¡Shifu!» y recité los versos de rectificación del Fa para eliminarla. Aquel extraño escalofrío desapareció rápidamente.

Para esclarecer bien la verdad, salvar a más gente y cumplir con mi responsabilidad y misión, persistí en memorizar el Fa todos los días, enviar pensamientos rectos durante largos períodos y salir a esclarecer la verdad cara a cara. Al principio, no sabía cómo hablar de ello, así que seguía a los practicantes experimentados y enviaba pensamientos rectos mientras ellos hablaban. Bajo la guía de Shifu, aprendí a aclarar la verdad sobre la persecución.

Me acerqué a la gente con compasión, hablando en un tono amable y gentil, y con una conducta sencilla y sincera. La gente escuchó y muchos renunciaron al Partido Comunista Chino (PCCh) y sus organizaciones afiliadas. Algunos se resistieron al principio, pero cuando se dieron cuenta de que yo sólo quería lo mejor para ellos su actitud cambió y accedieron a renunciar al PCCh.

A veces me encontraba con alguien que me sonreía. Cuando les devolvía la sonrisa y les saludaba, hablábamos y accedían a renunciar al PCCh. Los otros practicantes pensaban que me había encontrado con un viejo conocido. Pero nunca nos habíamos visto antes: la gente espera ser salvada, y Shifu me trae a estas personas predestinadas.

Durante más de diez años, día tras día, año tras año, he salido a aclarar la verdad casi todos los días. También animo a otros practicantes a venir, y cumplir nuestra misión histórica como discípulos de Dafa.

¡Estoy profundamente agradecida a nuestro compasivo y gran Shifu por concederme lo mejor de todo!