(Minghui.org) Aunque tengo más de 80 años, me mantengo sana y activa gracias a mi práctica de Falun Dafa. Me gustaría contarles cómo Shifu, restauró mi coxis después de que mantuve mi fe en las enseñanzas (Fa).
Cuando estaba haciendo el ejercicio de meditación de Falun Dafa en marzo de 2022, de repente me incliné hacia la derecha. Sentí la pierna izquierda rígida y entumecida. Cuando me toqué la nalga izquierda, había una protuberancia del tamaño de un huevo. Parecía como si un gran trozo de hueso estuviera justo debajo de la piel. No me dolía ni me picaba, sólo me resultaba incómodo.
Sabía que no era una enfermedad, así que le dije: «Seas lo que seas, no te quiero y no deberías estar aquí. Yo solo sigo el camino que Shifu ha dispuso para mí, y nada debe interferir conmigo. El universo está siendo rectificado por un camino recto, y espero que elijas sabiamente asimilarte al camino del universo».
Después de eso, dejé de pensar en la protuberancia. Realicé todas las tareas de casa como de costumbre e hice las tres cosas todos los días.
Cuando le mencioné a mi hermana lo que había sentido, insistió en que fuera al hospital con ella. Le dije que no se preocupara y que en unos días estaría bien. Por más que intentó persuadirme, no me movió. Al final desistió porque comprendió que Falun Dafa es bueno y puede resolver los problemas de salud.
Prolongué mi tiempo de lectura del Fa y, cuando meditaba, procuraba sentarme con la espalda recta y el pecho erguido. Un día noté que mi pierna ya no estaba tan rígida como antes. Toqué la protuberancia y sentí que se había encogido y desplazado hacia mi espalda. Supe que Shifu me estaba ayudando.
Me tranquilicé, centrándome en buscar dentro de mí, y encontré muchas nociones: No me gustaba que me criticaran, decía cosas sin pensar y seguía teniendo pensamientos degenerados. Todas las nociones que tenía procedían del egoísmo, no eran mi verdadero yo, y no quería ninguna de ellas. Le pedí a Shifu que me ayudara a eliminarlas.
A finales de marzo, a menudo sentía que algo se arrastraba por mi pierna cuando hacía los ejercicios o estudiaba las enseñanzas. Me aparecieron unos bultos rojos en las nalgas y la espalda, que me picaban cuando me daba el viento. Varios días después, desaparecieron y pude volver a enderezar la espalda. La protuberancia desapareció. Me pregunté adónde había ido a parar aquel trozo de hueso, así que lo busqué. Descubrí que el coxis, que me habían extirpado quirúrgicamente cuando sufrí dolor de coxis, ¡estaba allí! Mi alegría era indescriptible y agradecí a Shifu su inmensa gracia.
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