(Minghui.org) El Sr. Wang Hongjie, un residente mentalmente sano de la ciudad de Hefei, provincia de Anhui, fue retenido dos veces en hospitales psiquiátricos durante años y años, simplemente porque no renunciaba a su fe en Falun Gong. Perdió todos los dientes y quedó postrado en cama cuando fue puesto en libertad en 2013. Después de luchar contra una salud débil durante años, falleció en octubre de 2018. Tenía 65 años.

La Sra. Li Chunlian, de la ciudad de Wuhan, provincia de Hubei, fue ingresada en el Hospital Psiquiátrico de Wanji tras su arresto el 16 de junio de 2022 por practicar Falun Gong. Experimentó una importante pérdida de peso y fue incapaz de reconocer a su familia cuando la visitaron a principios de octubre de 2022. Permaneció muy débil tras ser dada de alta el 8 de abril de 2023. Falleció repentinamente el 11 de noviembre de 2024.

Ya en la década de 1960, el Partido Comunista Chino utilizaba el internamiento involuntario en hospitales psiquiátricos como forma de castigar a las personas mentalmente sanas consideradas «enemigas del Estado». Esta práctica se adoptó ampliamente cuando comenzó la persecución a Falun Gong en julio de 1999, en la que los practicantes mentalmente sanos son detenidos en hospitales psiquiátricos, prisiones y centros de lavado de cerebro, sometidos a brutales torturas y a la administración involuntaria de fármacos.

Un memorándum interno «anti sectas» del régimen comunista afirmaba: «Se pueden utilizar fármacos si es necesario para lograr el objetivo de la “transformación” científica mediante enfoques médicos y la política de experimentos clínicos».

Según una investigación de la Organización Mundial para Investigar la Persecución a Falun Gong, entre julio de 1999 y abril de 2003, al menos 1.000 practicantes mentalmente sanos fueron sometidos a «tratamientos psiquiátricos». En el caso mencionado del Sr. Wang, estuvo retenido en un hospital psiquiátrico durante siete años. La Sra. Lu Xiuli, de Shanghai, fue retenida involuntariamente en hospitales psiquiátricos en 20 ocasiones. Falleció en febrero de 2021, tras luchar contra un trastorno mental inducido por abusos y otras afecciones médicas.

La administración involuntaria de fármacos se realizaba principalmente mediante inyección o alimentación forzada, a menudo acompañada de descargas eléctricas o ataduras insoportables de las extremidades. Algunos practicantes perdían la vista o el oído; otros sufrían dolores de cabeza intensos y duraderos; algunos quedaban incapacitados; otros caían en un estado delirante; y algunos fallecían. Según la información recopilada por Minghui.org, hasta el 20 de noviembre de 2023, al menos 161 practicantes murieron a causa de la administración involuntaria de fármacos, incluidos 39 que murieron bajo custodia y otros 122 que fallecieron tras ser puestos en libertad.

Hospitales psiquiátricos de toda China estuvieron implicados

Según el informe de la Organización Mundial para la Investigación de la Persecución a Falun Gong, el 83% de los más de 100 hospitales psiquiátricos de 15 provincias admitieron haber «tratado» a practicantes de Falun Gong. En cuanto al 17% restante, que negó haber admitido nunca a practicantes de Falun Gong, los propios practicantes denunciaron casos de detención. Un ejemplo fue el Hospital Psiquiátrico Handan Ankang, en la provincia de Hebei. Aunque el hospital dijo que nunca había admitido a un practicante de Falun Gong, el Sr. Yang Baochun denunció que allí le administraron fármacos tóxicos durante seis años.

Practicantes mentalmente sanos detenidos

La Sra. Wu Xiaohua, exprofesora asociada del Instituto de Arquitectura e Industria de la provincia de Anhui, ingresó en el Departamento de Psiquiatría del Cuarto Hospital Popular de Hefei en 2001. Durante casi 10 meses, médicos y enfermeras le inyectaron y suministraron fármacos que dañaron su sistema nervioso central. Al principio, le daban estos fármacos tres veces al día, un puñadito cada vez. Más tarde, le dieron las pastillas tres veces al día, unas cuatro cada vez. Al final, le daban 1-2 pastillas tres veces al día. Pidió muchas veces que le suspendieran la medicación, pero fue en vano. Empezó a moverse lentamente, dormía profundamente y era difícil despertarla. Su mente estaba confusa, sus ciclos menstruales se habían interrumpido, reaccionaba con lentitud y, cuando estaba despierta, no podía estarse quieta.

Los médicos también utilizaban agujas eléctricas para electrocutar a la Sra. Wu. Todos los días le clavaban una aguja eléctrica en la sien, lo que provocaba espasmos nerviosos en todo el cuerpo. Sentía mucho dolor y como si le arrancaran el pelo del cuero cabelludo. Cuando le aplicaron las descargas eléctricas, la ataron a la cama y el médico la amenazó con aumentar el voltaje si no cooperaba.

Seis meses después, el médico Li Wan confesó a la Sra. Wu: «Te he observado durante mucho tiempo y no tienes ninguna enfermedad mental. Las autoridades del régimen han dado órdenes de que se te administre cierta medicación».

Detención arbitraria de hasta 12 años

Como ya se ha mencionado, algunos practicantes fueron retenidos en los hospitales psiquiátricos durante largos periodos de tiempo, a veces más de una década.

El Sr. Zhang Yulong, ingeniero de la ciudad de Nanjing, provincia de Jiangsu, estuvo retenido en el Hospital del Cerebro de Nanjing durante 12 años. Su esposa se vio obligada a divorciarse de él y se le concedió la custodia de su hijo. Sufrió una crisis mental y es incapaz de cuidar de sí mismo.

El Sr. Liu Yong, exempleado del Grupo Siderúrgico Handan, en la provincia de Hebei, ingresó en el Sexto Hospital de Baoding en 2001, donde también permaneció 12 años. Le administraron fármacos e inyecciones tóxicas para el sistema nervioso central y estuvo a punto de morir.

Criterios para aprobrar el alta

La mayoría de los practicantes que fueron llevados a hospitales psiquiátricos habían sido sometidos previamente a torturas y coacciones por las estaciones de policía locales, los comités residenciales, los centros de lavado de cerebro o las prisiones. Cuando las autoridades no pudieron obligarles a renunciar a su fe por la fuerza y la violencia, intentaron cambiarlos mediante fármacos psiquiátricos.

En el caso de una practicante de la ciudad de Taicang, provincia de Jiangsu, el hospital psiquiátrico escribió en su motivo de ingreso: «Fue enviada aquí por la policía porque creía firmemente en Falun Gong». Cuando más tarde fue dada de alta tras ser obligada a renunciar a Falun Gong, el hospital anotó: «Su alta fue aprobada porque adquirió la comprensión correcta sobre Falun Gong».

La Ley de Salud Mental china aprobada en 2012 estipula claramente que para que alguien sea ingresado en hospitales psiquiátricos, debe estar «gravemente enfermo» y correr el riesgo de «ser perjudicial para la sociedad.» Sin embargo, a pesar de que los practicantes de Falun Gong mentalmente sanos no cumplían ninguno de estos dos criterios, el personal médico seguía admitiéndolos, citando órdenes superiores.

Al mismo tiempo, aunque los hospitales psiquiátricos reconocen que los practicantes no padecen ningún trastorno mental, siguen recetándoles fármacos psiquiátricos o inyecciones. Cuando los practicantes seguían firmes en Falun Gong, los hospitales aumentaban las dosis de los fármacos o empezaban a utilizar descargas eléctricas. Si los practicantes accedían a escribir una declaración para renunciar a Falun Gong, cumplían los criterios para ser dados de alta.

Recreación de la tortura: agujas eléctricas

El Sr. Zhao Xianghai, operador de grúa en la Compañía de Hierro y Acero de la ciudad de Xiangtan, provincia de Hunan, estuvo retenido en el Hospital Mental de la ciudad de Xiangtan durante seis años. Los médicos dijeron que, para que le dieran el alta, primero debía pagar su factura médica y también renunciar a practicar Falun Gong.

Una practicante informó de que experimentó un dolor insoportable tras recibir una inyección en el Hospital Psiquiátrico de la ciudad de Xuzhou, en la provincia de Jiangsu. Fue tan doloroso que no pudo evitar golpearse contra la pared. Cuando preguntó a la enfermera por qué le estaban administrando esos fármacos tóxicos, ésta respondió que sólo estaban haciendo su trabajo y que tenían que seguir las órdenes de sus supervisores. Dijeron que la única forma de detener la inyección era que la practicante renunciara a Falun Gong.

Las nefastas consecuencias de los «tratamientos»

La Sra. Guo Min, empleada de la sucursal de la ciudad de Xima de la Oficina de Impuestos de Xishui, provincia de Hubei, fue detenida en marzo de 2000 por llevar libros de Falun Gong. Fue trasladada al hospital psiquiátrico de Kangtai, en la ciudad de Huanggang, y tratada como enferma mental. Posteriormente, en 2002, fue trasladada al hospital psiquiátrico del condado de Xishui, donde permaneció detenida ocho años. A la Sra. Guo le administraron fármacos que dañaban el sistema nervioso central, lo que le provocó amenorrea (ausencia de menstruación) durante seis años y le hincharon tanto el estómago que parecía una mujer muy embarazada. Tras permanecer ingresada en dos hospitales psiquiátricos durante 10 años, la Sra. Guo murió el 4 de agosto de 2011. Tenía 38 años.

El Sr. Su Gang, ingeniero informático de la empresa petroquímica Qilu de la provincia de Shandong, fue enviado al hospital psiquiátrico Weifang Changle el 23 de mayo de 2000. Tras ser drogado durante nueve días en el psiquiátrico, el Sr. Su fue entregado a su padre. En ese momento, sus ojos estaban apagados y sin expresión, su reacción era lenta, sus miembros estaban rígidos, su rostro pálido y estaba extremadamente débil. Falleció ocho días después, el 10 de junio, debido a un fallo cardíaco. Tenía 32 años.

La Sra. Ma Yanfang, empleada de la fábrica de cerámica de la ciudad de Zhucheng, en la provincia de Shandong, fue a Beijing a hacer una apelación a favor de Falun Gong en abril de 2000. Posteriormente fue arrestada y trasladada al Hospital Mental de Zhucheng. Los médicos le administraron fármacos psiquiátricos, lo que le causó la muerte dos meses después en el hospital, en septiembre de 2000. Tenía 33 años.

Cuando Liu Xiaolian, residente en la ciudad de Chibi, provincia de Hubei, fue detenida por cuarta vez en abril de 2006 por practicar Falun Gong, en lugar de detenerla en un centro de detención, los funcionarios la llevaron directamente al hospital psiquiátrico local de Pufang. Le inyectaron drogas desconocidas por vía intravenosa durante 24 horas. Todo su cuerpo se oscureció y perdió el conocimiento durante dos días. Cuando volvió en sí, se quedó muda.

Poco después de su liberación, la Sra. Liu fue arrestada en septiembre de 2006 y retenida de nuevo en el hospital psiquiátrico de Pufang, donde a menudo la alimentaban a la fuerza, le aplicaban descargas eléctricas y la drogaban con sustancias desconocidas. Todo su cuerpo se hinchó y su piel se volvió opaca. Cuando la llevaron a un hospital para hacerle una ecografía, el médico se sorprendió al ver que su corazón estaba tan dañado que los ventrículos eran incapaces de cerrarse. Murió la tarde del 26 de octubre de 2008. Poco después, un funcionario de la Oficina 610 de la ciudad de Chibi llamó a los funcionarios locales para felicitarles por su muerte.

La Sra. Lu Hongfeng era subdirectora de una escuela primaria de la ciudad de Wuling, en la Región Autónoma Hui de Ningxia. En marzo de 2000, la Oficina de Educación de Wuling suspendió su empleo porque había firmado una carta de petición para solicitar el cese de la persecución a Falun Gong. El 7 de junio de 2000, su esposo, junto con las autoridades, la enviaron a un hospital psiquiátrico. La ataron a una cama del hospital y le inyectaron ocho veces la dosis normal de un determinado medicamento, para obligarla a renunciar a Falun Gong. Tras cinco días de tortura en el hospital psiquiátrico, el sistema nervioso de la Sra. Lu quedó destruido y se debilitó mucho. La enviaron de vuelta a casa en julio de 2000, pero su esposo siguió inyectándole grandes dosis de fármacos, hasta que murió el 6 de septiembre de 2000. Tenía 37 años.

La Sra. Lyu Yanfei fue directora de la Asociación de Mujeres del Distrito de Chuanshan, en la ciudad de Suining, y miembro del Consejo Popular del municipio. Fue trasladada al hospital psiquiátrico de Beigu tras ser arrestada el 2 de marzo de 2006. Un médico le inyectó drogas por la fuerza, lo que le provocó falta de sensibilidad y movilidad en la lengua durante tres días.

Posteriormente, la Sra. Lyu fue trasladada al hospital de Minkang, donde la ataron repetidamente, la alimentaron a la fuerza y le inyectaron grandes dosis de drogas desconocidas. Como consecuencia, se quedó ciega, perdió todo el pelo, se desorientó mentalmente y no pudo conciliar el sueño. También se le hincharon las piernas y perdió la memoria.

La Sra. Qi Bingshu, de unos 60 años, es nieta del famoso pintor Qi Baishi. Ella misma es también una conocida pintora. Como se negó a renunciar a Falun Gong, su hermano la llevó al hospital psiquiátrico Daliushu de Beijing. Los médicos afirmaron que padecía un «trastorno mental por Qigong» y le inyectaron fármacos desconocidos. También afirmaron que no podía ser dada de alta hasta que terminara el «incidente» con Falun Gong. Un año después la llevaron al campo de trabajo forzado de Xin'an. Como resultado de la detención y la tortura, su pelo se volvió gris y sus manos temblaban involuntariamente, lo que le dificultaba enormemente pintar.

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