(Minghui.org) Tengo una amable colega que se angustia cuando encuentra contratiempos en su vida. Después de que le presenté Falun Gong (también llamado Falun Dafa), reconoció la bondad de Dafa (la Gran Ley) y participó en el estudio en grupo. Se sintió muy feliz. Desgraciadamente, dejó de practicarlo cuando comenzó la persecución en China en 1999. Unos años más tarde, ella y su esposo se convirtieron al cristianismo después de que a ella le diagnosticaran una enfermedad terminal. Quedó postrada en cama y su esposo se hizo cargo de ella.

La visitaba a menudo y le contaba cosas sobre Dafa. Me dijo que se arrepentía de haber dejado la práctica y que, al ver los cambios en mí, quería volver a cultivarse. Le di un ejemplar de Zhuan Falun, pero debido a las objeciones de su esposo, desistió de la idea y me devolvió el libro.

Un día, su esposo me llamó para decirme que se estaba muriendo y me preguntó si podía verla por última vez. Cuando llegué, la vi muy dolorida e incoherente. Su alma parecía ir y venir. No paraba de gritar la palabra «infierno». En un momento de lucidez, sintió mi presencia y me habló. Queriendo que recordara Dafa en sus últimos momentos de vida, le dije que recitara «Falun Dafa es bueno», pero no reconoció que me había oído decir la frase y no la repitió.

Me quedé con ella más de una hora. Como no le ayudaba en nada, decidí irme a casa. De repente se puso lúcida y me preguntó muy claramente porqué me iba. En ese momento de sobriedad, me dijo que estaba rodeada de muchos elementos malignos. Le dije que si recitaba «Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno», esos elementos malignos no se atreverían a acercarse. Al principio, no podía recordar las dos frases, así que se las enseñé palabra por palabra.

Cuando terminamos de recitarlas, se tranquilizó y parecía dormida. Me sentí aliviada y salí de su habitación. Le dije a su hijo que se pondría bien. El hijo no me creyó y me dijo que su madre llevaba dos días así.

Dos días después, su esposo llamó y dijo emocionado que su esposa se había recuperado. Cuando hablé con ella por teléfono, su voz era firme y segura. Llevaba más de diez años paralizada y solía tener una voz débil. Me dijo, «una vez dijiste que yo había venido del cielo. Es cierto. Volé al cielo con muchas hadas. Las hadas dijeron que yo era una santa que había vuelto a casa».

Le pregunté si recordaba las palabras que debía recitar, y en voz muy alta dijo: «Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno». Su esposo colgó rápidamente el teléfono, temiendo que pudiera estar pinchado. De hecho, su esposo lee a menudo los artículos de The Epoch Times. Comprende profundamente la naturaleza malvada del Partido Comunista Chino (PCCh), pero le tiene miedo porque sus padres fueron perseguidos por su religión.

Cuando volví a visitarla, me contó lo que vio en el cielo y en el infierno.

Me dijo: «Caí en el infierno cuando no estaba lúcida. El infierno era como una interminable carretera de montaña con vallas a ambos lados, de la que nadie puede escapar. Había todo tipo de fantasmas. Tenían un aspecto extraño, feo y aterrador, y sólo podían llevar ropa negra o azul. Estoy demasiado asustada para recordar ninguna de las otras escenas que vi».

Continuó: «Cuando volé al cielo con las hadas, vi muchos dioses. Vi varios colores que no tenemos en nuestro mundo. Era tan hermoso que no puedo describirlo con palabras. También vi tu imagen, que se movía y se veía hermosa, como si estuvieras maquillada».

Cada vida debe asimilarse al Fa del universo. Un solo pensamiento puede cambiar enormemente la situación de una persona.