(Minghui.org) (Continuación de la Parte 1)

Los practicantes de Falun Dafa en Rumania se cultivan diligentemente de acuerdo con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia que el fundador de Falun Dafa, el Maestro Li Hongzhi, explicó en Zhuan Falun. Se esfuerzan por ser compasivos y eliminar sus malos hábitos.

En el 30.º aniversario de la publicación de Zhuan Falun, quieren contarles a los demás cómo este libro mejoró -y sigue mejorando- sus vidas.

Leer Zhuan Falun saca mi lado bueno

Anca empezó a practicar Falun Dafa hace 23 años. Conoció Falun Dafa a través de un amigo que enseñaba kung fu. Cuando conoció Falun Dafa, le dijo muchas veces que había encontrado «algo auténtico». Curiosa, le pidió que le prestara Zhuan Falun.

Anca y su esposo

«Años después aún recuerdo que me sentí feliz cuando metí el libro en mi mochila. No entendía cómo, pero sentí que mi vida estaba a punto de cambiar para mejor», dijo. En cuanto leyó el libro, sintió que era realmente algo extraordinario.

«Pude sentir cómo lo que Shifu decía en el libro llegaba directamente a lo bueno que había en mí y lo sacaba a la luz. Comprendí claramente, algo que tanto había anhelado, que lo único que importa en esta vida -seas rico o pobre, tengas éxito o no, seas admirado o no, feliz o agobiado por la desgracia- es ser una buena persona, porque eso es lo único que te llevas cuando te vas», dijo Anca.

Una de las primeras cosas que comprendió tras leer el libro fue cómo cambiar de verdad su comportamiento. Era hija única de padres sobreprotectores y no estaba acostumbrada a las dificultades, así que bebía alcohol para escapar de las dificultades y el dolor mental. Aunque intentó dejar de beber muchas veces, volvía a la botella ante la menor infelicidad.

«Gracias a Zhuan Falun, comprendí que las dificultades tienen su propósito, y lo esencial es cómo las superamos, cómo las soportamos, sin odio, ni resentimiento o frustración», dijo Anca. Este principio, unido a los ejercicios físicos, purificó su cuerpo. Ya no sentía la necesidad de beber y lo dejó por completo.

«Me convertí en un ser humano fuerte que podía soportar el dolor sin volverse irracional ni perder el control de sí misma. Ahora me esfuerzo por ser mejor persona y seguir los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, afirma.

Esta resistencia mental acabó traduciéndose en resistencia física. Anca se dio cuenta de que había recuperado la salud. Antes de empezar a practicar, incluso los pequeños cambios en el entorno, como un clima más frío, la afectaban. Ahora dice que «todo su cuerpo se siente fuerte».

Cuando nacieron sus hijos, la mejora de su salud física le fue muy útil. «Aunque no llevaba una dieta muy sana y no había tomado ningún suplemento, los resultados de todas sus pruebas prenatales fueron óptimos, y el médico estaba asombrado», dijo Anca. «Mis hijos nacieron de forma natural y sin problemas cuando yo tenía 34 y 36 años. No tuve miedo de dar a luz, ni durante los partos ni después».

Anca, que ahora tiene 46 años, es abogada de asilo y ayuda a refugiados. Se considera muy afortunada por formar parte de las decenas de millones de personas de todo el mundo que se han beneficiado de la lectura de Zhuan Falun.

«No importan las dificultades, los tropiezos en el camino, las dudas sobre si podría llegar a ser mejor persona, siempre he encontrado respuestas y soluciones benévolas en las enseñanzas», dijo. «No puedo imaginar lo que habría sido mi vida de otro modo».

Romper el ciclo del maltrato familiar

Diana dijo que Zhuan Falun le ayudó a dar sentido a su infancia. Al crecer en un hogar desestructurado, ella y su hermana sufrieron mucho a manos de sus padres. Su padre era un alcohólico violento. Lidiar con un esposo así hizo que su madre también fuera violenta, y las dos hijas soportaron sus arrebatos.

Diana lee Zhuan Falun

«Mi padre murió cuando yo tenía 13 años, tras años de abusos y violencia. Me miré a mí misma y tuve una epifanía. Vi que, aunque estaba muy resentida con él y con su forma de actuar, en muchos aspectos yo era exactamente como él», dice Diana. «A menudo elegía la violencia como respuesta al malestar. No me importaban los demás ni sus sentimientos ni el impacto que mis acciones tenían en la gente de mi entorno».

Se dio cuenta de que muchas cosas que creía que eran sus propios pensamientos y comportamientos eran simplemente «repetir el comportamiento de otros» y que las cosas en el mundo no eran tan permanentes como parecían. «A esa edad, me prometí  que, en esta vida, sin importar lo que me sucediera, intentaría encontrar la verdad y convertirme en una persona auténtica», afirma Diana.

Diana luchó en su búsqueda de la verdad. No podía entender cómo la gente podía ser tan cruel con los demás, como lo eran sus padres. Se deprimió. El novio de su madre también era alcohólico y continuó el ciclo de malos tratos. Aunque con el tiempo pudo hacer las paces con su familia, seguía teniendo muchas preguntas sobre la vida y por qué las cosas tenían que ser tan duras.

Diana tenía 25 años cuando leyó Zhuan Falun. «Me quedé maravillada», dice. «Todas las preguntas que tenía sobre el sentido de la vida -por qué estamos aquí, por qué sufre la gente, cómo salimos del sufrimiento- tenían respuesta en este libro.

«Llevaba años buscando una práctica espiritual, pero nada encajaba. Todas parecían superficiales, complicadas o demasiado limitadas. Pero este libro lo tenía todo. Simple, claro, pero tan complejo al mismo tiempo».

Hoy, después de cultivarse durante ocho años y alinear sus palabras y acciones con los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, Diana dice que su salud mental y física, sus relaciones sociales y su ética laboral han mejorado. Y lo que es más importante, ha podido superar la influencia de los malos tratos de sus padres en su personalidad.

«Zhuan Falun es realmente un regalo precioso que no podré devolver», dijo Diana. «Probablemente habría acabado como mis padres. El yeli era tan grande en esta familia, que fueron pasando esas tribulaciones de generación en generación, y nadie fue capaz de romper ese ciclo hasta ahora».