(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 2007. A lo largo de mi cultivación, experimenté muchos altibajos, desafíos y milagros. Estoy agradecida a Shifu por tomarme como su discípula y por todos los sacrificios que hizo por mí.

No tuve una infancia bonita. Era tímida, tenía mucho miedo y sufrí mucho. Nací en Suiza. Cuando tenía unos seis años, viví con una familia de acogida suiza durante casi cuatro años, así que me sentía suiza.

Mi infancia y luego mi matrimonio, que fue aún más exigente, tuvieron un gran impacto en mí. La presión fue algo que soporté constantemente hasta los 40 años. La mayor parte del tiempo no sabía lo que estaba bien o mal, simplemente obedecía.

Después de empezar a practicar Falun Dafa, poco a poco tuve el valor de confiar en mí  y empecé a dejar de lado el miedo. Pero fue un proceso muy largo. Hice las tres cosas diligentemente después de empezar a practicar Falun Dafa, y mi vida cambió.

Mis familiares más cercanos se oponían a que practicara Falun Dafa porque lo consideraban extraño. Los animé a que fueran al lugar de práctica para que entendieran qué es Falun Dafa, vieran Shen Yun cuando estaba en Turquía y vinieran a las actividades de presentación de Falun Dafa. Aunque vinieron, no cambiaron de opinión. El mayor obstáculo eran sus creencias y prejuicios. Pero mis hijos y mis padres firmaron las peticiones para detener la persecución contra Falun Dafa en China, y eso me hizo feliz.

Sabía que Falun Dafa era el camino que había estado anhelando durante muchos años. Ya fuera participando en eventos, en el estudio del Fa en grupo o haciendo los ejercicios con otros practicantes, nada podía detenerme.

Estudio de el Fa en grupo y el lugar de los ejercicios

Desde que obtuve el Fa, ha sido muy importante para mí participar en el estudio del Fa en grupo y en los ejercicios. He coordinado un sitio de práctica durante muchos años y he experimentado altibajos.

A menudo estoy sola en el sitio de práctica o a veces sólo somos dos. Me sentía muy triste. Me preguntaba si tenía sentido continuar con el lugar de práctica. Cuando otro practicante y yo terminamos el quinto ejercicio, me fijé en un grupo de hombres de traje que paseaban por el parque que estaba siendo renovando. Vi al alcalde, y cuando nos vio dijo: «Ah, hasta hacen yoga aquí». El otro practicante le dio un folleto sobre Falun Dafa.

Me di cuenta de que esto era un aliciente de Shifu y que este sitio de práctica debía continuar. Ahora simplemente asisto y ya no me preocupa cuánta gente haya. En cuanto a buscar razones o si merece la pena… ¡sí, claro que la merece! Algunas personas se llevan folletos, otras vienen unas cuantas veces y aprenden los ejercicios, o simplemente pasan y dan su aprobación. El mero hecho de poder hacer los ejercicios al aire libre me motiva.

Nuestro grupo de estudio del Fa está a unas dos horas de distancia. Ha habido momentos a lo largo de los años en los que no me sentía motivada y no lo valoraba. Ahora me doy cuenta de que los obstáculos surgen en cuanto no lo valoras o ya no quieres hacerlo. Cuando me di cuenta de esto, decidí volver a motivarme.

Dije que si los coordinadores no podían asistir a la reunión, yo asumiría la responsabilidad y asistiría regularmente para que nuestro grupo de estudio del Fa no se viera interrumpido. Acordamos que si venían tres practicantes leeríamos. El día antes del estudio del Fa en grupo recientemente, pregunte quien venia y me dijeron que venían tres practicantes. El día que debíamos reunirnos, un practicante tuvo síntomas de enfermedad y no pudo venir.

Cuando sólo éramos dos, de repente lo comprendí: me di cuenta de que no importaba cuántos asistieran: se trataba de un concepto humano y debíamos celebrar el estudio del Fa en grupo sin importar cuánta gente viniera.  Muchas vidas en otras dimensiones están esperando que leamos para poder escuchar el Fa. En el pasado me hubiera enfadado, pensando que no valía la pena viajar tan lejos. Después de comprenderlo, me sentí feliz y agradecida a Shifu por iluminarme.

Afrontando la muerte de mi madre

Tenía problemas con mi madre desde que era niña y discutíamos a menudo. Era muy dominante y estricta conmigo. Viví con ella unos años porque su salud era mala.  Su dificultad para respirar empeoraba gradualmente. Durante ese tiempo, yo viajaba a menudo al extranjero para ayudar a Shen Yun. Al final la ingresaron en la unidad de cuidados intensivos, pero su estado no mejoró y sólo podía verla dos veces por semana durante unos cinco minutos.

Un día no pude ver a mi madre porque cedí mis derechos de visita a su hermano. Unos días después la intubaron y ya no podía hablar. Estaba inconsciente.

La siguiente vez que llegó el día de visita sentí que podía ser la última vez que la viera. Vino mi tío, pero esta vez insistí en verla. Cuando entré en la habitación me sorprendió que tuviera los ojos abiertos. Me sentí tan feliz que las lagrimas rodaron por mi rostro. Le hablé sinceramente desde el corazón y, por primera vez, sentí una cálida conexión entre nosotras. Estaba segura de que Shifu había dispuesto que mi madre estuviera consciente. Gracias, Shifu. Murió dos días después.

Mientras mi madre estaba hospitalizada, tuve que escuchar duras acusaciones de su sobrino, su hermano, su cuñada y otros familiares. Me acusaron de arrastrar a mi madre a la muerte. Decían que el hospital no era bueno y que debía trasladarla a otro. Si fuera una persona normal, no habría aguantado sus acusaciones, porque esas personas me agraviaron desde la infancia. Pero como practicante, lo soporté todo sin discutir y con compasión y tolerancia. Me di cuenta de que era una oportunidad para saldar mis deudas de yeli.

Unos 10 días después de la muerte de mi madre tuve la suerte de seguir ayudando a Shen Yun.

¡Estoy agradecida por el arreglo de Shifu! Estaba preocupada por mi madre y no sabía si sería capaz de seguir ayudando a Shen Yun. Una vez más me preocupé en vano. Si creemos firmemente en el Fa y en Shifu, No tenemos que preocuparnos por nada, todo sucederá como debe ser, solo debemos seguir el flujo natural.

Sufriendo en el dolor

No fue fácil para mis hijos después de que mi esposo y yo nos divorciáramos. Aunque no eran pequeños, mis hijos gemelos, que entonces tenían 15 años, y mi hijo mayor, que tenía 20, estaban muy afectados y tardaron mucho tiempo en superar sus pensamientos negativos y su ira hacia mí.

Fue una época muy triste y agotadora para mí. Me sentía frustrada y enfadada porque no podían empatizar conmigo, aunque sabían que su padre era una persona muy dura. A pesar de sus prejuicios hacia el Fa, siempre intenté ser paciente, cariñosa y una madre servicial y buena. Con el paso de los años, nuestra relación mejoró.

En 2016, tras muchas reflexiones, decidí casarme. El motivo de la larga deliberación fueron mis hijos. Además, mi esposo, que no era turco, vivía en Suiza con su madre, de 85 años. Mi madre seguía viva y vivía en Estambul, y yo estaba preocupada por ella.

Mis hijos eran un gran problema porque sabía que nunca aceptarían mi matrimonio y dejarían de comunicarse conmigo si se enteraban. Así que decidí no decírselo ni a ellos ni a mi madre. Esto duró ocho años.

Mis hijos se enteraron de que estaba casada un mes después de que falleciera mi madre. Yo estaba en Suiza y era 5 de mayo. Poco antes de enviar pensamientos rectos, uno de mis hijos me envió un mensaje diciendo que no quería volver a verme. Todos estos años había estado intentando prepararme para esto, pero después de leerlo, los ojos se me llenaron de lágrimas. Me dolía el corazón y lloraba mientras enviaba pensamientos rectos. Fue una dura prueba para mí. Tenía un nieto de dos años al que quería mucho. De repente, las siete personas a las que estaba más unida -mis tres hijos, mis dos nueras, mi nieto y mi madre, recientemente fallecida- estaban fuera de mi vida.

Cuando regresé a Estambul luché con el dolor durante dos meses. No había día en que no llorara. El dolor de mi corazón no desaparecía. Pedí ayuda a Shifu. Sabía que sólo Falun Dafa podía ayudarme a deshacerme de este dolor. No quería hablar con nadie, sólo quería estar sola y concentrarme en estudiar el Fa, hacer los ejercicios y enviar pensamientos rectos. Pero no era fácil, porque me sentía deprimida y quería dormir todo el tiempo.

Unos dos meses después participé en una actividad con otro practicante. Le dije de antemano que no estaba segura porque tenía graves problemas en la rodilla derecha. Pero fui para que no tuviera que ir solo. Sin embargo, la actividad salió muy bien. Los dos estábamos muy contentos y sentíamos todo el apoyo de Shifu.

Ese día discutí con el otro practicante. Cuando me acusó de lo mismo que mi hijo, me di cuenta de que Shifu me estaba dando una pista. Para nosotros, los practicantes, nada es casualidad.

Sus palabras: «El mundo no gira a tu alrededor» me ayudaron a salir de mi tristeza y depresión. Veo las cosas desde el punto de vista de un practicante, pero no puedo desprenderme de mis emociones. Tengo que pensar en los practicantes de China, que son los que realmente sufren. En cuanto recordé esto me sentí profundamente avergonzada de mí misma.

Participé en una feria del libro en Ankara. Tuvo mucho éxito y pudimos presentar Falun Dafa y explicar la verdad a mucha gente. Como pudimos llegar a tanta gente, mi corazón se llenó del Fa, no de amargura. Y de nuevo, una capa de sufrimiento desapareció. Un practicante experimentado compartió conmigo una visión sobre mis hijos. Me dio el ejemplo de Shakya Muni, que renunció a todo para cultivarse: fama, riqueza, padres, su mujer y su hijo. Debe haber una razón por la que experimento este sufrimiento. Obsesiones, vacío, cultivarme y pagar mi deuda de yeli... podría ser cualquier cosa.

Shifu dijo:

«Todos aquellos corazones que no puedes dejar entre la gente común, hay que hacer que los dejes. Todos los corazones de apego, siempre que los tengas, tienen que ser molidos y desechados en todo tipo de ambientes. Se te hace tropezar, y desde dentro de esto te iluminas al Dao; el xiulian transcurre simplemente de esta manera» (Cuarta Lección, Zhuan Falun).

A veces me pregunto por qué las siete personas a las que estaba más unida ya no están en mi vida. Aún no he encontrado la respuesta. Probablemente no la entenderé del todo hasta que elimine el qing  hacia ellos. Hago todo lo que puedo para superar esta difícil prueba lo antes posible. Sé que sólo el Fa puede ayudarme y aliviar mi sufrimiento. La clave es estudiar aún más el Fa y ayudar a Shifu a salvar vidas de todas las formas posibles.

Debido a mi situación actual, creo que los practicantes deben tener mucho cuidado al dar consejos a otros practicantes que se encuentran en situaciones difíciles. A menudo, nuestras palabras o acciones involuntarias pueden empeorar la situación. Por ejemplo, hablar a la ligera sin darnos cuenta, dar ejemplos de cómo se puede afrontar una situación rápidamente, insinuar que hay que superarla ya, o preguntar si como practicante, se mira hacia dentro o que la situación no es tan difícil como ellos piensan, etc. Estos ejemplos pueden ser ciertos, pero en realidad pueden complicar la situación y, en lugar de ayudar, pueden desempeñar el papel contrario.

Creo que es muy importante tener paciencia y escuchar al practicante. No hay una fórmula cuando queremos ayudar a un practicante, pero lo importante es escucharle con un corazón sincero y paciencia. Entonces es bastante fácil comprender lo que necesita, es decir, estudio del Fa, descanso, consejo, envío de pensamientos rectos, etc. Es importante encontrar las palabras adecuadas para motivar a un practicante en apuros. Todos somos discípulos de Shifu y formamos un solo cuerpo. De hecho, cuando ayudamos a un practicante en un sentido real, sin conceptos humanos, debemos recordar que también nos estamos ayudando a nosotros mismos.

¡Gracias, Honorable Shifu! ¡Gracias, compañeros practicantes!