(Minghui.org) Después de cinco mil años de historia, el pueblo chino está soportando ahora un sufrimiento sin precedentes bajo el Partido Comunista Chino (PCCh). En mi opinión, la crueldad del PCCh tiene sus raíces en la concepción del ser humano en la ideología comunista.
Shuowen Jiezi (Explicación de gráficos y análisis de caracteres), el diccionario chino más antiguo escrito en la dinastía Han, afirma: «Los seres humanos [son] lo más preciado, [y] llevan las características del cielo y la tierra». En Liji (El libro de los ritos), se describe a los seres humanos como poseedores de «la virtud del cielo y la tierra». Son «una convergencia del yin y el yang, un puente entre los fantasmas y lo divino», y «representan los Cinco Elementos».
Estos conceptos son coherentes con la cultura tradicional china, que armoniza el cielo, la tierra y la humanidad. Los seres humanos tienen capacidad para la bondad y la sabiduría. Esforzándose por ser mejores personas, pueden elevarse en el camino espiritual hacia la divinidad.
Pero el comunismo tiene una visión diferente de los seres humanos como resultado de su cosmovisión atea combinada con la teoría de la evolución. Según el Diccionario Xinhua, el diccionario oficial del PCCh, los humanos son «animales avanzados». A diferencia de la cultura tradicional china, que ve a los seres humanos en el contexto del cielo y la tierra, el PCCh define a los humanos como animales que pueden hablar y realizar trabajos.
Lavado de cerebro y privación de los derechos humanos
A lo largo de la historia, la humanidad ha apreciado su conexión con lo divino a través de la literatura, el arte y la vida cotidiana. A través de su Campaña Antiderechista (1957 a 1959), el PCCh intimidó a los intelectuales para que guardaran silencio y siguieran incondicionalmente la línea del Partido. Como no podía destruir fácilmente los vestigios que quedaban de la cultura tradicional china, el PCCh lanzó la Revolución Cultural (1966 a 1976), una campaña de lucha de clases en los campus escolares, en los lugares de trabajo y en el seno de las familias.
Con la cultura y los valores tradicionales destruidos sistemáticamente, muchos chinos abandonaron su creencia en lo divino e incluso en su propia dignidad. Por ejemplo, el fenómeno del peng ci es ampliamente conocido en la China actual, en el que una persona mayor se tumba deliberadamente delante de un vehículo, finge estar herida y exige una indemnización al conductor. Las “damas” chinas son mujeres de entre 40 y 60 años groseras, codiciosas y provocadoras, rasgos que han desarrollado gracias a las campañas políticas del PCCh y a décadas de lavado de cerebro.
Otro ejemplo es el matrimonio. La lealtad entre un hombre y una mujer es una de las características más importantes de la sociedad humana. La doctrina marxista, sin embargo, pretende destruir este concepto. El PCCh fue aún más lejos con términos como «amor verdadero» y «apertura» para atraer a la gente a entregarse a la promiscuidad. Las leyes del PCCh también se redactaron intencionadamente para dar luz verde a la promiscuidad y son extremadamente «tolerantes» con quienes engañan en el matrimonio. La promiscuidad sexual se convirtió así en una moda.
Al tiempo que destruía los valores morales del pueblo chino, el PCCh también lo privaba de sus derechos fundamentales. El régimen afirma gobernar el país según la ley, pero quienes viven en China saben lo oscuro y corrupto que es el sistema judicial del PCCh. La Revolución Cultural dio lugar a innumerables casos de injusticia, mientras se arrojaba a la gente a campos de trabajo para someterla a una «reforma del pensamiento». Aunque el PCCh abolió recientemente el tristemente célebre sistema de campos de trabajo, sigue utilizando hospitales psiquiátricos, centros de rehabilitación de drogadictos y otras instalaciones de lavado de cerebro al margen de la ley para perseguir a disidentes y creyentes religiosos.
La corrupción reina desde el gobierno central hasta el nivel local, y el Comité de Asuntos Políticos y Jurídicos (PLAC, por sus siglas en inglés) tiene, irónicamente, el mayor índice de criminalidad entre los funcionarios del PCCh porque pueden ejercer un poder extrajudicial.
Pero la gente de fuera de China no conoce la verdadera situación. Muchos «refugiados de TikTok» que se apresuraron a unirse a Red Note controlada por el PCCh (Xiaohongshu, o Pequeño Libro Rojo) incluso alaban al régimen chino y condenan la medida del gobierno estadounidense de prohibir TikTok. Poco saben que en China la gente corriente no puede acceder a sitios web extranjeros sin la ayuda de herramientas especiales, por no hablar de utilizar libremente Facebook, Twitter (X) o Google, y que el uso de estas herramientas para superar el bloqueo de Internet viola las leyes del PCCh.
El alcance del control del PCCh sobre la libertad de expresión es inimaginable para quienes viven fuera de China. En China, la gente no puede salir a la calle a protestar. Si alguien se atreve a publicar hechos sobre la masacre de estudiantes universitarios perpetrada por el PCCh el 4 de junio de 1989, o escribe una frase como «Falun Dafa es bueno», sería rápidamente arrestado y detenido. Un ejemplo bien conocido es el de Li Jiaqi, uno de los principales presentadores de China que fue vetado tras ofrecer un pastel con forma de tanque durante una emisión en directo el 4 de junio.
El PCCh trata a la gente como animales
La mayoría de los jóvenes nacieron después de la serie de campañas del PCCh para derribar la antigua cultura china, y tienen una buena opinión del régimen porque afirma haber desarrollado la economía de China y mejorado el nivel de vida de la población. De hecho, el PCCh no ha hecho ni lo uno ni lo otro. La inteligencia y el trabajo duro del pueblo chino son las principales razones por las que mejoraron sus ingresos, y el Partido sólo liberalizó parcialmente el entorno empresarial de China. Los chinos serían más ricos si no estuvieran siendo explotados por el PCCh.
En China, innumerables familias han tenido que «vaciar seis billeteras» (la de la pareja y la de sendos progenitores) para hacer frente al pago inicial de una casa o un apartamento. Muchas se sienten asfixiadas por las largas hipotecas, los escandalosos precios de la vivienda y los bajos salarios. En una tendencia reciente, algunas personas han optado por « tumbarse» en lugar de comprar una casa, enamorarse, casarse o tener hijos. El término «esclavo de la casa» no es sólo una amarga forma de burlarse en China, sino la situación actual bajo la explotación y opresión del PCCh.
Mientras tanto, el mercado de valores chino es una picadora de carne. Los funcionarios manipulan el mercado para extraer beneficios de un grupo de accionistas que se autodenominan «puerros» por ser cosechados repetidamente.
Durante la pandemia de COVID, el PCCh impuso campañas extremas de aislamiento, control y vacunación, y toda la población de China sufrió. Este fue otro ejemplo de la arrogancia del PCCh y de tratar a los chinos como animales. Los animales no tienen derecho a elegir y a menudo son utilizados como sujetos de experimentación. El régimen sólo relajó su control cuando la pandemia empeoró, la economía estaba en declive y los jóvenes iniciaron «protestas de papel en blanco» contra los encierros.
Algunas personas elogiaron al PCCh por gastar grandes cantidades de mano de obra y dinero para controlar la pandemia. En realidad, el PCCh lo hizo para influir en la toma de decisiones de gobiernos extranjeros y exportar su sistema político. Fue una maniobra del líder del Partido para «contar bien la historia de China».
Cuando innumerables chinos murieron y los crematorios de todo el país se vieron desbordados, el PCCh se esforzó por ocultarlo. Cuando los problemas sociales causados por la disminución de la población ya no pudieron ocultarse, el PCCh inició otra campaña para instar a la gente a tener más hijos. En el extremo opuesto, en la década de 1970, el PCCh llevó a cabo esterilizaciones y abortos forzados: «Si una persona tiene un hijo de más, hay que esterilizar a todo el pueblo».
De un grupo objetivo al público en general
El horror y el derramamiento de sangre de los abortos forzados han sido superados ahora por otro de los crímenes atroces del PCCh: la sustracción de órganos en vida a practicantes de Falun Gong. Desde que se denunció por primera vez hace dos décadas, la sustracción forzada de órganos para trasplantes se ha convertido en una industria organizada cuyas víctimas se han extendido mucho más allá de los practicantes de Falun Gong.
Tras la muerte de Gao Zhanxiang, ex viceministro de Cultura y exsecretario del Partido de la Federación China de Círculos Literarios y Artísticos, los medios de comunicación declararon: «A lo largo de los años, Gao Zhanxiang ha luchado tenazmente contra la enfermedad. Le sustituyeron tantos órganos que bromeaba diciendo que muchas partes del cuerpo no eran suyas».
Entonces, ¿de quién eran los órganos? ¿De dónde sacó tanto dinero para múltiples operaciones de trasplante? No es de extrañar que algunos especulen sobre por qué los altos dirigentes del PCCh viven tanto. Consideran al pueblo chino como una fuente de órganos fácilmente disponibles que pueden ser sustraídos en cualquier momento.
Hoy en día, la gente bajo el gobierno del PCCh no tiene libertad de creencia, ni libertad de expresión, ni libertad para simplemente vivir sus vidas. El PCCh ha privado a las personas de todos los derechos que les otorga la divinidad. El PCCh ha causado la muerte no natural de decenas de millones de chinos. Cientos de millones de familias chinas han sido perseguidas, y cientos de millones de fetos han sido abortados a la fuerza a manos del PCCh.
¿Por qué el PCCh trata a los chinos con tanta crueldad? Porque no tiene ningún respeto por la vida ni por la dignidad de las personas. Esta realidad no cambiará hasta que la gente rechace al PCCh y vuelva a abrazar los valores tradicionales.
Copyright © 1999-2025 Minghui.org. El contenido de esta página puede reproducirse con atribución.