(Minghui.org) Una residente de 63 años de la ciudad de Hulunbuir, Mongolia Interior, desarrolló diabetes severa mientras cumplía cinco años de prisión por su fe en Falun Gong. Se le negaron las visitas familiares y es probable que haya sido sometida a tortura.

La Sra. Song Jingxia, excontable de una fábrica de productos lácteos, empezó a practicar Falun Gong en 2007 y pronto se recuperó de la enfermedad que padecía desde hacía décadas. El 31 de enero de 2022 salió a distribuir material informativo sobre Falun Gong y fue arrestada por agentes de la Estación de Policía Segunda de Labu Dalin. La llevaron al Centro de Detención del distrito de Hailar y después allanaron su domicilio. Grabaron en vídeo y amenazaron a sus familiares. 

En junio de 2022 fue sentenciada a 5 años e ingresó en la Primera Prisión de Mujeres de Mongolia Interior poco después. Ya había desarrollado síntomas de diabetes mientras estaba retenida en el centro de detención. Se le hincharon tanto los muslos que no podía caminar bien, y estaba perdiendo las uñas de dos de los dedos de los pies. Los guardias del centro de detención no le dieron atención médica. Tras su traslado a prisión, el estado de la Sra. Song siguió empeorando y, en diciembre de 2023, sus pies desarrollaron llagas abiertas y supurantes de pus. La piel de los pies se oscureció y desprendía un olor acre. Le dolían tanto los pies que no podía dormir por la noche.

Los guardias de la prisión la obligaron a tomar medicamentos desconocidos todos los días, pero no notó ninguna mejoría. Según un informante, está bajo la supervisión directa del jefe de la División Ocho.

El esposo de la Sra. Song no fue informado de su estado hasta marzo de 2024. Solicitó una visita, pero se le denegó. Viajó a la prisión en julio de 2024 y fue rechazado. Le preocupa que su esposa esté siendo torturada, al igual que otros practicantes de Falun Gong encarcelados.

La prisión es conocida por utilizar tácticas de palo y zanahoria en sus intentos de obligar a los practicantes a renunciar a su fe. Cuando los practicantes se mantienen firmes en su fe tras las sesiones de lavado de cerebro, los guardias los someten a diversas formas de tortura, como palizas, descargas eléctricas, administración involuntaria de fármacos y privación del sueño. 

Los malos tratos han causado al menos nueve muertes a lo largo de los años. Cuatro de ellas murieron en la prisión: la Sra. Yuan Shumei, a principios de febrero de 2003; la Sra. Yu Xiulan, en fecha desconocida; la Sra. Zhou Caixia, en julio de 2003, y la Sra. Tang Haihua, hacia septiembre de 2009. Otras cinco murieron tras salir de prisión, incapaces de recuperarse de las torturas. Se trata de la Sra. Tian Sufang, que murió el 15 de marzo de 2011, la Sra. Yu Zhenjie, que murió el 7 de septiembre de 2011, la Sra. Chai Yulan, que murió el 23 de marzo de 2017, la Sra. Yue Shuxia, que murió el 6 de junio de 2022, y la Sra. Geng Xiulan, que murió en fecha desconocida.