(Minghui.org) Minghui.org informó recientemente sobre los abusos a la Sra. Wang Ruiling, revelados por una practicante de Falun Gong que fue liberada recientemente de la Prisión de Mujeres de la provincia de Hebei. La fuente dijo que la Sra. Wang fue torturada hasta la locura y que lloraba y gritaba todos los días. Los guardias de la prisión amenazaron a otras practicantes con que también serían torturadas hasta la locura o la muerte, como a la Sra. Wang, si se negaban a renunciar a Falun Gong.

La Sra. Wang, de 71 años, de la ciudad de Tangshan, provincia de Hebei, está cumpliendo una sentencia de ocho años. Fue arrestada durante una redada el 6 de julio de 2019 y sentenciada injustamente en una fecha desconocida. Ingresó en prisión el 15 de abril de 2021.

Otra practicante recientemente liberada, Min (alias), informó a Minghui.org lo que presenció y escuchó en la prisión. Dijo que varias reclusas arrastraron a la Sra. Wang a un baño y la golpearon severamente. No había cámaras de vigilancia allí, pero Min escuchó a las reclusas mientras maldecían y golpeaban a la Sra. Wang.

Min también se enteró por otras reclusas de que los guardias pusieron a una drogadicta en la misma celda que la Sra. Wang y le ordenaron que la golpeara todos los días. Como resultado, le rompieron las costillas y quedó cubierta de moretones.

La Sra. Wang hizo una huelga de hambre en protesta y el jefe de guardia ordenó a varias reclusas que la ataran en la plataforma plana de una camilla y la empujaran al hospital de la prisión para alimentarla a la fuerza.

Min dijo que la Sra. Wang se volvió mentalmente inestable después de eso. Estaba irritable y tenía ataques de gritos día y noche. Se sentaba en el alféizar de la ventana durante horas en medio de la noche y lloraba. Cuando estaba en silencio, parecía aturdida y confusa.

Probablemente, a la Sra. Wang le administraron a la fuerza drogas tóxicas que dañan el sistema nervioso central. Min dijo que fue víctima de la administración involuntaria de drogas. Mientras estuvo en prisión, tenía dolores de cabeza, dolor en el pecho, reacciones lentas y somnolencia después de comer. Una reclusa le dijo más tarde que el jefe de guardia había mezclado su comida con drogas desconocidas.

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