(Minghui.org) El Partido Comunista Chino (PCCh) intensificó el año pasado su represión transnacional contra Falun Dafa. A diferencia de las tácticas anteriores, que se centraban principalmente en países más pequeños, esta vez el objetivo principal fue Estados Unidos.
El ataque incluyó una serie de artículos difamatorios sobre Shen Yun, publicados en The New York Times. Aunque ese periódico tiene una gran influencia y lo que publica tiene un gran impacto, al principio pensé que esto afectaba principalmente a los practicantes de Estados Unidos. No leí los artículos y no creí que debiéramos prestar mucha atención a la propaganda del PCCh.
Shifu también fue atacado: algunos antiguos miembros de Shen Yun lo acusaron en una denuncia de más de 50 páginas. La Asociación de Falun Dafa y muchos practicantes consideraron que se trataba de un asunto muy grave que requería una respuesta inmediata.
Sin embargo, incluso entonces, no veía cómo los practicantes de los Balcanes podían ayudar.
Con el paso del tiempo, resultó que las consecuencias de esta ronda de represión fueron bastante graves. Algunos practicantes cayeron en las mentiras y comenzaron a dudar de Shifu y de Dafa. Algunos dejaron de cultivarse e incluso cambiaron de bando, alimentando la propaganda difamatoria. Algunos eran practicantes prominentes. Pensé que en nuestra región todo estaría bien siempre y cuando yo, como coordinador, hiciera las tres cosas y ayudara a los practicantes locales a hacer lo mismo. Y así lo hicimos. Todo parecía estar bajo control. Sin embargo, a principios de este año, tuve un sueño inquietante:
Un centenar de practicantes de todo el mundo se reunieron en una sala. Todos estaban de pie y Shifu estaba allí. Pero nadie prestaba atención a ese «maestro». Los practicantes discutían y uno incluso gritaba y gesticulaba agresivamente. Me sorprendió que un practicante se comportara así y miré a Shifu, tal vez para ver su reacción.
El que yo consideraba Shifu se limitaba a estar allí de pie, mirando al suelo. Era delgado y vestía un traje demasiado grande que le quedaba holgado. Sus zapatos eran viejos y estaban sucios.
Pensé: «¿Cómo es que Shifu tiene los zapatos sucios?». Me pregunté si debía agacharme y limpiárselos. Mientras pensaba en ello, me desperté.
Cuando más tarde mencioné este sueño a otros practicantes, uno de ellos me preguntó: «¿Tienes dudas sobre Shifu?».
He practicado Falun Dafa durante más de 20 años; ha habido altibajos, pero nunca he perdido la fe en Él, ni siquiera por un momento. Sin embargo, no podía explicar por qué en el sueño llamaba Shifu a alguien cuya apariencia o comportamiento no tenía nada que ver con nuestro Shifu. ¿Cómo podía considerar a esas personas que gritaban y discutían como locas verdaderos practicantes de Dafa? Shifu respondió a una pregunta en una conferencia en Sídney, en 1996, sobre cómo distinguir el Shifu verdadero del falso en un sueño o visión.
Shifu dijo:
“Si realmente soy yo, ustedes estarán seguros que soy yo. Si no lo soy, tendrán un signo de interrogación en la mente” (Exponiendo el Fa en Sidney).
Entonces, sentí que ese “maestro” era alguien que no era nuestro Shifu. Hoy me doy cuenta de que todo esto fue un ataque masivo de las viejas fuerzas, esperemos que sea el último. Se manifestó de manera diferente en distintos entornos, pero creo que ningún practicante de Dafa podría haberlo evitado. El hecho de que me pillara desprevenido y diera a las viejas fuerzas una justificación para perseguirme indica mi pobre estado de cultivación en ese momento. Pero un practicante normalmente puede ver su propio estado de cultivación, ¿cómo es que yo no pude? Shifu mencionó que un bloque de hielo no se forma de la noche a la mañana. Y es por eso que, al mirar dentro de mí y buscar una respuesta, debo retroceder unos meses.
En respuesta a una pregunta sobre el compromiso sociopolítico, en las enseñanzas impartidas el Día del Festival de la Linterna de 2003, Shifu señaló:
“La Asociación de Falun Dafa no tiene opinión política respecto a las elecciones de cualquier partido y no se involucra en eso. Como practicantes individuales pueden apoyar a quien quiera que les guste. Así es como funciona” (Exponiendo el Fa durante el Festival de la Linterna, 2003).
Nunca he apoyado al partido gobernante de mi país, especialmente porque está vinculado al PCCh y ha interferido repetidamente en nuestras actividades, llegando incluso a arrestar a practicantes. Por eso, cuando estallaron las protestas estudiantiles masivas contra el Gobierno el pasado mes de noviembre, las apoyé sin reservas. Hubo varias razones adicionales por las que me identifiqué con ellos y les presté mi apoyo en los meses siguientes.
En primer lugar, las protestas fueron pacíficas, al igual que las actividades de Dafa dentro y fuera de China; en segundo lugar, después de cada reunión (en la que a veces participaban cientos de miles de personas), los estudiantes limpiaban la basura que quedaba en las calles, al igual que hacían los practicantes de Dafa después de la apelación en Zhongnanhai; y en tercer lugar, todos los días a las 11:53 de la mañana, los estudiantes guardaban 15 minutos de silencio, por lo que, dondequiera que se reunieran, todo se detenía, de forma similar a cuando los practicantes envían pensamientos rectos.
Me sentí cercano a esos jóvenes y deseé llegar a ellos. Así que organicé la proyección de un documental sobre Dafa en una de las facultades bloqueadas. Pronto recibimos llamadas de otras facultades y todo parecía una gran oportunidad para difundir la verdad a gran escala. Sin embargo, la situación cambió abruptamente: los estudiantes salieron a las calles y ya no había posibilidad de proyectar la película.
Seguí siguiéndolos y apoyándolos, esperando otra oportunidad. Para mantenerme al tanto de los acontecimientos, consultaba regularmente los medios de comunicación en línea. Quizás era demasiado a menudo y quizás me llevaba mucho tiempo, pero el país estaba en llamas y algunas personas habían muerto; ¿no dijo Shifu en Zhuan Falun, Novena Lección?: «Si ni siquiera te importan un asesinato o un incendio, ¿de qué cosas te ocupas tú?».
En los meses siguientes, hubo una explosión emocional entre mis compatriotas: alegría, tristeza, orgullo, ira, complacencia. Pero prevalecieron las sonrisas, el altruismo, la amabilidad, la tolerancia y la paz, todas cosas muy buenas. Era difícil permanecer inmune a cosas como esas. La gente lloraba sin parar; eran lágrimas de alegría, y yo no podía contenerme. Según entendí del Fa, incluso los dioses a cargo de los Tres Reinos deben ser cambiados cada diez años, de lo contrario se verían superados por el qing. Entonces, ¿cómo podría un simple practicante, con un cuerpo molecular y muchos apegos, no caer bajo la influencia de tal torrente de emociones?
Naturalmente, eso empezó a absorberme. Pasó el invierno, llegó la primavera y el hielo se hizo más grueso. Los eventos eran diarios y, aunque yo solo participé personalmente unas pocas veces, me estaba volviendo cada vez más como una persona común: hacía las tres cosas que deben hacer los practicantes de Dafa, pero no con el corazón que tenía antes. Empecé a sentirlo físicamente, a través de la falta de concentración, el olvido y la pérdida de enfoque. Me hundía cada vez más profundamente en el qing, hasta que finalmente un pensamiento cruzó por mi mente: «Estos jóvenes son maravillosos; es como si ya hubieran pasado por la rectificación del Fa; en ellos se puede ver cómo será la gente del futuro. El futuro es increíble. ¡Me gustaría quedarme aquí y vivirlo con ellos!».
Hoy, esto me recuerda una historia del Fa, sobre un monje brahmán y el ciervo herido. El monje se encariño tanto con el pobre ciervo que se sumergió por completo en el qing y descuidó su cultivación. Al final, reencarnó en un ciervo.
No sé si el sueño vino después de ese pensamiento fatal o antes. No es de extrañar que no pudiera reconocer al falso Shifu en el sueño. Estaba bajo el control de las viejas fuerzas y, en realidad, soñaba este sueño día tras día, tanto dormido como despierto.
No puedo decir qué fue exactamente lo que me despertó, pero de repente me di cuenta de que tenía que fortalecer mis pensamientos rectos. El momento coincidió con la supresión de los elementos de las viejas fuerzas por parte de los practicantes de Dafa en todo el mundo y el debilitamiento de la represión transnacional. En ese momento, los esfuerzos de los practicantes estadounidenses finalmente dieron sus frutos: muchos congresistas y otras personalidades importantes vieron a través de la represión transnacional y condenaron al PCCh. Y una vez más, entiendo desde el Fa, que haga lo que haga el PCCh se vuelve en su contra.
En mi país, con el comienzo del verano, la policía comenzó a utilizar métodos violentos, y las detenciones y palizas a estudiantes, incluidos menores de secundaria, se convirtieron en algo habitual. Como padre, me interpondría sin dudarlo entre esos niños y la policía, pero como practicante de Dafa, debo ver la situación desde una perspectiva más elevada. Los practicantes de Dafa deben permanecer imperturbables sin importar lo que suceda en este mundo. Ya sea la guerra en Ucrania, la hambruna en Gaza, el bombardeo de Irán, las erupciones volcánicas, los huracanes, los tifones, las inundaciones...etc. Debemos ver todo con calma y no permitir que el qing nos controle. En lugar del qing, debe prevalecer la compasión.
Por supuesto, es difícil, pero solo tenemos que pensar en lo difícil que es para el Señor de los Fo ver cómo las personas pagan su yeli (karma) en cada momento de sus vidas. La misericordia del Señor de los Fo es inconmensurable, y su ejemplo debería ser el único a seguir.
Pero si en lugar de compasión desarrollamos qing, como en la historia del ciervo, las consecuencias no solo serán fatales para nosotros, sino también para los innumerables seres que cada practicante de Dafa representa, así como para aquellos que esperan ser salvados durante este período de la rectificación del Fa. Por lo tanto, debemos estar alerta.
¡Gracias, Shifu, por guiarme una vez más a través de las aguas turbulentas! ¡Gracias, compañeros practicantes!
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Categoría: Cultivación