(Minghui.org) Mi familia común es la familia más extraordinaria de China.
Permítanme comenzar explicando porqué somos una familia común. Somos agricultores en una aldea rural del noreste de China. La vida nunca ha sido fácil, pero nos las arreglamos para llegar a fin de mes trabajando duro. Mi familia es una de las innumerables familias de agricultores que hay en China.
Ahora voy a describir lo extraordinarios que somos. Cuando tenía 12 años, contraje una enfermedad que me hacía temblar involuntariamente. A medida que fui creciendo, la enfermedad empeoró. Después sufrí tuberculosis, neumonía y artritis reumatoide, que me afectó el corazón. Otra niña de nuestra aldea que contrajo la misma enfermedad murió, pero yo sobreviví.
Un día, a finales de 1998, las mujeres de la aldea se reunieron para jugar a las cartas y yo también quería ir. Mi esposo se enojó y me dijo: «Mira cómo tiemblas y te sacudes. ¿Crees que podrías ganar así?».
Eso me enojó y le respondí: «Trabajé duro todo el año y ¿ni siquiera puedes darme 20 o 30 yuanes para ir a divertirme? Aunque perdiera, ¿qué importa?».
Aún enojada y molesta, pensé: «¿Qué sentido tiene discutir con él? Mejor voy a casa de mi madre. Escuché que están viendo un video de qigong».
Mi hermano me dio una copia de Zhuan Falun, el libro principal de Falun Dafa, y me dijo que lo leyera. Cuando le dije que no quería, me respondió: «Este libro es fantástico. Me consideran una buena persona, pero si me comparara con este libro, me quedo muy corto. Llévate este libro a casa y léelo. Cultivar el corazón es algo bueno».
Llevé a mi hijo de seis años conmigo y esa noche aprendí los cinco ejercicios de Falun Dafa con todos los demás. No fui para curarme, pero después de eso, todas mis dolencias desaparecieron sin que me diera cuenta. Me sentía liviana y de repente volví a tener energía para trabajar en el campo. Pensé: «Esta práctica es realmente maravillosa. Debo cultivarla por el resto de mi vida».
Nunca imaginé que Jiang Zemin iniciaría una represión a nivel nacional contra Falun Dafa, que comenzó oficialmente en julio de 1999. Leí, en materiales informativos de aclaración de la verdad, que más de 50 practicantes de Falun Dafa habían sido perseguidos hasta la muerte. Le dije a mi esposo, que es persona común: «Esto no está bien. Esta injusticia no puede continuar. Sabemos que los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia son buenos. Si no defendemos a Dafa, ¿quién lo hará?».
Mi esposo no se opuso, pero lloró la noche antes de que yo fuera a apelar. Le dije: «Si no regreso o si me matan a golpes, cuida de nuestros dos hijos. Hagas lo que hagas, nunca digas nada malo sobre Falun Dafa». Al día siguiente, lloró mientras me despedía.
Por otro lado, encontrar una nuera para mi hijo no fue una tarea fácil porque éramos pobres. Guardé todos mis materiales de Dafa porque temía que la chica pudiera haber sido engañada por la propaganda del Partido Comunista Chino (PCCh). Al poco tiempo de que mi nuera se casara con mi hijo, dejé accidentalmente una copia del Semanario Minghui. Ella lo tomó y se dio cuenta de que todos los artículos estaban escritos por santos. Fue gracias a esa copia del Semanario Minghui que mi nuera comenzó a cultivarse en Falun Dafa.
Mi hijo y mi nuera tienen tres hijos, todos ellos están ahora en la escuela primaria. Mis nietos son muy obedientes y les encanta leer y escuchar los artículos de experiencias de cultivación del sitio web Minghui. Escuchan los artículos mientras hacen sus tareas e incluso antes de irse a dormir. Sacan buenas calificaciones en la escuela y están entre los tres mejores. Sus maestros con frecuencia los felicitan por sus buenas calificaciones y sus buenos modales.
Un día arrestaron a mi nuera, mi hijo se apresuró a volver a casa. No se quejó, solo empezó a llorar y dijo: «El camino que ella eligió no está mal. ¿Qué hay de malo en ser una buena persona?». Mi nieta se arrodilló en el patio, juntó las palmas de las manos en «heshi» y dijo: «Shifu, por favor, salve a mi madre». Llevé a mis tres nietos a la estación de policía para pedir que liberaran a su madre. Estuvimos allí más de medio día, y los niños nunca lloraron ni armaron alboroto. Se quedaron tranquilamente a mi lado. Tampoco lloraron cuando regresamos a casa. En cambio, se repartieron las tareas, limpiaron las habitaciones y lavaron su propia ropa.
El gobierno me dijo que pasara por la oficina. Cuando lo hice, me dijeron que liberarían a mi nuera si escribía una declaración de garantía. Esto me conmovió profundamente. Justo entonces, empezó a llover y mis nietos vinieron a buscarme. Me sostuvieron un paraguas y me dijeron que no les daba miedo mojarse.
Tan pronto como llegamos a casa, mi nieta empezó a llorar. Me dijo: «Abuela, pídele perdón a Shifu. Shifu hizo tanto por nosotros y tú aun así quieres traicionarlo. Le has fallado. Abuela, si no te portas bien, mi mamá nunca podrá volver a casa. Tienes que ser diligente». Mientras hablaba, apretó sus pequeños puños e hizo un gesto con la mano para indicar que había que ser diligente. Sus palabras me impactaron. ¡Cómo podía una niña tan pequeña decir algo así!
Así es de extraordinaria nuestra familia.
Los artículos en los que los cultivadores comparten sus entendimientos generalmente reflejan la percepción de un individuo en un momento determinado en función de su estado de cultivación, y se ofrecen con el espíritu de permitir la elevación mutua.
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