(Minghui.org) China es conocida como Shenzhou (la Tierra Divina) por su larga y rica historia espiritual. Pero las cosas han cambiado drásticamente en las décadas desde que el Partido Comunista Chino (PCCh) tomó el poder en 1949.
Durante la infame Revolución Cultural, innumerables templos, monasterios taoístas, iglesias y sitios históricos fueron demolidos. En los últimos años, algunos de los sitios culturales que sobrevivieron se han convertido en destinos turísticos con fines de lucro. Estos eventos han alejado aún más al público en general de los valores tradicionales.
Nos gustaría volver a contar la historia y el legado de China, con la esperanza de encontrar nuevas perspectivas sobre la humanidad, nuestra sociedad y más.
(Continuación parte 3)
Caos sin precedentes
Durante miles de años, las tradiciones espirituales del confucianismo, el budismo y el taoísmo no solo han defendido los valores morales, sino que también han enriquecido profundamente la cultura china. Su influencia es visible en los registros históricos, las óperas populares, la arquitectura de los templos, la cultura de la vestimenta y las obras literarias y artísticas. Historias como Viaje al Oeste, Ji Gong, Los ocho inmortales cruzando el mar y La investidura de los dioses se han transmitido a lo largo de innumerables generaciones.
Después de que el Partido Comunista Chino (PCCh) tomara el poder en 1949, impuso el ateísmo en diversos aspectos de la sociedad, incluyendo la cultura, la educación, la arquitectura, la religión y las óperas populares. El daño fue sistemático y profundo, afectando a todo, desde la ideología hasta la cultura popular.
Según Teoría y práctica de la supresión religiosa del Partido Comunista Chino, escrito por Bai Zhi, en 1949 en China había 800.000 monjes y monjas. Cinco años más tarde, en 1954, solo quedaban algo más de 70.000. Antes del Día Internacional de la Mujer, el 8 de marzo de 1951, la Federación de Mujeres de Changsha, en la provincia de Hunan, ordenó a todas las monjas de la provincia que se casaran o se comprometieran en unos días.
Más de 2.300 monasterios tibetanos se alzaban en Gansu, Qinghai, Sichuan y Yunnan y muchos fueron destruidos durante la guerra y, a principios de 1959, la mayoría habían sido cerrados, ocupados o demolidos. De los más de 170.000 lamas, la mayoría se vieron obligados a volver a la vida secular.
Diez años de catástrofe: sangre y lágrimas en la capital, de Tong Xing, trata sobre el caos que siguió al inicio de la Revolución Cultural en 1966. Todo lo relacionado con el culto, incluidos los templos budistas, los templos taoístas, las iglesias y las escrituras, se convirtió en blanco de los Guardias Rojos. Según estadísticas incompletas, de los 6.843 lugares históricos y culturales que había solo en Beijing, se destruyeron 4.922 y además también se destruyeron 538.000 reliquias culturales.
El sexto patriarca Huineng predicó una vez en el templo Nanhua (en la actual ciudad de Shaoguan, provincia de Guangdong). Tras su fallecimiento en 713, su cuerpo conservado fue entronizado en la sala principal del templo Nanhua. Han pasado más de mil años, pero el cuerpo permanece intacto y no se ha descompuesto.
Sin embargo, durante la Revolución Cultural se produjo una tragedia. Según las Enseñanzas recopiladas del Venerable Maestro Foyuan, «los Guardias Rojos colocaron el cuerpo momificado del Sexto Patriarca en una carretilla y lo pasearon por Shaoguan. Lo denunciaron como villano, falso y engañador, y amenazaron con quemarlo. Al final, alguien lo golpeó con una barra de hierro, creando un agujero del tamaño de un tazón en la espalda y en el pecho, sacaron los órganos internos y los arrojaron en la sala principal. Sus costillas y columna vertebral quedaron esparcidas por todas partes. Los Guardias Rojos también los llamaron «huesos de cerdo o huesos de perro». Además, colocaron un tazón de hierro sobre la cabeza del Sexto Patriarca, con la palabra «villano» inscrita en él.
Este es solo uno de los innumerables ejemplos de cómo el PCCh ha dañado los sistemas espirituales en el pasado. Ahora, está causando daño de una manera diferente, aunque los templos han sido reconstruidos o ampliados, ya no son santuarios pacíficos para una vida espiritual.
El templo Shaolin, famoso por ser uno de los templos budistas más conocidos de China, se ha convertido en una importante atracción turística. En verano de 2025 un visitante observó que el templo se había convertido básicamente en una empresa comercial. Tradicionalmente, un templo solo podía vender incienso y velas. Sin embargo, la entrada a la zona turística es un bullicioso distrito comercial con restaurantes, tiendas de té con leche y tiendas de especialidades locales. Dentro del templo, las tiendas no solo venden artículos religiosos y pulseras, sino que también ofrecen servicios de adivinación y pinturas personalizadas basadas en el nombre, según informó.
Además, si se toma el teleférico hasta la cima, se pueden encontrar servicios de quiropráctica con Kung Fu Shaolin. «Todos los proveedores de servicios visten túnicas de monje y llevan la cabeza rapada. No sé si son monjes de verdad o falsos», comentó el turista. «También hay que pagar numerosas tasas: 30 yuanes por el transporte, 25 yuanes por el autobús turístico, 80 yuanes por la entrada y 100 yuanes por el teleférico. En total, son 235 yuanes (unos 33$) por persona. Además, hay que añadir 100 yuanes (unos 15$) por el guía y 300 yuanes (unos 43$) por la caligrafía y las pinturas».
A lo largo de la historia, todas las grandes civilizaciones han creído en lo divino, al igual que las principales religiones del mundo. Reconocer que fuimos creados por lo divino fomentaba la humildad y la modestia, ya que se le daba el mérito a lo divino y no a nosotros mismos.
La cultura tradicional china, en particular, enfatizaba la profunda armonía entre el cielo y la tierra. Guiadas por las enseñanzas del confucianismo, el budismo y el taoísmo, generaciones enteras se han respetado mutuamente y han practicado la bondad durante miles de años. Ahora que el PCCh perjudica a China y amenaza al mundo, es más importante que nunca comprender la situación y encontrar un camino a seguir. La historia nos ha demostrado que la estrategia del PCCh basada en la lucha de clases, el odio y las mentiras no puede perdurar. Al abrazar los valores morales y seguir nuestra conciencia, avanzamos hacia un futuro mejor.
(Fin)
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