(Minghui.org) China es conocida como shenzhou (una tierra divina) por su larga y rica historia espiritual. Pero las cosas han cambiado drásticamente en las décadas desde que el Partido Comunista Chino (PCCh) tomó el poder en 1949.
Durante la infame Revolución Cultural, innumerables templos, monasterios taoístas, iglesias y sitios históricos fueron demolidos. En los últimos años, algunos de los sitios culturales que sobrevivieron se han convertido en destinos turísticos con fines de lucro. Estos eventos han alejado aún más al público en general de los valores tradicionales.
Nos gustaría volver a contar la historia y el legado de China, con la esperanza de encontrar nuevas perspectivas sobre la humanidad, nuestra sociedad y más.
(Continuación de la Parte 2)
Levitando a plena luz de día
En La leyenda de los inmortales, Ge Hong documentó numerosos relatos de personas que alcanzaron el Dao y levitaron a plena luz del día. Veamos la leyenda de Xie Ziran, la única taoísta cuya levitación quedó registrada en la historia ortodoxa.
Esto ocurrió en el año 794, durante la era del emperador Dezong en la dinastía Tang. Xie, que entonces tenía 27 años, levitó ante miles de personas en Guozhou (en la actual ciudad de Nanchong, provincia de Sichuan).
Según Taiping Guangji, Xie había sido una niña muy tranquila. Pacífica y educada, le gustaba leer y memorizar el Tao Te Ching. Su padre, Xie Huan, originario de Yanzhou, vivía en Guozhou y era un funcionario local. Su madre procedía de una prestigiosa familia de Yizhong.
Entre los 7 y los 10 años, Xie viajó con dos monjas, una tras otra, para practicar la cultivación. Después de regresar a casa, se mudó al templo de Lao Zi, en una montaña cercana, para vivir. Un día, cuando tenía 14 años, la comida de repente le pareció asquerosa, como si fueran gusanos. Así que, a partir de ese momento, dejó de comer.
En ese momento, su padre llevaba varios años viajando por otros lugares. Cuando regresó a casa, no pudo aceptar ver a su hija sin comer y lo consideró una ilusión. Dijo: «Nuestra familia ha seguido el confucianismo durante generaciones. Cualquier cosa fuera de las enseñanzas confucianas ortodoxas es inaceptable. ¿Cómo podemos permitir tal brujería?». Encerró a su hija en una habitación durante más de 40 días. Sin embargo, cuando Xie fue liberada, su padre se sorprendió al descubrir que estaba aún más pura y renovada.
En el año 790, cuando Xie tenía 23 años, Han Yi se convirtió en el nuevo gobernador. Sospechaba que Xie solo fingía no comer, por lo que la invitó a vivir en una habitación del complejo gubernamental. Cuando Xie salió de la habitación varios meses después, tenía el mismo aspecto. Su voz seguía siendo clara y vibrante. Han y toda su familia visitaron a Xie y él quedó tan asombrado por ella que le pidió a su hija Han Ziming que aprendiera de Xie.
En el año 793, Li Jian se convirtió en el nuevo gobernador. Al año siguiente, Xie se mudó a un templo taoísta el 3 de marzo del (calendario lunar). Ese día era brillante y magnífico, diferente a los demás días. Xie dijo que algunas deidades y seres divinos se estaban reuniendo ese día. Incluso los ciervos del bosque se comportaban de forma diferente y muchos cervatillos no tenían miedo de interactuar pacíficamente con las personas.
Xie era una persona seria y no hablaba a la ligera sobre la cultivación daoísta, ni siquiera con sus propios padres. Como el gobernador Li era muy devoto del taoísmo, Xie le dijo unas palabras. «Cuando se trata de recitar las escrituras, hay que hacerlo con todo el corazón. El número de escrituras recitadas no es tan importante», explicó. «Si alguien cultiva el Dao pero se rinde a mitad de camino, perderá más que aquellos que ni siquiera comenzaron a cultivar el Dao. ¡Por eso hay que tener mucho cuidado!».
Para entonces, Xie llevaba 13 años sin comer. El 9 de noviembre del 794, acudió al complejo gubernamental para despedirse de Li y le dijo: «Me marcharé a mediados de mes». A partir de entonces, dejó de acudir a la sala de meditación.
Xie partió levitando a plena luz del día, en la mañana del 20 de noviembre, desde lo alto del templo Jinquan. Miles de personas presenciaron el acontecimiento. Su abuela, su madre, su hermana menor Xie Zirou y su discípulo Li Sheng escucharon sus últimas palabras: «Solo cultivándose con diligencia uno puede alcanzar el Dao».
Poco después, la montaña se cubrió de nubes de colores. Durante mucho tiempo se escuchó música celestial y se percibió una fragancia especial. Varias prendas de ropa y un adorno para el cabello que solía llevar quedaron en su cama. Estaban colocadas allí como de costumbre, como si ella las hubiera dejado allí.
Después de que Xie levitara, la gente vio las siguientes frases inscritas en una pared del salón:
A quien corresponda, a mi familia y parientes:
por favor, cuídense mucho y no se entristezcan;
cultiven su virtud y practiquen la bondad,
obedeciendo los preceptos y recitando las escrituras progresarán.
Tras muchas tribulaciones,
llegarán a su destino;
De alguna manera, en el futuro, en la tierra pura de vastas llanuras,
quizás volvamos a encontrarnos.
El gobernador Li y el oficial militar Wei Gao informaron de todo esto al emperador Dezong. El emperador emitió un edicto en alabanza a Xie. (La Oficina de Historia Local de la provincia de Sichuan publicó el edicto en línea).
Li erigió entonces un monumento en el Templo Jinquan que narraba la historia de Xie. También escribió La leyenda de la inmortal del Este, que relataba su historia con detalle. Este libro se perdió, pero el Nuevo libro de Tang, una obra histórica ortodoxa, lo menciona y documenta su resumen. Incluso Han Yu, uno de los más grandes eruditos de la dinastía Tang, creía en la veracidad de la historia de Xie y la mencionó en un poema.
Después de la dinastía Tang, las leyendas de milagros también se documentaron en dinastías posteriores. Ji Gong, un renombrado monje de la dinastía Song, transportó enormes troncos desde Sichuan hasta Hangzhou a través del río utilizando habilidades sobrenaturales. Qiu Chuji, un famoso taoísta de la dinastía Song, viajó una larga distancia para reunirse con Genghis Khan en el desierto y logró detener su matanza. Del mismo modo, Zhang Sanfeng creó el tai chi y dejó innumerables leyendas durante la dinastía Ming.
La levitación también ha sido registrada en la sociedad occidental por aquellos que siguieron caminos espirituales en la tradición occidental. La Iglesia católica documentó más de 70 casos de levitación de San José de Cupertino. Milagros similares también fueron registrados sobre Santa Teresa de Ávila y otros.
Durante miles de años, la humanidad se ha preguntado de dónde venimos, porqué estamos aquí y, aún más importante, en qué nos convertiremos. Los sucesos mencionados anteriormente son intrigantes. Pero ¿qué significan para nosotros?
(Continuará)
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