(Minghui.org) Soy un joven practicante de Falun Dafa. He practicado Falun Dafa (también conocido como Falun Gong) con mis padres desde la infancia. Ya en la adultez, comencé a trabajar, y Shifu dispuso para mí una variedad de empleos en distintos entornos laborales con el fin de validar el Fa y eliminar mis apegos. Gracias a la protección de Shifu, no me he perdido en este mundo moralmente corrupto. Durante la pandemia de COVID-19 trabajé como agente inmobiliario. Sumergido durante cuatro años en el mundo de la fama y la fortuna, logré soltar muchos de mis fuertes deseos. Me gustaría compartir una experiencia sobre cómo eliminé algunos apegos en el trabajo.
El año pasado, los precios de los departamentos en el centro de la ciudad bajaron drásticamente. Mi empresa convocó a una reunión de emergencia instándonos a contactar a los clientes de inmediato. No lo tomé muy en serio, suponiendo que pocos estarían interesados. Mientras conducía y escuchaba una conferencia de Shifu dirigida a practicantes en Australia, de pronto comprendí que Shifu me estaba insinuando que debía cumplir con mis responsabilidades. Así que envié un mensaje grupal a mis clientes. Al día siguiente, uno de ellos vino y compró más de una docena de apartamentos. Como el promotor no ofrecía descuentos, le propuse al cliente darle parte de mi comisión.
Después de cerrar el trato, sentí que había hecho bien al renunciar a una ganancia personal. Me sentí tranquilo, sin pensarlo demasiado, sin darme cuenta de que aún persistía cierto resentimiento en lo profundo. Al día siguiente, el cliente me dijo que un amigo también podía ofrecerle la comisión, así que me pidió que le entregara casi toda mi comisión, excepto 500 yuanes por cada departamento en compensación por mi servicio. Recordé que Shifu dijo que nada de lo que sucede en la cultivación es accidental. Podría ser una prueba para ver si podía soltar mi apego a las ganancias, así que acepté sin vacilar.
Al tercer día, la situación empeoró. El cliente afirmó que alguien más le ofrecía un mejor trato y me acusó de engañarlo, exigiéndome casi toda la comisión. Sospeché que algunos competidores, celosos de mi éxito, habían causado problemas. Después del trabajo, estudié el Fa, hablé con mi madre (también practicante) y miré hacia adentro. Descubrí que el cliente tenía un fuerte apego al dinero, y que el hecho de que mis competidores me causaran problemas indicaba que estaban llenos de celos y resentimiento. Por tanto, yo también debía tener esos mismos apegos, lo que provocó esa situación.
Uno de los vendedores de mi empresa ya me había quitado clientes varias veces. Pensaba que no me afectaba, creyendo que Dafa me había hecho tolerante y sereno, capaz de dejar el resentimiento y los celos, y de ver las pérdidas como nada. Pero este grave incidente me obligó a mirar más profundamente hacia dentro. Descubrí que aún albergaba resentimiento hacia esa persona. Como no había soltado realmente ese apego, las personas no practicantes reflejaban mi estado interior.
Al seguir mirando hacia dentro y profundizando, me sorprendió darme cuenta de que los pensamientos instantáneos generados por mis apegos aparecían y desaparecían tan rápido que no lograba detectarlos ni negarlos. Por ejemplo, cuando un colega cerraba una gran venta, me preguntaba cuánto habría ganado de comisión y fantaseaba con lograr yo una venta similar; esos eran apegos al interés propio y a la competencia. Cuando un nuevo compañero tenía excelentes ventas mensuales, me sentía incómodo; lo escuchaba con atención cuando hablaba con clientes, pendiente de si cerraría otro trato más: eso eran celos, insatisfacción y menosprecio. Cuando el jefe de la empresa competidora me quitaba clientes, aparentaba indiferencia, pero dos veces le comenté a mi supervisor, en una charla casual, que esa persona era mala y que sus actos inmorales tendrían consecuencias; ese era el apego al resentimiento.
Estos apegos ocultos estaban tan profundamente enterrados que no podría haberlos detectado sin la compasiva guía de Shifu. Comprendí que la tolerancia superficial no era verdadera cultivación: era solo ocultar los apegos.
Pensé que, si le debía algo a alguien, debía devolverlo. Debía estar agradecido con esa persona por haber creado las circunstancias que me ayudaron a cultivarme, permitiéndome eliminar esos apegos ocultos. Busqué profundamente en mi interior, confesé mis errores a Shifu y envié pensamientos rectos para eliminar esos apegos. Inmediatamente sentí que Shifu disolvía las sustancias del resentimiento, los celos y el interés propio. Sentí ligereza tanto en la mente como en el corazón.
Esa noche soñé que caminaba por el borde estrecho de un gran estanque, con abismos a ambos lados. Un enorme pez carpa, más alto que una persona, nadaba cerca del borde y me observaba. Temía que me atacara, así que no me atreví a moverme. Pero como permanecía inmóvil, reuní valor y pasé a su lado. El sueño terminó.
Al día siguiente, todo cambió. Esa persona contactó a mi supervisor, expresando buena voluntad y deseos de cooperar. El cliente ya no exigió más descuentos y aceptó el acuerdo original. Mi supervisor me otorgó un reconocimiento adicional por desempeño, conforme a las reglas de la empresa. Como resultado, no perdí nada de lo que merecía. Más tarde, el cliente descubrió que no lo había engañado y me recomendó a un amigo, quien también compró un departamento conmigo.
En estos días finales de la rectificación del Fa, debo tomar la cultivación en serio y soltar los apegos al confort. Cultivaré con sinceridad y solidez. Solo cultivándome bien podré validar mejor Dafa y estar a la altura de la salvación de Shifu.
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