(Minghui.org) Escuché sobre Falun Dafa hace más de 20 años. Un día, después del trabajo, fui al supermercado y vi un volante. La persona de contacto era china, y las clases eran gratuitas. En ese momento, las cargas del trabajo y la familia me tenían al límite, agotada física y mentalmente. Tenía cuatro hijos, y mi esposo era alcohólico, apegado a su madre, endeudado y sin un trabajo estable. Vivíamos con mis suegros, que eran autoritarios y me trataban como una esclava. No tenía dinero ni tiempo, y con frecuencia era intimidada en mi trabajo. Para empeorar las cosas, mi hijo mayor, traumatizado por haber presenciado la violencia de unos pandilleros, se negaba a ir a la escuela. Cuando intentaba convencerlo, se ponía violento y terminó hospitalizado. Nadie me ofreció ayuda. Tuve que resistir y criar a mis hijos sola. Durante ese tiempo tan estresante, escuché sobre Falun Dafa.
Después de ver aquel volante, decidí aprender los ejercicios. Ese día asistieron unas veinte personas chinas. Siempre me había encantado China, así que me sentí feliz de verlos. Pero pronto dejaron de asistir. Me sentí confundida, hasta que vi un reportaje en la televisión sobre Falun Dafa. Mostraban una multitud frente a la Embajada de China en Tokio, y alguien decía: “El cielo se ha vuelto rojo...”. Me asombré: ¿cómo podía volverse rojo el cielo? ¿Qué había pasado? Más tarde, la coordinadora me dijo que podía hacer los ejercicios nuevamente, así que volví. Esta vez, ya no había chinos y nadie explicó por qué. No fue sino hasta después que comprendí: la persecución ya había comenzado. En aquel momento no tenía idea de lo que estaba ocurriendo.
A veces la gente me pregunta: “¿Cuándo empezaste a practicar Falun Dafa?”. No recuerdo la fecha exacta. Al principio solo estaba enferma. Cuando la coordinadora me dijo: “Practicar Falun Dafa con constancia puede curar tu enfermedad”, dudé. Como trabajaba en un laboratorio clínico, me preguntaba cómo eso podía ser posible. Pero después de escucharlo tantas veces, decidí intentarlo. Me dije: “Tengo mis medicamentos e inhaladores para cuando me dan las crisis. Dejaré de usarlos por un tiempo y veré qué pasa”.
Dejé de tomar las medicinas, y ocurrió un milagro: desde ese día hasta hoy, no he vuelto a tomar medicamentos ni usar inhaladores. Mi temperatura corporal regresó a la normalidad. Realmente me recuperé. Mi familia también cambió positivamente. Mi hijo mayor había repetido un grado por su comportamiento violento en casa. Mi suegra tenía miedo de que volviera a tener un brote, así que finalmente aceptó que me mudara con los niños. Más tarde, mi hijo se graduó con éxito.
A medida que continué estudiando el Fa y cultivándome, comprendí gradualmente por qué tenía tantas dificultades: todo mi sufrimiento era el resultado del yeli (karma) acumulado en vidas pasadas, que debía pagar. La cultivación convierte las cosas malas en buenas.
También tuve fricciones con otros practicantes. Cada vez que sucedía algo me preguntaba: “No dije ni hice nada malo. ¿Por qué me tratan así?”. Esto me llevó a desconfiar de ellos. Pensaba: “Dicen que cultivan Verdad, Benevolencia y Tolerancia, pero algunos no actúan así”. Entonces, empecé a evadir mis propios problemas.
Shifu dijo:
“Por ejemplo, una botella llena de cosas sucias, cerrada con una tapa ajustada, al ser arrojada al agua se hunde inmediatamente hasta el fondo. Tú vuelcas las cosas sucias que tiene adentro y cuanto más vuelcas, tanto más alto flota la botella; al vaciarla por completo, la botella sube flotando completamente hasta la superficie del agua” (Primera Lección, Zhuan Falun).
Me sentía como esa botella que se hunde. Porque no miraba hacia adentro, permanecí en el fondo del agua por demasiado tiempo.
A pesar de esto, persistí en estudiar el Fa. Aunque las pruebas y tribulaciones aumentaron, a través de las conversaciones con otros practicantes, poco a poco comprendí mi problema: me enfocaba en asuntos triviales y me negaba a soltar. Estaba llena de resentimiento. No podía dejarlo ir, e incluso creía tener la razón. Todas esas pruebas fueron arregladas por Shifu para ayudarme a mejorar mi xinxing, pero yo las rechazaba. Con la ayuda de otros practicantes, aprendí gradualmente a aceptarlas.
Solía pensar que todos los practicantes debían ser “buenas personas”. Pero la realidad me mostró que algunos se enojan, gritan y quieren imponer su punto de vista. Me sentía intranquila, y pensaba: “Es tan inteligente y ha estudiado el Fa por tanto tiempo, pero está lleno de deseo de mostrarse y busca fama y fortuna”. Cuando hablé de esto con otro practicante, él solo me decía: “Mira hacia adentro”. Pensé: “No entiendes mi sufrimiento. Yo tengo razón”. Así recaí en mi apego. Pero con el tiempo, a través de una comunicación frecuente, finalmente entendí lo que realmente significa “mirar hacia adentro”.
La relación entre la virtud y el yeli (karma) es como lanzar una pelota. Cuando otros te hieren, en realidad estás ganando virtud y eliminando yeli. Mientras soportes el dolor, tu xinxing mejorará. ¡Qué cosa tan maravillosa! ¿Por qué no lo vi antes?
Una vez que entendí esto, mi corazón se relajó poco a poco. Dejé de mirar hacia afuera y aprendí a mirar hacia adentro. Al ver a otros practicantes compartir valientemente sus propias deficiencias y esforzarse por mejorar, me sentí asombrada y avergonzada a la vez. Entonces pensé: “Si otros me tratan mal o me dicen palabras duras, ¿qué importa? ¿No es acaso una oportunidad para cultivarme? Debería estar agradecida”. En ese momento, comprendí verdaderamente el significado de la cultivación. Si no lo hubiera entendido y hubiera seguido así, ni siquiera habría alcanzado el nivel de un Luohan principiante. Ese pensamiento me despertó.
Un practicante me preguntó: “¿Quieres convertirte en un ser divino o seguir siendo una persona común?”.
Respondí: “¡Quiero convertirme en un ser divino! Vine aquí para alcanzar la iluminación, salvar a los seres y regresar a mi propio mundo”.
A través de esta serie de experiencias, finalmente sentí profundamente en mi corazón que, sin importar lo que ocurra, todo forma parte de la cultivación.
Shifu nos enseñó:
“Si el xiulian es como al principio, seguramente será exitoso” (El xiulian de DAFA es serio).
Recordaré esta enseñanza y me cultivaré con más diligencia para regresar a casa con Shifu.
¡Gracias, Shifu! ¡Gracias, compañeros practicantes!
(Artículo seleccionado presentado en el Fahui de Japón 2025)
Copyright © 1999-2025 Minghui.org. Todos los derechos reservados.