(Minghui.org) Yo daba clases en una escuela de formación profesional. Durante la época de «reforma y apertura» del Partido Comunista Chino (PCCh), mi esposo fue trasladado para trabajar en una ciudad costera, dejándome a cargo de nuestra hija de nueve años. El director vino a verme y me dijo: «En los últimos años, tú sola has consumido el 80 % de los gastos médicos anuales de la escuela. ¿Cómo podremos cubrir ahora los reembolsos de los maestros de mayor edad?».
Al ver la mirada de dolor en el rostro del director, respondí: «Lo siento, pero yo no elegí estar enferma».
Tenía solo 40 años, pero sufría de múltiples enfermedades. Padecía neurastenia y me sentía somnolienta todos los días. Tenía Osteofitos en las vértebras cervicales, torácicas y lumbares, lo que requería de una hospitalización cada año para limpiar mis vasos sanguíneos, la afección más grave eran los tumores en ambos ovarios. Me operaron una vez para extirpar un tumor del tamaño de un huevo en el ovario derecho. El médico consideró que era demasiado joven para extirpar ambos tumores. Dejaron el tumor del ovario izquierdo, que era del tamaño de una pelota de ping pong, y dijeron que había que vigilarlo. Lo extirparían si crecía, o tal vez se reduciría después con la menopausia. El tumor que quedó seguía causándome dolor y me sentía cansada todos los días.
El director se compadeció de mí y me dijo: «¿Por qué no te vas con tu esposo? Al menos podrán cuidarse el uno al otro». Ese mismo año acababa de terminar un curso, por lo que no tenía que impartir ninguna asignatura nueva. En aquella época, era muy habitual tomarse una excedencia sin sueldo conservando el puesto de trabajo, así que la escuela me concedió un trato especial. Seguí cobrando mi salario y disfrutando de mis prestaciones como de costumbre.
Renacer
Mi hija y yo nos mudamos a la ciudad donde trabajaba mi esposo. Las dolencias persistían, así que seguí buscando tratamiento, pero esta vez corriendo con todos los gastos.
Encontré un trabajo y más tarde, gracias a mis contactos, me cambié a otra empresa. Un cliente de esta empresa me habló de Falun Dafa. Más tarde supe que la gente iba a su casa a leer el Fa (las enseñanzas) y que su madre era coordinadora voluntaria. Su madre puso el video de Shifu enseñando los ejercicios y me invitó a hacerlos con ella. Después de hacer los ejercicios durante unos días, ocurrió algo milagroso. A los pocos minutos de salir de su casa, me volvió la menstruación.
Compré los libros de Falun Dafa y los leí con diligencia. A partir de las enseñanzas, aprendí que Falun Dafa es una práctica que cultiva tanto la mente como el cuerpo, y que puede transformar el cuerpo de los practicantes para que se vuelva más joven. Incluso las mujeres mayores pueden recuperar la menstruación, lo que permite que el cuerpo vuelva a un estado libre de enfermedades. A partir de entonces, me embarqué en el camino de la cultivación de Dafa.
Tuve un sueño muy vívido en el que un hombre alto con una bata blanca de médico sostenía unas tijeras en una mano y un tubo delgado (más delgado que un tubo intravenoso) en la otra, tenía una bola de carne del tamaño de una pelota de ping pong. Me dijo: «¡Mira! ¡Te lo he extirpado!». Instintivamente me toqué el abdomen y le pregunté porqué lo había extirpado. Él respondió: «¿De qué sirve conservarlo?». Me desperté y pensé: «¿No era este el Fashen (cuerpo de Fa) de Shifu en otra dimensión?». El hombre era idéntico a la foto de Shifu que hay en Zhuan Falun. ¡Shifu me había extirpado el tumor! No sabía cómo eran las trompas de Falopio, ¡pero me pareció tan real! Nunca más me volvió a doler el abdomen.
Cuando trasladé mi domicilio a la ciudad de mi esposo, me exigieron un examen físico. Me preocupaba que me descartaran por mis muchas enfermedades, pero los resultados mostraron que todo estaba normal. Los tres espolones óseos también se curaron sin tratamiento. Mi cuerpo ahora estaba libre de enfermedades y mi corazón estaba lleno de alegría; realmente me sentía renacida. Comencé a practicar Falun Dafa con diligencia.
Aprendiendo a desprenderse
Seguí las enseñanzas de Shifu sobre Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Esto significaba dejar ir todo tipo de apegos, incluyendo la fama y las ganancias personales. Una de mis amigas cercanas me dijo que mi antigua escuela había construido unos apartamentos nuevos para mejorar las condiciones de vida de los profesores. Los que aceptaban un nuevo apartamento tenían que devolver el antiguo y pagar la diferencia de 4,000 yuanes (unos 550 $), por lo que se trataba básicamente de viviendas subvencionadas. Me dijo que el director quería saber si yo quería uno.
Después de irme, mi hermano menor se mudó a mi antiguo apartamento. ¿Qué debía hacer? Era un asunto importante. Tras pensarlo un poco, decidí que la nueva vivienda estaba destinada a mejorar las condiciones de los maestros y, como yo no iba a volver a vivir allí, mi hermano la utilizaría. No me parecía bien reclamar la nueva vivienda y renunciar a la antigua. Así que le dije a mi amiga: «No me tengas en cuenta para el nuevo apartamento». Más tarde, mi hermano me dijo que había gastado 800.000 yuanes (unos 112.000 $) en comprar una nueva vivienda. Cuando lo supe, no me emocioné ni sentí envidia, sino que me sentí en paz. Aunque había perdido una gran ventaja, como practicante sabía que debía mantener unos estándares altos y no tomar lo que no me pertenecía por derecho.
Los requisitos nacionales para evaluar los títulos profesionales superiores incluían: 1) haber tenido un título intermedio durante al menos cinco años; 2) haber publicado un artículo en una revista especializada; y 3) aprobar un examen de idiomas extranjeros. Como docente, el título de profesor asociado se consideraba un objetivo y un honor para toda la vida. Así que, después de ascender al nivel intermedio, comencé a prepararme y publiqué dos artículos en revistas provinciales. Después de trabajar durante cinco años, cumplía la mayoría de los requisitos, excepto el examen de idiomas extranjeros.
Cuando regresé a la escuela, el director me dijo que, dado que había viajado desde muy lejos, me invitaría a cenar y también invitó a dos supervisores superiores. Durante la cena, el director sacó a colación el tema de mi ascenso a profesor asociado. Me dijo que este año se jubilaban dos profesores asociados, lo que dejaba dos puestos libres para ascensos. Sin embargo, en los últimos años, las autoridades superiores exigían pruebas sobre las horas lectivas reales. Me dijo que todos mis demás requisitos eran suficientes, pero que necesitaría tener las horas lectivas registradas oficialmente.
Pero yo llevaba dos años sin dar clases. Si el director inventaba horas lectivas para mí, ¿no estaría falsificando registros? Parecía que el director había invitado a los dos supervisores y había sacado el tema a relucir para favorecerme intencionadamente. Pensé: «Soy practicante de Falun Dafa. Cultivo Verdad-Benevolencia-Tolerancia. ¿No violaría la Verdad?». Me sentí incómoda. Así que dije con firmeza: «No hay necesidad de inventar esto por mí». Les expliqué a los líderes, que Falun Dafa enseña a las personas a vivir según Verdad, Benevolencia y Tolerancia, y que yo no podía hacer cosas que no estuvieran en consonancia con la verdad. Les dije que no competiría por este puesto.
Más tarde me enteré de que los dos profesores adjuntos que estaban por debajo de mí habían sido ascendidos a profesores asociados, sentí cierto pesar. Después de jubilarme, me di cuenta de que la diferencia salarial entre los títulos superiores e intermedios era de unos 2000 yuanes al mes (unos 280$). Pero Shifu enseñó el principio de «... el que no pierde no gana...» (Cuarta Lección, Zhuan Falun).
En la empresa en la que trabajaba, mi salario era más de 2000 yuanes más alto. Cuando la escuela cambió de política y comenzó a pagar el salario según la asistencia, entonces dejaron de pagarme. Lo acepté con calma.
Un año, la ciudad emitió nuevas tarjetas de seguridad social. La escuela me notificó que fuera a recoger una. En la oficina de seguridad social, me enteré de que tenía que devolver mi antigua tarjeta de seguro médico para poder obtener la nueva. La nueva tarjeta combinaba el seguro médico y una tarjeta de ahorro bancario en una sola. Como nunca tuve la tarjeta antigua, no pude solicitar la nueva.
Un familiar de uno de mis alumnos era supervisor en la Oficina del Seguro Social. Mi alumno me llevó a verlo y después de escuchar mi situación, se enojó y dijo: «¿Cómo es posible que la escuela no te haya dado una tarjeta de seguro médico? Eso es una violación. No te preocupes por eso, enviaré a un abogado para que audite las cuentas de la escuela. Aunque no vivas aquí, eres miembro oficial del personal y la oficina de finanzas te ha estado pagando. Lo revisaré todo de una vez y haré que te devuelvan todo».
Me sorprendió su reacción. Como practicante, debo decir la verdad. Rápidamente respondí: «Gracias por su amabilidad, pero fui yo quien no solicitó la tarjeta antigua, no fue que la escuela la rechazara. Y como no he estado dando clases estos años, es lógico que me hayan suspendido el sueldo».
Me preguntó porqué no había solicitado la tarjeta, ya que cada mes se ingresaba dinero en ella. Le conté cómo me había beneficiado tanto física como mentalmente después de empezar a practicar Falun Dafa, él asintió con la cabeza. Mi alumno añadió: «Mi profesora ahora parece más joven que nosotros».
Un nuevo puesto
Me contrató una empresa extranjera. Era nueva en el sector, así que tuve que aprender desde cero. Shifu me abrió la mente y, en pocos años, poco a poco fui adquiriendo conocimientos profesionales, aprendí las normas del sector, las leyes y los reglamentos relacionados. Paso a paso, ascendí de empleada común a jefa de departamento y, finalmente, a directora general.
Me mantuve fiel al estándar de un cultivador y guié mi trabajo en la empresa según los principios de Dafa. Esto creó un ambiente armonioso, nuestro rendimiento mejoró constantemente y la reputación de la empresa creció. Ya fueran inspectores de departamentos o supervisores de las autoridades reguladoras, con el tiempo todos se convirtieron en mis amigos.
Después de que el PCCh comenzara a perseguir a Falun Dafa en 1999, me convertí en blanco de sus ataques. Mi lugar de trabajo estaba vigilado, se rastreaba mi paradero y la gente solía usar la excusa de asuntos relacionados con el trabajo para registrar mis archivos o revisar mi computadora. Yo sabía cuál era su verdadero propósito, pero aun así los trataba con amabilidad. Solo quería que supieran cómo Dafa mejoró mi salud y mi mente, y cómo Falun Dafa enseña a las personas a ser amables y buenas.
Me detuvieron ilegalmente en un centro de lavado de cerebro y en un centro de detención. Para evitar nuevos acosos y arrestos, viví sin un hogar durante más de un año. Mi jefe me consiguió trabajo en la sucursal de Beijing durante un tiempo. Más tarde me dijo: «Será mejor que regreses. No pueden arreglárselas sin ti. Las personas con fe son buenas personas y tienen valores elevados».
Practicar Dafa transformó por completo mi salud y mi carácter, y mi familia y amigos también se beneficiaron. ¡Siempre seguiré las enseñanzas de Shifu, seré amable y atenta con todos, y me esforzaré por ser una mejor persona!
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