(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 2005 y al poco tiempo me uní a un grupo de estudio del Fa. A pesar de las amenazas de matones, el acoso de la policía y los encierros impuestos por el gobierno durante la pandemia, nada impidió a nuestro grupo que siguiéramos estudiando juntos con regularidad. También hacíamos los ejercicios, enviábamos pensamientos rectos y salíamos por nuestra comunidad para aclarar la verdad sobre Dafa a la gente. Seguimos las enseñanzas de Shifu y cumplimos diligentemente con todo lo que se nos pidió. Nuestro grupo se unió para alcanzar el mismo objetivo.
En mi segundo año de cultivación, otras tres practicantes y yo nos dividimos en dos grupos y salimos a distribuir materiales para aclarar la verdad, colocar carteles de Dafa y pegar calcomanías de aclaración de la verdad. Fuimos de localidad en localidad, sin dejar ningún hogar sin visitar. A veces visitábamos dos o tres localidades a varios kilómetros de distancia, y casi amanecía antes de que regresáramos. En las noches de invierno, cuando no podíamos pegar las calcomanías en los postes de teléfono congelados, los calentábamos con las manos antes de colocarlos.
A medida que avanzaba el proceso de rectificación del Fa de Shifu, pasamos de caminar a andar en bicicleta, después a andar en triciclos eléctricos, lo que nos permitió abarcar más zonas. No nos tomábamos vacaciones y también pasamos de distribuir el material de aclaración de la verdad por la noche, a hablar con la gente cara a cara durante el día. Siempre distribuíamos CD y memorias USB cara a cara para reducir al mínimo el desperdicio de los recursos de Dafa.
Mi triciclo eléctrico fue construido para Dafa. En 10 años, solo he cambiado unos cuantos neumáticos y dos veces la batería. Es un vehículo cómodo y rápido, que nos lleva a aclarar la verdad, colocar carteles, calcomanías y transportar suministros todos los días. Recorremos unos 50 kilómetros al día, a veces 100, y solo descansamos para reponer energías. El triciclo nunca se ha averiado y ha recorrido un total de más de 50.000 kilómetros.
Prestamos atención a la seguridad de los teléfonos celulares y no los utilizamos para comunicarnos entre nosotros. No le tememos a los problemas y preferimos hablar cara a cara cuando tenemos algo que discutir. Creo que los practicantes que me rodean son como joyas brillantes.
La practicante Wu
Wu es una practicante de 52 años que vive en una zona rural. Está dispuesta a soportar dificultades, está muy motivada y nunca descuida las tres cosas que Shifu nos pide que hagamos. Mientras cuidaba a su nuera, que se estaba recuperando después del parto, nos preparó materiales para aclarar la verdad. Wu todos los días sale para hablar con la gente sobre Dafa y nunca nos quedamos sin materiales.
Wu cultiva verdaderamente su xinxing. Antes de practicar Dafa, su familia era pobre y solo tenía tres bungalows con paredes en ruinas. Ella menospreciaba a su esposo y tenía mal carácter, les gritaba a él y a su hijo cuando las cosas no salían como ella quería. Después de practicar Dafa, su familia construyó una nueva casa. Su hijo fue admitido en la universidad y ahora tiene un hijo sano.
Ella era considerada y cuidaba de su esposo. Le cocinaba sus platos favoritos e incluso le traía agua para que se lavara. Además cuando él le hablaba con rudeza, ella no se enojaba. Sonreía y decía: «Me está ayudando a mejorar mi xinxing. ¡Debería darle las gracias!». Su familia era feliz y armoniosa. Todos en el pueblo decían que ella se beneficiaba de practicar Falun Dafa.
Wu dijo una vez que cada día se enfrentaba a pruebas de xinxing y que su esposo la ayudaba a mejorar su carácter moral. Por ejemplo, cuando la comida estaba lista, ella llamaba a su esposo para comer, pero, por alguna razón, él le gritaba. Ella recordaba que Shifu dijo que no importaba si algo que ocurría era bueno o malo, todo eran cosas buenas, porque surgían con el fin de cultivarse.
Wu dijo que si se enojaba era por sentimentalismo y, como cultivadora de Dafa, no quería apegarse al sentimentalismo. Entonces, no se enojó con su esposo porque entendía que el incidente tenía como objetivo mejorar su cultivación. Por lo tanto, Wu le explicó con calma sus pensamientos a su esposo y utilizó los principios del Fa que había aprendido para resolver sus arrebatos emocionales. Entonces, su enojo desapareció.
Debido a que su hijo y su nuera trabajan fuera de la ciudad, Wu cuidaba de su nieto de seis meses. La hija de Wu asiste a la escuela secundaria en la ciudad y Wu la busca todas las semanas. Su esposo se queda solo en casa, trabajando y cuidando los campos. Wu aprovecha la oportunidad para participar en el estudio grupal del Fa, hacer los ejercicios y hablar con la gente sobre Falun Dafa. Ella da prioridad a las tres cosas que un practicante debe hacer.
Algunas veces salía los viernes a hablar con la gente, y su nuera la llevaba de regreso a casa cerca del mediodía. Antes de ir a casa a comer, primero venía a mi casa y me decía: «¡Espérame! Cuando llegue a casa a comer, podemos salir juntas y distribuir material de aclaración de la verdad sobre Dafa a la gente que encontremos». Cuando llevaba a su hija a la escuela, siempre me pedía que la acompañara. Wu hacía esto para poder aclarar la verdad conmigo en el camino de regreso.
Practicante Li
Li es una practicante de 70 años de nuestro grupo. Su esposo falleció hace más de 10 años, dejándola con una deuda de decenas de miles de yuanes. Con sus dos hijos lejos de casa, se dedica a cultivar la tierra de casi una hectárea. Actualmente, ha pagado sus deudas y ha ahorrado algo de dinero. Estudia el Fa, aclara la verdad a la gente, participa con entusiasmo del estudio grupal del Fa y lo recita con diligencia.
Antes de practicar Falun Dafa, Li se había sometido a una cirugía uterina y estaba muy débil. Luego de comenzar a practicar, su salud mejoró y ahora puede hacer de todo. Su esposo, atemorizado por la persecución del Partido Comunista Chino (PCCh) contra Falun Dafa, le prohibía practicarlo, con frecuencia la golpeaba y no se encargaba de las tareas domésticas. Aun así, ella seguía cocinando y sirviéndole comida cuando él regresaba del campo. Ella decía: «Esto me ayuda a mejorar mi xinxing».
En medio de los conflictos familiares, Li se considera una cultivadora y actúa como tal. Su hijo mayor y su nuera rara vez volvían a casa y, cuando la visitaban durante las vacaciones del Año Nuevo Chino, se quejaban de lo desordenada y sucia que era.
A veces, durante las vacaciones, no le traían nada y pedían cosas para ellos. Una vez, cuando se acercaba el Año Nuevo Chino, el hijo mayor dijo que había comprado 10 kilos de carne de res. Li pensó que su hijo la había comprado para la familia, así que no compró nada. Pero el día 29 del año lunar, su hijo llegó a casa sin la carne.
Cuando su hijo mayor se quedó sin dinero, Li le dio el dinero que había ahorrado. Su segundo hijo, ya mayor de edad, aún no había formado una familia. Los vecinos estaban indignados, pero ella siempre sonreía con calma y decía: «Nada de lo que le sucede a un cultivador ocurre sin un motivo».
Li poseía una fuerza de voluntad extraordinaria. Su casa requería una capa de tierra de 30 centímetros por piso. El otoño pasado, después de la cosecha, sacó 30 metros cúbicos de tierra del campo y la colocó en la calle. La tierra estaba tan húmeda que le preocupaba que se mantuviera así. Así que la extendió capa por capa para que se secara al sol y luego utilizó un pequeño carrito de basura con una rueda para transportarla a su casa.
Todas las mañanas, Li salía a aclarar la verdad y ayudar a la gente a comprender Dafa. Por la tarde, trasladaba la tierra a su casa. Cuando su ropa se mojaba, se quitaba la chaqueta de algodón y se ponía un abrigo. Otros comentaban: «A tu edad, esto no es tarea fácil; ni siquiera un joven podría hacerlo». A finales de mes, las cinco habitaciones estaban recubiertas y los 30 metros cúbicos de tierra habían sido trasladados a su interior.
Practicante Fang
Fang es una integrante de nuestro grupo de estudio del Fa cuyos suegros viven en un pueblo vecino, mientras que la casa de sus padres es un lugar de estudio del Fa. Durante los 26 años desde que el PCCh comenzó a perseguir a Falun Dafa, ha asistido a sesiones grupales de estudio del Fa casi a diario y continúa distribuyendo materiales informativos para aclarar la verdad. Durante el apogeo de la persecución, caminábamos por la noche, yendo de pueblo en pueblo, distribuyendo los materiales puerta por puerta y, con frecuencia, no regresábamos hasta cerca del amanecer. Para evitar los coches de la policía, atravesábamos profundos maizales, zanjas, arbustos y charcos de lodo. Fang se cayó innumerables veces.
Una vez, Fang se pegó accidentalmente pegamento en el pelo mientras colocaba carteles para aclarar la verdad. En aquella gélida noche de invierno, su cabello se congeló. Se fue a casa y se quedó dormida. Cuando se despertó, se dio cuenta de lo que le había pasado al cabello. En otra ocasión, el abrigo de Fang le quedaba demasiado grande y estaba repleto de materiales para aclarar la verdad, que se desparramaron por el suelo. Otros practicantes lo vieron y le avisaron, por lo que se apresuró a recoger los valiosos materiales y los guardó en un lugar seguro.
Li tenía que salir de la ciudad para visitar a su nieto, así que alguien más tenía que hacer los folletos. Fang se encargó de la tarea sin dudarlo. Con frecuencia, se quejaba de su gran barriga, que le parecía antiestética. Fang llevaba menos de cuatro meses haciendo folletos informativos cuando descubrió que su ropa le quedaba mucho más holgada. Se pesó y descubrió que había perdido tres kilos y medio de peso mientras ayudaba con la producción de materiales.
El corazón de una practicante
Un día fui a la casa del coordinador de nuestro proyecto de producción de materiales informativos. El coordinador sacó una media llena de dinero de un cajón y la vació, diciendo: «Mira, esto es de una practicante. No debería aceptarlo, pero es una muestra del corazón de esta persona». Vi billetes de uno, cinco y diez yuanes. También había una pila de billetes viejos de cien yuanes. Cuando lo vi, casi me pongo a llorar.
Solo podíamos imaginar cómo la compañera practicante había ahorrado el dinero y cuánto tiempo le había llevado hacerlo. Los materiales para aclarar la verdad sobre Dafa son inagotables. No es porque los practicantes sean ricos, sino porque tenemos corazones tan puros como el oro para ayudar a otros a conocer la verdad sobre Dafa.
En medio de la dura persecución y en estos tiempos difíciles, los compañeros practicantes nunca han vacilado en su fe en Shifu y en Dafa. Todos se están cultivando y ayudando a Shifu en la rectificación del Fa de este mundo.
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