(Minghui.org) La Sra. Fu Hong, de 57 años y residente de la ciudad de Qinhuangdao, provincia de Hebei, está apelando una sentencia de cinco años de prisión.

La Sra. Fu, que trabaja en el Centro de Inspección de Carbón de la Oficina de Inspección y Cuarentena de Qinhuangdao, fue detenida en una estación de tren el 20 de noviembre de 2024, después de que agentes de seguridad encontraran libros de Falun Gong en su equipaje.

Durante la audiencia de la Sra. Fu en el Tribunal del distrito de Funing el 21 de agosto de 2025, el procurador Sun Dayun interrumpió repetidamente a su abogado defensor y el juez presidente Lin Shuangquan no lo detuvo.

A finales de octubre de 2025, Lin sentenció a la Sra. Fu a cinco años de prisión. Ella apeló ante el Tribunal Intermedio de la ciudad de Qinhuangdao y el juez Chen Gang fue asignado al caso.

Antecedentes de persecución

La Sra. Fu comenzó a practicar Falun Gong en 1998, tras presenciar la recuperación de su madre, la Sra. Xu Huiying, de diversas dolencias gracias a la práctica de Falun Gong. Al comenzar la persecución, la Sra. Xu viajó a Beijing a finales de 1999 para apelar por su derecho a practicar Falun Gong. Fue arrestada, trasladada de regreso a Qinhuangdao y detenida durante más de diez días. A su regreso, comenzó a sufrir diversos problemas de salud. Su temor se intensificó cuando una examiga intentó llevarla a un centro de lavado de cerebro.

Debido a la angustia mental causada por la persecución, los padres de la Sra. Fu se fueron aislando gradualmente. Su padre sufrió un derrame cerebral, al igual que su madre. Ambos fallecieron tras permanecer postrados en cama durante dos años.

La Sra. Fu fue arrestada en su lugar de trabajo en enero de 2001 por Xu Yingbin, de la Oficina 610 de la ciudad de Qinhuangdao, y tres agentes de policía. La esposaron por la espalda y la llevaron al Primer Centro de Detención de Qinhuangdao. Allí, la obligaban a permanecer sentada en un pequeño taburete durante largas horas cada día. Era sometida a registros rutinarios, insultos y la obligaban a trabajar de noche. También la obligaban a recitar las normas del centro de detención.

En febrero de 2001, Wang Xianzeng, de la Oficina 610 de Qinhuangdao, y Xu Conglin, Li Zhijian y Li Yingjie, de su lugar de trabajo, trasladaron a la Sra. Fu al Campo de Trabajo Forzado de Kaiping para cumplir una sentencia de duración indeterminada. Los guardias del campo instigaron a las reclusas a torturar a la Sra. Fu en tres turnos. La privaron de sueño, la bombardearon con propaganda difamatoria contra Falun Gong y la golpearon con frecuencia.

Cuando intentó rescatarla, el padre de la Sra. Fu fue estafado por Wang, de la Oficina 610 de la ciudad de Qinhuangdao, quien le robó 20.000 yuanes y una pequeña impresora.

La Sra. Fu fue arrestada nuevamente en noviembre de 2009. Su casa fue allanada. Song Zemin y Chen Yingli, de la Oficina 610 del distrito de Funing, la llevaron de noche a la División de Seguridad Nacional del condado de Funing y la obligaron a estampar sus huellas dactilares en un documento sin decirle de qué se trataba. Posteriormente, la retuvieron durante 12 días en el Centro de Detención del condado de Funing.

Más tarde, la Sra. Fu fue sentenciada a una pena indeterminada en el Campo de Trabajo Forzado de la ciudad de Qinhuangdao. Se negó a renunciar a Falun Gong y fue trasladada al Campo de Trabajo Forzado de Kaiping. El guardia Yan Hongli dispuso que una reclusa la vigilara las 24 horas. También le prohibieron comprar artículos de primera necesidad y restringieron su uso del baño. La obligaron a permanecer en su celda y no le permitieron comer en la cafetería.

Cuando se redujo el número de reclusas en el Campo de Trabajo Forzado de Kaiping, la Sra. Fu fue trasladada al Campo de Trabajo Forzado Femenino de Shijiazhuang. Debido a su negativa a realizar trabajos no remunerados, se vio obligada a permanecer de pie o sentada durante largas horas y se le negó el acceso a los baños.

Un día como la Sra. Fu se mantuvo firme en su fe, un grupo de guardias, entre ellos Zhao Yuan, Niu Li, Liu Yamin y Gao Xinlei, la golpearon. La golpiza duró aproximadamente una hora y la Sra. Fu comenzó a perder el conocimiento. Cuando los guardias la llevaron a la enfermería, el médico se horrorizó al ver su rostro hinchado y desfigurado. Tras recibir los primeros auxilios, los guardias intentaron obligar a la Sra. Fu a regresar al taller, pero desistieron cuando las demás reclusas se asustaron al ver sus lesiones. En su lugar, la llevaron de vuelta a su celda.

Durante las dos semanas siguientes, la Sra. Fu sintió constantemente opresión en el pecho, tenía dificultad para respirar, poco apetito y mareos. Su rostro estaba pálido y caminaba muy despacio. Posteriormente, comenzó a sufrir dolores de cabeza y un temblor incontrolable en la mano; si caminaba más rápido, tenía dificultad para usar la pierna. A pesar de su condición, los guardias extendieron su sentencia y fue liberada alrededor de diciembre de 2010.

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