(Minghui.org) Me enfoqué en cultivar mi carácter, trabajando para eliminar la envidia, el resentimiento, la competencia, el deseo de presumir y la lujuria: apegos relativamente fáciles de identificar. A pesar de mis esfuerzos por mejorar, a menudo recibo comentarios de otros practicantes y familiares que dicen que a veces incomodo a los demás: soy arrogante y presuntuoso. Me examiné y encontré lo que Shifu describe como «Del propio corazón nacen demonios» (Sexta Lección, Zhuan Falun).  Durante un tiempo, envié pensamientos rectos para eliminarla, pero no logré encontrar la raíz del problema.

Durante un estudio grupal reciente de Fa, hablamos sobre «Corazón de exultación» (Octava Lección, Zhuan Falun). Llegué al entendimiento de que fallar en cultivar el carácter propio, puede manifestarse como interferencia demoníaca de la propia mente, la cual puede provenir del apego al fanatismo.

De niño, me enseñaron que debía ser una persona buena y honesta; creía que el bien es recompensado y el mal es castigado. Entendía que sufrir una pérdida es una bendición. Pero en realidad, las personas buenas son acosadas y otros se aprovechan de ellas. Descubrí que muchos no comparten mi punto de vista. Creen que uno no debería sufrir pérdidas y que las personas honestas son tontas. Esto gradualmente me hizo dudar de mis creencias y me generó constantes conflictos internos.

Después de comenzar a practicar Falun Dafa, me di cuenta de que mis ideas eran correctas y que los demás estaban equivocados. Esto me llevó a desarrollar rápidamente un apego al fanatismo.

Shifu nos enseñó:

“La mentalidad de ostentación más el apego al fanatismo son aprovechados muy fácilmente por el corazón demoníaco.” (Conclusión definitiva, Escrituras esenciales para mayor avance)

Creía que mi comprensión coincidía con el Fa y estaba seguro de tener razón. Como resultado, no toleraba las críticas y no lograba mirar adentro. Esto obstaculizaba mi mejoramiento del xinxing. Ante las críticas, a menudo reaccionaba con ira y desarrollé la tendencia a juzgar a los demás. Además, no podía calmarme al realizar los ejercicios ni al enviar pensamientos rectos, y me costaba estudiar el Fa con una mente tranquila y concentrada.

Mi apego al fanatismo pudo haber surgido en el momento en que comencé a practicar Falun Dafa, pero no lo reconocí ni siquiera después de más de veinte años de práctica. Tras identificar este apego, mi sentido de bienestar desapareció, junto con mi mentalidad protagónica. Solo ahora me doy cuenta de que, durante mucho tiempo, no había practicado verdaderamente ni había mirado adentro con sinceridad. Esta es una profunda lección en mi práctica.