(Minghui.org) Mi esposo y yo tenemos personalidades muy diferentes y a menudo discutíamos por asuntos familiares triviales. Sentía que la vida era insoportable y sugerí repetidamente que nos divorciáramos. Después de que empecé a practicar Falun Dafa en 1997, me daba pereza estudiar el Fa y rara vez leía las enseñanzas. No seguía del todo los requisitos del Fa y, como resultado, mi xinxing no mejoró mucho. Mientras tanto, los conflictos con mi esposo continuaban.
Cuando yo cambié, mi esposo también cambió
No leía el Fa con otros practicantes cuando comencé a practicar. Un día, conocí a una practicante en una parada de autobús y mantuvimos el contacto. Cuando se dio cuenta de que no tenía con quién leer, se puso en contacto con otros practicantes y empezamos a leer juntos.
Participar en un grupo de estudio de Fa me brindó un ambiente propicio para cultivar y compartir mis experiencias. Esto me ayudó a mejorar mi xinxing y a profundizar en el estudio del Fa. Comencé a comprender muchos de los principios de Dafa y pude vivir conforme a ellos. Cuando tenía conflictos con mi esposo, reflexionaba sobre mis errores.
Gracias al estudio continuo del Fa, me volví más considerada y me preocupé sinceramente por mi esposo. Siempre que yo cometía un error, me disculpaba. Cuando veía sus defectos, no discutía con él, sino que, primero reflexionaba sobre mi comportamiento para ver si había hecho algo mal. Intentaba tener un impacto positivo con mis palabras y acciones.
Al ver los cambios en mí, mi esposo se fue tranquilizando gradualmente y parecía otra persona. Cuando estaba ocupada, me ayudaba espontáneamente con las tareas del hogar, cocinaba, lavaba los platos, etc., cosas que antes no hacía. Antes, cuando salía a aclarar la verdad sobre la persecución, me criticaba y se quejaba, diciendo que no cumplía con mis responsabilidades en casa. Pero ahora, no solo me apoya, sino que también me ayuda a hablar con la gente.
A mi cuñado le diagnosticaron cáncer. Intenté explicarle qué es Falun Dafa, pero no lo entendió. Mi esposo estaba preocupado y le dijo: «Escucha a tu cuñada». A veces me animaba a salir a hablar con la gente sobre Falun Dafa. Cuando llegaba tarde, no se enojaba; se preocupaba por mi seguridad y con frecuencia me recibía con una sonrisa.
Antes, mi hijo se sentía impotente por nuestras discusiones, pero ahora es feliz y nuestro hogar está lleno de paz y armonía.
Eliminando el resentimiento
Antes de empezar a practicar, guardaba mucho resentimiento. No era consciente de ello y solo al estudiar el Fa lo reconocí. Cuando mi esposo y yo nos casamos, su madre nos regaló dos juegos de maletas, un televisor pequeño, dos muebles y ropa de cama hecha de algodón viejo.
Sin embargo, cuando los hermanos de mi esposo se casaron, sus padres les dieron cosas nuevas, incluyendo joyas de oro y plata. Todo lo de valor en la casa de sus padres se les dio primero a mis cuñadas; nosotros solo recibimos las cosas que no querían. Cuando mis cuñadas y cuñados tuvieron hijos, mi suegra los cuidó, pero cuando yo di a luz, ni siquiera me preparó una sola comida. Sentí que esto era muy injusto y me molestó que mis suegros no nos trataran igual.
Después de que la madre de mi esposo falleció, su padre vino a vivir con nosotros. Para entonces, yo ya practicaba Falun Dafa. Unos años después, él enfermó. Nuestra casa era pequeña y solo tenía una habitación. Mi suegro dormía en la cama mientras mi esposo y yo dormíamos en el suelo y lo cuidábamos por las noches.
Tras enfermar, mi suegro quedó postrado en cama y no podía hablar ni comer bien. Lo cuidé con paciencia, dándole papillas, y me tomaba casi dos horas cada vez. También le preparaba distintos tipos de comida, triturándolos hasta formar una pasta. A menudo le decía a mi suegro: «Dafa me ha transformado. Sin Dafa, jamás habría podido hacer esto».
Cuando quise asistir a la boda de un familiar, le pedí a mi cuñada que cuidara de su padre. Me pidió que volviera en cuanto les diera el regalo, pero le expliqué que me quedaría más tiempo, ya que había muchos familiares en la celebración a quienes quería ver. Insistió en que volviera inmediatamente, así que regresé después de entregarles el regalo. Dafa me enseñó a ser amable y considerada con los demás, a no guardar rencor y a tratar a todos con paz y bondad.
Mi suegro fue funcionario de alto rango y se oponía firmemente a Falun Dafa porque creía las mentiras del Partido Comunista Chino sobre esta práctica. Regularmente le ponía grabaciones de las conferencias de Shifu, y poco a poco comprendió la realidad de Dafa, para luego renunciar al PCCh y sus organizaciones afiliadas. Cuando venían visitas, levantaba el pulgar y decía con orgullo que Dafa era bueno, eligiendo así un futuro brillante para sí mismo.
Mi suegro vivió con nosotros durante cinco años, y lo cuidé sin temer a las dificultades. Con frecuencia expresaba su profundo agradecimiento y me enseñaba su pulgar arriba. Cuando él murió, mis familiares elogiaron mis cuidados y dedicación.
Estoy profundamente agradecida con Shifu por su compasiva salvación.
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