(Minghui.org) ¡Saludos, venerable Shifu! ¡Saludos compañeros practicantes!

Soy de Alemania y practico Falun Dafa desde hace más de 20 años. Aunque he participado en diversas actividades para dar a conocer Falun Dafa y me siento practicante del período de la rectificación del Fa, una experiencia reciente al superar una tribulación de yeli (karma) de enfermedad me hizo comprender profundamente que aún tengo muchos apegos humanos que no he eliminado.

Una tribulación de yeli de enfermedad

Estuve a cargo del equipo de folletos del programa durante las funciones de Shen Yun. Me situé en la entrada del teatro vendiendo el programa durante cinco días y aclaré la verdad sobre Falun Dafa y la persecución al público. El viento frío soplaba con fuerza en el edificio y hacía mucho frío, pero poder llegar al público fue una gran oportunidad y los resultados fueron buenos. Me sentí feliz por ello e incluso desarrollé una mentalidad de presumir, pensando que había vendido más programas que los demás. Sin embargo, al día siguiente me sentí hinchada y con náuseas. Me apareció una erupción roja en la cintura y el abdomen, que se convirtió en ampollas muy dolorosas. No podía comer, pero apreté los dientes y persistí en completar la tarea de cinco días. Más tarde me di cuenta de que esto sucedió debido a mis apegos a presumir, a la alegría y a la competitividad, que fueron explotados por las viejas fuerzas.

Al principio pensé que solo estaba experimentando los síntomas de un resfriado, pero más tarde me di cuenta de que reflejaba problemas en mi corazón. Cuando miré hacia adentro, descubrí que tenía una fuerte mentalidad de compararme con los demás y buscar reconocimiento: sentía que lo hacía mejor y contribuía más que los demás. Un cultivador no debe tener estos apegos.

Mientras ayudaba con Shen Yun en otra ciudad, el dolor se volvió insoportable y los demás practicantes me instaron a que me fuera a casa a descansar. Me fui a casa unos días, pero luego fui a otro país a ayudar, ya que eso estaba previsto. Me preocupaba que mi estado afectara a nuestros esfuerzos, así que le dije al coordinador que estaba superando una tribulación por enfermedad. Él insistió en que fuera. El dolor empeoró mientras planchaba la ropa, ya que el calor hacía irritar las ampollas. Por la noche, el dolor era tan intenso que no podía dormir. Aunque los demás practicantes hicieron lo que pudieron para aligerar mi carga, yo estaba en agonía física y mental. El coordinador no me permitió tomarme un descanso. Me sentí injustamente tratada, pero después de calmarme, me di cuenta de que era una prueba para ver si realmente podía mirar hacia mi interior y cooperar sin resentimiento.

Esta situación me permitió reflexionar profundamente sobre mis problemas de cultivación. Descubrí que durante muchos años solía trasladar la responsabilidad a los demás. Cuando ocurría algo negativo, mi primer pensamiento siempre era culpar a otra persona. Guardaba resentimiento hacia quienes me hacían daño y no estaba dispuesta a perdonarlos. Por ejemplo, una practicante me impidió una vez participar en un proyecto para apoyar a Shen Yun e incluso engañó al coordinador para que me malinterpretara. Le guardé rencor durante mucho tiempo y, cuando la veía, rechazaba sus esfuerzos por enmendar su error.

Cuando pensaba en las malas ventas de entradas en nuestra zona, decía: «Todos tenemos nuestra parte de responsabilidad», pero en mi corazón pensaba que los demás no se coordinaban bien. Nunca me miré a mí misma ni intenté eliminar mis ideas, que se habían formado a lo largo de los años.

No fue hasta que experimenté el tremendo dolor de este yeli de enfermedad del herpes zóster que finalmente me hizo mirar verdaderamente dentro de mí. Cuando dejé ir mi resentimiento hacia los demás y traté de comprender a mis compañeros practicantes, recordé una frase de la película “Una vez éramos dioses” que decía: «Descendimos juntos con un solo corazón y volveremos al cielo juntos». Con este pensamiento en mi corazón, sentí que mis nociones y mi resentimiento se disolvían y poco a poco me relajé.

Mi corazón se expandió y surgió mi tolerancia. Estudié el Fa con mucha seriedad y sentí que realmente lo estaba interiorizando. Cuando leí «20 años enseñando el Fa», me di cuenta de que Shifu nos enseñaba cómo cultivarnos.

Shufu dijo:

“...de seguro tienen vuestro propio camino que ustedes pueden atravesar. Este camino necesita ser un camino que puede alcanzar el estándar, solo así las multitudes de seres del universo los admirarán y no podrán interferir, y recién entonces no tendrás problemas en este camino y podrás atravesarlo muy fluidamente. Si no, con todo tipo de apegos y corazones humanos, encontrarás muchos problemas en este camino, que impiden que lo atravieses. De hecho, si no puedes atravesar rectamente el camino, una razón es el yeli; adentro están incluidos los problemas que traen las vidas detrás, todo tipo de rencores, votos, la asociación con todo tipo de vidas, etc.; otra razón son los apegos del corazón humano de uno mismo. Especialmente los conceptos formados, el modo de pensar que ha sido formado, todo esto hace que sea muy difícil que uno reconozca esas manifestaciones de los corazones humanos inconscientes. Entonces, si no se los reconoce, ¿cómo se los elimina?” (20 años enseñando el FaColección de Enseñanzas del Fa, Vol. XI).

Comprendí que cuando Shifu nos enseña a mirar hacia dentro, no es solo una frase hecha, sino una herramienta mágica para romper todos los apegos humanos. Cuando realmente abandoné y cambié mis nociones, mi salud general también mostró una mejora evidente: pude volver a comer, recuperé peso y mi cuerpo se sentía ligero. Este es el poder de Dafa.

Cultivándome mientras coordino el equipo de tambores de cintura

He formado parte del equipo de tambores de cintura durante años y también lo coordiné. Pasamos de tener pocos integrantes al principio a ir incorporando gradualmente más practicantes. Cuando se unieron los practicantes vietnamitas, fortalecimos todo nuestro cuerpo. A pesar de la barrera del idioma, aprendieron chino con mucha iniciativa, memorizaron poemas de Shifu y Lunyu, e incluso nos ayudaron a reparar los tambores; siempre pensaban en los demás. Fui testigo de la cooperación y el crecimiento de todos. Su técnica de percusión también mejoró constantemente.

Una vez fui a Atenas, Grecia, para participar en un desfile. Como era la primera vez que llevaba un tambor de cintura en un avión, la incertidumbre sobre las restricciones de equipaje dificultó mucho el proceso. Además, ese día, una practicante se echó atrás en el último momento. Aprendí a dejar de lado los resentimientos y a ver todo con pensamientos rectos. Al final, conseguí llevar el tambor en el avión y participamos en el desfile.

El día del desfile, otra practicante vietnamita se negó de repente a llevar una pancarta, lo que desbarató los planes. Dijo que era por la barrera del idioma. Esto me hizo sentir injustamente tratada y también tocó un punto sensible en relación con mi debilidad de larga data con los idiomas.

Shifu dijo:

“Tal vez lo que él dijo realmente te afecta, te ha tocado donde te duele, por eso te sientes afectado. Tal vez te culpa erróneamente, pero esa frase no necesariamente fue dicha por él, sino que tal vez la dije yo” (Enseñando el Fa en ManhattanColección de Enseñanzas del Fa, Vol. X).

Me di cuenta de que durante años había sido negligente a la hora de mejorar mi capacidad de comunicación: no había trabajado en ello de forma proactiva ni había considerado realmente este tema desde la perspectiva del Fa.

Durante el evento de dos días, redacté sugerencias y traduje materiales para enviarlos al coordinador local, ayudando a ajustar el orden del desfile para que el equipo de tambores de cintura pudiera mostrar mejor la belleza de Dafa. También aprecié más a los practicantes que me ayudaron y se adaptaron a mis deficiencias lingüísticas. Incluso utilizaron Google Translate para convertir la información al chino y comunicarse conmigo, lo que fue realmente una muestra de consideración hacia los demás.

En el transcurso de cuatro desfiles en dos días, los resultados fueron excelentes. Especialmente al pasar por un pasillo muy estrecho cerca de un restaurante en la Acrópolis, formamos una sola fila, agitando nuestros tambores al ritmo de la música mientras marchábamos. Esa sensación fue maravillosa. Los presentes apreciaron mucho nuestra actuación. Algunos nos saludaron con el pulgar hacia arriba. Al ver a seres conscientes salvados y eliminar al espectro maligno, me alegré por ellos y me sentí orgullosa de nuestro equipo de tambores de cintura.

Comprendí profundamente que coordinar no es dar órdenes a los demás, sino observar de forma proactiva, tomar la iniciativa, resolver conflictos y elevar el conjunto, armonizando el cuerpo único. Sin importar los malentendidos, las barreras lingüísticas o los incidentes repentinos que surjan, siempre que nos mantengamos firmes en el Fa y veamos las cosas desde la perspectiva de salvar a la gente, podemos resolver cualquier cosa.

Mirar hacia dentro es la clave para eliminar los apegos

Desde las dificultades de yeli de enfermedad hasta el arduo proceso de coordinación, he comprendido profundamente de que mirar hacia dentro es el punto de partida de la verdadera cultivación y el punto de inflexión que determina si uno puede superar las pruebas y actuar con rectitud.

Shifu señaló:

“Para los dioses, si un cultivador en el mundo humano tiene razón o está equivocado no tiene en absoluto importancia, sino que eliminar el apego de los corazones humanos es importante. En el xiulian, cómo quitar los corazones de apego es lo importante”  (Enseñando el Fa en Manhattan, Colección de Enseñanzas del Fa, Vol. X).

En el pasado, siempre utilizaba nociones humanas en mi cultivación. Juzgaba a otros practicantes con emociones humanas e ignoraba los requisitos del Fa. De ahora en adelante, pondré en práctica verdaderamente el enfoque de que, cada vez que suceda algo, me miraré primero a mí misma, eliminaré genuinamente mis apegos y cambiaré mis nociones. Dejaré que el Fa me guíe en todo, ayudaré a Shifu a salvar a más personas y cumpliré los votos que hice antes de descender a este mundo.

¡Gracias, Shifu, por su compasiva salvación! ¡Gracias, compañeros practicantes, por su apoyo y ayuda!

(Artículo seleccionado presentado en al Fahui Nórdico de 2025)