(Minghui.org) Cuando asistía a la escuela media sentía curiosidad por el qigong, y asistí a algunas clases. Más tarde me interesé por las enseñanzas taoístas y la adivinación.
Durante una de las clases a las que asistí, conocí a Ling, que estaba delicada de salud. Ling asistió a muchas clases de qigong, pero ninguna le ayudó. En abril de 1994, la madre de Ling le dijo que el Shifu que enseñaba Falun Dafa daría una conferencia de diez días en Zhengzhou en junio. Su madre también le dio un ejemplar de Falun Gong para que viera en qué consistía la práctica.
Después de que Ling leyera el libro, me dijo que las enseñanzas eran buenas. Quería que me prestara el libro y, después de pedírselo varias veces, accedió a dejármelo una noche.
Lo leí en cuanto llegué a casa. Lo que Shifu decía en el libro explicaba claramente lo que es el qigong, y no se parecía en nada a lo que me habían dicho en otras clases de qigong. El libro era fácil de entender y señalaba cuestiones fundamentales. Decidí practicar Falun Dafa, tenía 23 años.
Al día siguiente copié los movimientos del libro lo mejor que pude. Cuando junté las manos, vi una pequeña caja delante de mí, y lentamente se movió hacia mi cabeza desde el lado izquierdo.
Cuando devolví el libro a Ling al día siguiente, le dije que quería asistir a las conferencias de Falun Dafa en Zhengzhou. Ella se emocionó al oírlo porque Zhengzhou estaba muy lejos de casa, y su esposo no quería que fuera sola. Mi deseo de acompañarla resolvió su problema.
Más tarde visitamos a una amiga nuestra, Yuan. Yuan tenía una hija de tres años con problemas articulares. Estaba más que feliz de venir con nosotras a la conferencia, porque sentía que practicar Falun Dafa la ayudaría a ella y a su hija.
Pedí prestados 200 yuanes a un amiga, así que tenía 300 yuanes (41 dólares) para los gastos del viaje. Las tres llegamos a Zhengzhou la tarde del 9 de junio. Alrededor de la misma hora llegaron allí unos cientos de personas. Un practicante local de Falun Dafa hizo los arreglos para que nos quedáramos en un lugar gratis, lo que ayudó mucho económicamente, y nos cocinaron fideos.
Al día siguiente, Shifu, (Sr. Li Hongzhi) realizó una breve sesión introductoria. Casi todos los que asistieron a la sesión decidieron unirse a la conferencia formal, y asistieron más de 1.400 personas.
Durante los dos primeros días, Shifu dio una conferencia por la mañana. Después, hicimos los ejercicios por la mañana y asistimos a la conferencia por la tarde. Las conferencias duraban unas dos horas y media, con un descanso de 15 minutos entre ellas. Cuando la conferencia tuvo lugar el domingo, Shifu dio dos conferencias.
El 12 de junio fue un día soleado. Poco después de que Shifu comenzara la conferencia, dijo: «Veo que muchos practicantes tienen enfermedades, voy a tratarlas ahora. Piensa en la enfermedad que tienes, no pienses demasiado, sólo un segundo». Yo no tenía ninguna enfermedad en ese momento, así que pensé en los dolores de cabeza y los mareos de mi madre. Shifu dijo entonces a los hombres que pisaran fuerte tres veces con la pierna izquierda, y a las mujeres que hicieran lo mismo con la derecha.
Shifu dijo entonces: «Quizá algunos de ustedes no han entendido lo que acabo de decir. Así que vamos a repetirlo. Pueden pensar en las enfermedades que tienen ustedes o sus familias». Sentía las piernas entumecidas y doloridas después de meditar esa mañana, así que quería que mis piernas se recuperaran. Después de pisar fuerte con la pierna, el dolor desapareció. Cuando volví a casa después del viaje y le pregunté a mi madre cómo se encontraba, me dijo que se sentía bien, y que sus dolores de cabeza y mareos no habían vuelto.
A los cuarenta minutos de comenzar la conferencia, el tiempo cambió. Unas nubes densas taparon completamente el sol y el exterior quedó tan oscuro que no podíamos ver nada. El viento sopló con fuerza y hubo relámpagos y truenos. Cayó granizo del tamaño de pelotas de golf. Algunas luces se apagaron. Entonces empezó a llover muy fuerte y a gotear desde el techo.
La lluvia goteaba sobre la mesa de Shifu. Caminó hasta otra mesa, se sentó en ella e hizo en silencio la «Gran Señal de Mano». Antes de que Shifu terminara la señal de mano, las nubes se disiparon, salió el sol y dejó de llover. Shifu reanudó su conferencia.
Aquella tarde, de regreso al lugar donde nos alojábamos, vadeamos el agua que a menudo nos llegaba por encima de las rodillas.
Aprendimos a hacer los ejercicios todos los días. Un joven practicante se ponía delante y demostraba los movimientos, mientras Shifu caminaba alrededor y comprobaba nuestros movimientos. Cuando hice la postura de la vía estaca-parada Falun, me sentí como en otra dimensión. Sentí como si un dedo me hubiera atravesado la parte superior del brazo y me hubiera quitado un hechizo que un maestro de qigong me había lanzado una vez. Mi agradecimiento por la ayuda de Shifu era indescriptible.
Una mañana, después de que Shifu explicara la vía de la circulación celestial Falun, sus mecanismos y el flujo de energía, sentí una cálida corriente de energía que giraba fuera de mi cuerpo, de arriba abajo y viceversa, cuando volvía a casa. Fue una experiencia como nunca había tenido, y reforzó aún más mi fe.
Durante la octava conferencia, Shifu habló sobre el ejercicio de meditación «Reforzar los poderes divinos». Después de cruzar las piernas, hacer las señales de manos y mantener las palmas de las manos hacia abajo a ambos lados, sentí un fuerte flujo de energía que salía de mis palmas; estaba caliente, pero no quemaba; era una energía tranquila y agradable.
Después de la última conferencia, muchos practicantes no querían irse enseguida, así que se acercaron a Shifu y le estrecharon la mano, y yo también. Shifu, se paró en el podio, se inclinó y estrechó la mano de todos. Cuando estreché la mano derecha de Shifu, fue un momento emotivo para mí. Su mano era ancha y gruesa, como su gracia y compasión.
A continuación, Shifu se tomó fotos con distintos grupos de practicantes. Nosotras tres también tuvimos el privilegio de hacerlo. La preciosa foto, después de muchos años permanece en buen estado, bajo mi cuidado.
Shifu dijo: «Porque ya dije, este asunto lo hago solo yo. Para algo como esto no hay muchas oportunidades, y tampoco voy a transmitir de esta manera para siempre. Siento que la gente que puede escuchar directamente mi transmisión del gong y mis enseñanzas del Fa, yo digo, realmente… en el futuro sabrás y sentirás que este periodo de tiempo fue de mucho regocijo» (Primera Lección, Zhuan Falun)
Han pasado treinta años, pero cada detalle sigue vívido en mi mente.
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