(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa en 1996, y este año cumplo 70 años. Cuando era pequeña, sólo fui a la escuela durante tres años, antes de que empezara la Revolución Cultural y tuve que seguir a mis padres a un pueblo agrícola. Con mi limitada educación, es bastante difícil para mí escribir un artículo para compartir sobre cultivación, pero aun así me armé de valor para hacerlo hoy y compartirlo con Shifu y mis compañeros practicantes. Por favor, háganme saber si hay algo que mejorar.
Soy bastante tímida. Soy amable con los demás y nunca he entrado en conflicto con nadie. A lo largo de estos años de cultivación, he sentido que no había muchas situaciones que me conmovieran y que una vida tan común era buena. Sin embargo, para mi sorpresa, cuando hace unos días salí con una practicante para aclarar la verdad, ocurrió algo. No sé montar en bicicleta, así que esta practicante siempre me lleva en su triciclo a los pueblos cercanos para aclarar la verdad.
Un día, cuando volvíamos a casa, señaló una moto y dijo: «Es una moto muy bonita». Yo le contesté: «Sí, si me atreviera a montar en una, me compraría una así. Sería muy cómoda para ir a sitios que están demasiado lejos para ir andando». No esperaba que dijera: «Si te obligaran, podrías ir caminando hasta donde hiciera falta». Su comentario me inquietó, pero no le contesté. Pensó que no la había oído y repitió la frase dos veces. Incluso me preguntó: «¿No es cierto?». No me quedó más remedio que contestar: «Sí». Pero no me sentía bien.
De vuelta a casa, no dejaba de pensar sobre por qué había dicho eso. Durante seis días, no pude dejar de pensar en ello. Una tarde, recordé nuestro intercambio y pensé que en realidad era muy trivial. Pero, aun así, no podía superarlo. ¿Qué apego me movía el corazón? Después de pensarlo un rato, no conseguía descifrarlo, así que me dispuse a estudiar el Fa con una practicante con la que había quedado. Pensé preguntarle al acabar. Después de estudiar el Fa, se lo expliqué y ella me preguntó: «¿Es el apego a competir con los demás?». Le dije que no lo sabía. Entonces ella preguntó: «¿Realmente crees que no puedes caminar y te sentiste incómoda cuando ella dijo eso de ti?». Respondí: «Sí, en efecto».
Esta practicante me animó, diciéndome que, si seguía la línea de este apego, podría encontrar otros apegos. Así lo hice y descubrí el apego a pensar que las cosas eran injustas y que no quería que me criticaran. También descubrí mi apego a los beneficios y las ganancias. Enviamos pensamientos rectos durante media hora mientras seguía deshaciéndome de estos apegos. Después de eso, cuando me fui, sentí las piernas relajadas, ya no las sentía tan pesadas, antes era como si estuvieran llenas de plomo y no pudiera ni levantarlas. Era la primera vez que miraba hacia adentro. Quiero dar las gracias a la practicante por haberme ayudado.
A través de esta experiencia de mirar adentro, recordé que en el pasado me había ocurrido una situación similar, pero no me había dado cuenta de que tenía que mirar adentro. Una vez, cuando estaba «abrazando la rueda frente a la cabeza» en el segundo ejercicio, una practicante me dijo que no lo estaba haciendo del todo bien. Le dije: «Me han operado antes, así que no soy capaz de mantener los brazos tan altos». Ella respondió: «No deberíamos albergar ese tipo de pensamientos». Yo estaba molesta.
Viendo que aún no me había iluminado, Shifu me mostró un Falun una noche mientras hacía el segundo ejercicio.
Shifu dijo:
“Digo que todo esto no afecta nada, porque ese cuerpo tuyo en otro espacio no ha sido intervenido quirúrgicamente y, al refinar gong, es ese cuerpo el que está generando efectos” (Séptima Lección, Zhuan Falun).
Pensé: «Así es, mi cuerpo en otra dimensión no se operó». Usé mi fuerza para levantar ambos brazos. Para mi sorpresa, realmente subieron hasta donde debían estar. Complacida, le pedí a mi marido que mirara y me dijo sorprendido: «¿Eh? ¿Cómo lo has hecho?». Le contesté: «Te lo diré cuando terminemos los ejercicios». Desde entonces, soy capaz de mantener los brazos en la posición correcta en el segundo ejercicio.
Este apego a ser competitiva me ha perturbado tanto que no he podido cultivarme diligentemente durante muchos años. Sólo ahora comprendo verdaderamente y estoy realmente avergonzada de mí misma. De ahora en adelante, debo estudiar más el Fa, enviar más pensamientos rectos, mirar más adentro, hacer bien las tres cosas, ponerme al día con el progreso de la rectificación del Fa y seguir a Shifu de vuelta a casa.
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Categoría: Mejorándose uno mismo