(Minghui.org) La Prisión de Mujeres de Beijing tiene un total de 12 pabellones, tres de los cuales están designados para los practicantes de Falun Gong, y uno de ellos es el Tercer Pabellón. La actual directora es Li Qian, de unos 40 años, ha estado involucrada en la persecución a los practicantes de Falun Gong durante muchos años.
El Tercer Pabellón tiene 11 celdas. Originalmente, cada celda podía acomodar de seis a ocho personas, pero ahora alberga a nueve a doce personas, superando su capacidad original. Las celdas son pequeñas y cada celda tiene una o dos practicantes. El resto son reclusas encargadas de vigilar a las practicantes.
Monitoreo exhaustivo a las practicantes de Falun Gong
La directora estipula que, a las practicantes no se les permita hablar entre sí, ni ir al baño, lavarse o lavar su ropa al mismo tiempo. Las practicantes son supervisadas por reclusas que han sido condenadas a cadena perpetua o a más de diez años.
Cada celda tiene cinco cámaras de vigilancia que cubren todos los rincones de la habitación, con los guardias monitoreando las 24 horas del día. También hay un departamento especial de monitoreo llamado "Centro de Comando". La tecnología de alta resolución se utiliza para monitorear cada pabellón, celda y taller. No solo captura imágenes, sino que también tiene detectores de sonido sensibles. Incluso si alguien se tira un gas en la celda, el equipo puede detectar quién fue. Los sistemas de vigilancia se establecieron en el marco de una amplia red de la administración penitenciaria, que le permitió comprobar aleatoriamente la situación en cada prisión.
Con la vigilancia exhaustiva, si alguna practicante no cumplía con los requisitos de las guardias, y sus acciones eran capturadas por la cámara o descubiertas por alguien en la celda, serían criticadas, insultadas, no se les permitiría comprar artículos de primera necesidad y se les privaría de los derechos de visita y de contacto con su familia. Esto traía una tremenda angustia mental y ansiedad a las practicantes.
La prisión también trabaja con el Departamento de Justicia, la Oficina 610 y el Comité Vecinal para presionar a las practicantes. Mientras las practicantes están encarceladas, se les suspende su pensión y a algunas incluso se les ordenaba devolver la pensión que habían recibido anteriormente.
Métodos de tortura
Hay tres etapas en la persecución. En primer lugar, la prisión utiliza todos los medios para obligar a las practicantes a renunciar a su fe y escribir declaraciones de garantía. El segundo paso es comprobar si las practicantes de verdad han cambiado de opinión y si la tasa de transformación está directamente relacionada con las bonificaciones a las guardias. La última es que la oficina de administración penitenciaria confirme si las practicantes se han transformado. Solo después de que la practicante haya pasado las tres etapas, se le permitirá realizar trabajo laboral. De todos modos, aunque ellas trabajen, lo que ganen solo se utilizará como puntos para reducir su condena.
El Tercer pabellón ordenó a todas las practicantes que escribieran declaraciones de garantía para renunciar a su fe. Las guardias suelen ser personas de 30 años y graduadas universitarias. Las guardias no maltratan directamente a las practicantes, sino que instigan a las reclusas a hacerlo. Algunas reclusas utilizaban métodos violentos, como privar a las practicantes de sueño, de comida y de agua, o no permitirles ir al baño o lavarse. Las reclusas también escupen en la comida de las practicantes o vierten cosas sucias en ella.
Si las practicantes se negaban a transformarse, las guardias también se dirigían a otras reclusas para incitar su odio en contra de las practicantes, tal como que las privan del sueño y las obligan a estar de pie. Cuando las reclusas comenzaban a difamar a Falun Gong, ponían a las practicantes bajo una presión tremenda.
Si las practicantes aún se niegan a transformarse, las guardias pondrán la imagen del fundador de Falun Gong en el baño, lo que hace que algunas practicantes prefieran no comer ni beber para no tener que ir al baño. Algunas practicantes, como la Sra. Gong Ruiping, desarrollaron incontinencia urinaria como resultado. Algunas reclusas también le ordenaron a la Sra. Gong que las acompañara al baño cinco o seis veces cada noche, causando que ella no descansara lo suficiente. Ahora está demacrada.
Las practicantes que permanecían firmes en su fe eran pellizcadas o golpeadas por las reclusas. Algunas reclusas golpean la cabeza de las practicantes con objetos duros o les pisan los pies.
Las practicantes también son sometidas a un lavado de cerebro. Se ven obligadas a escuchar las noticias de propaganda y también escrituras budistas, en un intento de confundirlas.
Qué hacer para disminuir la persecución
Muchas de las guardias de la prisión son bastante jóvenes y no tuvieron la oportunidad de entender los hechos sobre Falun Gong. Para darles la oportunidad de entender más sobre la persecución, sugiero que todos los practicantes envíen cartas a los detenidos en prisión. Como las guardias son las que ordenan las cartas, ellas deciden si la carta debe entregarse a las reclusas. Por lo tanto, podemos aprovechar esta oportunidad para contarles sobre Falun Gong a través de escribirles a las practicantes.
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Categoría: Torturas a mujeres