(Minghui.org) Una mujer de 61 años de la ciudad de Tieling, provincia de Liaoning, fue detenida el 12 de julio de 2024 mientras compraba en un mercado local. Desde entonces permanece recluida en el Centro de Detención de la ciudad de Tieling y la policía pretende presentar cargos contra ella.

No es la primera vez, desde que el régimen comunista chino ordenó la persecución de esta antigua disciplina espiritual en 1999, que la Sra. Zhang Shuxia es detenida por su fe en Falun Gong.

La Sra. Zhang comenzó a practicar Falun Gong en 1996 y pronto se recuperó de problemas mentales y ginecológicos crónicos. Se mantuvo firme ante la persecución y fue detenida y encarcelada en repetidas ocasiones. Pasó un total de 13 años entre rejas y fue sometida a todo tipo de torturas para obligarla a renunciar a su fe.

Debido a la persecución, su marido se divorció de ella; su madre vivía atemorizada y falleció cuando ella aún estaba detenida; su hijo, de unos 20 años, creía en la propaganda del régimen comunista y no se atrevía a permanecer en la misma habitación que ella, temiendo que pudiera matarlo; y su hermana, que no practicaba Falun Gong, fue implicada y detenida en 2002 y de nuevo en 2011. Sus otros familiares también fueron acosados por la policía de vez en cuando.

Según una fuente de información privilegiada, la última detención de la Sra. Zhang se produjo como consecuencia de represalias por sus denuncias contra los autores que la persiguieron en el pasado. Los detalles de su caso no están claros.

A continuación, la Sra. Zhang relata lo que ha sufrido en los últimos 25 años.

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Un año de trabajos forzados, prolongado cinco meses más

El 28 de octubre de 1999 fui a Beijing a apelar por el derecho a practicar Falun Gong, y fui detenida y escoltada de vuelta a Tieling. En el Departamento de Policía del distrito de Qinghe, los agentes Liu Yongren y Yang Lei me interrogaron, me acosaron sexualmente y me amenazaron con descargas eléctricas. Durante los 30 días de detención en el Centro de Detención del Distrito de Qinghe, una guardia apellidada Wang me obligó a ponerme en cuclillas dos veces, cada una de ellas durante dos horas. Después me recluyeron seis días en una casa de huéspedes de mi lugar de trabajo y me trasladaron al campo de trabajos forzados de Tieling para cumplir una condena de un año.

Wang Zhibin, el jefe del campo de trabajo, me golpeó con porras eléctricas en las piernas y la espalda, intentando obligarme a renunciar a Falun Gong. Grité de dolor y me desplomé.

A pesar del frío que hacía en el exterior, los guardias me obligaron a mí y a otros 20 practicantes de Falun Gong a cavar zanjas a mano. El suelo estaba helado y apenas podíamos clavar las palas en la tierra.

El 29 de enero de 2000, una semana antes del Año Nuevo chino, el campo de trabajos forzados de Tieling trasladó a las más de 20 practicantes de Falun Gong detenidas allí, entre las que me encontraba, al campo de trabajos forzados de mujeres de Liaoyang. No se nos permitió llevar la comida que habíamos comprado en el otro campo.

La guardia Liu Wei descubrió que yo tenía un bolígrafo y artículos escritos por el fundador de Falun Gong. Me dio tal bofetada que me rompió uno de los dientes delanteros. Los guardias nos ordenaron leer material de propaganda que calumniaba a Falun Gong. Me negué a obedecer. El guardia Sun Aiqin me golpeó con una porra en la espalda, me dio patadas y me abofeteó en la cara. Se me aflojaron casi todos los dientes superiores y tuvieron que quitármelos después de ponerme en libertad.

Además de la tortura, también nos obligaban a realizar trabajos no remunerados todos los días desde primera hora de la mañana hasta medianoche y, a veces, hasta las dos o las tres de la madrugada. No nos dejaban dormir si no terminábamos la cuota diaria. Me arrancaban la piel de los dedos y se me hinchaban las piernas debido a la pesada carga de trabajo.

Los guardias también nos obligaban a limpiar un vertedero. El olor era repugnante. En el calor del verano, nos ordenaban cargar camiones de chatarra de acero, unas diez toneladas cada día. Por la noche, aún teníamos que hacer manualidades hasta las once de la noche. La carga de trabajo era extremadamente pesada y nunca había trabajado tanto en mi vida.

El 20 de octubre de 2000, me trasladaron al campo de trabajos forzados de Masanjia con otros practicantes. Mi condena se prolongó 159 días porque me negué a renunciar a Falun Gong.

Condenada a cinco años

El 25 de diciembre de 2001, Guan Yingjie, mi jefe en el trabajo, y los policías Liu Yongren y Wang Shufen volvieron a detenerme en casa. Me confiscaron el televisor, un reproductor de VCD, una grabadora, dos Walkman y los discos de los juegos de ordenador de mi hijo. Me llevaron al centro de detención del distrito de Qinghe. Protesté enérgicamente contra la persecución y me pusieron en libertad al día siguiente. Para evitar que lo implicaran en la persecución, mi marido se divorció de mí.

El 1 de agosto de 2002 me volvieron a detener por hablar con la gente sobre Falun Gong. Me confiscaron los 920 yuanes en efectivo que llevaba y sólo me devolvieron 200 yuanes más tarde. Me recluyeron en el centro de detención de la ciudad de Tieling.

El oficial Wang Yi y otros me llevaron más tarde al Departamento de Policía del Distrito de Yinzhou para interrogarme. Llevaba tres días en huelga de hambre. Me colgaron los brazos y una pierna a la barandilla por encima de la cabeza y me aplicaron descargas eléctricas con porras en la cabeza y las manos. El dolor era insoportable y tuve incontinencia fecal. El agente Liu Yongren y Yang Lei me cogieron de la mano e intentaron obligarme a firmar una declaración preparada para renunciar a Falun Gong. Cerré el puño con tanta fuerza que no pudieron abrirlo. Liu se enfureció y me abofeteó. Le dije: «No la firmaré aunque me rompas el dedo». Entonces la policía cedió.

Después de que me llevaran de vuelta al centro de detención, el recluso Feng Wenyan fue instigado por los guardias a darme una bofetada. Cuando continué la huelga de hambre, me dio una patada en el cóccix y me lo lesionó. Me esposaron y me pusieron grilletes cuando me negué a llevar el uniforme de preso. Cuando también me negué a realizar los trabajos forzados, me encadenaron por el cuello hasta el pie izquierdo. La cadena medía menos de 60 cm (unos dos pies). No podía mantenerme erguida y tenía que ponerme en cuclillas y moverme lentamente dando pequeños pasos.

Más de otros diez practicantes se unieron a mí en la huelga de hambre. Tres días después, el médico del centro de detención, Qian Dapeng, me alimentó a la fuerza con media palangana de agua del grifo. Volvieron a encadenarme por el cuello al pie izquierdo. No podía ir al baño por mi cuenta y el recluso Feng tampoco dejaba que nadie me ayudara.

Cuando comparecí ante el tribunal del distrito de Qinghe, la policía presentó una carta con información sobre Falun Gong. Alegaron que yo había escrito la carta y se la había enviado por correo, cosa que nunca hice. (El 13 de marzo de 2003 me condenaron a cinco años de cárcel y me llevaron a la prisión de mujeres de Shenyang.

Hacia las 21.00 horas del 16 de marzo, cuando la mayoría de los demás reclusos se habían ido a dormir, los reclusos Zhang Yanping, Lan Guihong, Wang Xiulan y Zhang Yuyan me llevaron al baño. Todos llevaban chaquetas y pantalones gruesos, mientras que yo sólo tenía una capa fina. Me azotaron con escobas y cepillos duros. Zhang les ordenó que me golpearan 50 veces cada uno, pero que evitaran golpearme las manos, para que pudiera seguir haciendo trabajos forzados. Se reía a carcajadas mientras me pegaba, diciendo: «Es muy dura».

Lan también me pellizcó la cara interna de los muslos y las nalgas, que se me pusieron completamente negras y azules.

Me pusieron un cubo lleno de agua en la espalda y me ordenaron que levantara los brazos. Zhang me echó el agua helada. No paraba de temblar. La tortura duró hasta altas horas de la noche.

En noviembre de 2003 escribí una queja contra los reclusos por torturarme, no dejarme ir al baño y quitarme la comida. En represalia, el recluso Lan y otros siete me tiraron del pelo y me pellizcaron las piernas. Grité pidiendo ayuda y el recluso Liu Junhua los detuvo, temiendo que me golpearan hasta matarme. Por la noche, el recluso Lei Xiubing me robó la dentadura postiza, intentando utilizarla para obligarme a renunciar a Falun Gong. También me obligaron a ponerme en cuclillas como parte de la tortura.

Segunda condena de un año y nueve meses en un campo de trabajos forzados

El 28 de octubre de 2006, a eso de las dos de la tarde, me dirigía a casa cuando de repente aparecieron dos policías y me arrastraron hasta un coche de policía. Grité «Falun Dafa es bueno» en señal de protesta. Un agente me tapó la boca. En cuanto me llevaron a la estación de policía de Hongqi, un agente me agarro del pelo y me golpeó la cabeza contra la pared. Estaba muy mareada. Me esposaron a la espalda y me dejaron en la silla de interrogatorios durante más de diez horas. Los policías me electrocutaron la boca y el abdomen con porras eléctricas. Tenía la boca llena de ampollas.

Li Meng, de la División de Seguridad Interior del distrito de Qinghe, se llevó la llave de mi casa y confiscó mis libros de Falun Gong, la foto del fundador de Falun Gong y un teléfono móvil valorado en 1.600 yuanes.

Tras pasar un mes en el calabozo de la ciudad de Kaiyuan, me trasladaron al campo de trabajos forzados de Masanjia para cumplir una condena de un año y nueve meses.

En el campo de trabajo, a otros practicantes de Falun Gong y a mí nos obligaban a trabajar muchas horas al día sin remuneración. No teníamos libertad, ni derechos básicos, ni comida ni ropa suficientes. Veintiocho días antes de mi liberación, mi madre, de unos 80 años, falleció sin verme por última vez. No hay palabras para describir lo triste que estaba.

Tercera condena de dos años en un campo de trabajos forzados

El agente Wang Xingjun me siguió cuando hablaba con la gente sobre Falun Gong el 6 de octubre de 2011. Me agarró la mano por detrás y llamó a más policías para que me detuvieran. Me hirió en el tobillo izquierdo. Después de llevarme a la estación de policía de Hongqi, se llevaron mi llave y allanaron mi casa. Confiscaron mis libros de Falun Gong, DVDs de conferencias y un MP3. Mi vecino me dijo más tarde que la policía volvió al día siguiente para registrar de nuevo mi casa.

La policía recogió por la fuerza mis huellas dactilares y palmares. Después me llevaron al Centro de Detención de la ciudad de Tieling. Cuando les insté a que no persiguieran a Falun Gong y les recordé que habría tribulación kármica por sus actos ilícitos, el oficial Zhao Baifeng me acusó de maldecirle. El agente Wang Chong me abofeteó.

En el centro de detención, el agente Wang Xingjun me obligó a ponerme en cuclillas. Me apretó los brazos con las piernas y me tiró de la mandíbula. Grité de dolor y me golpeé la cabeza con la pata de un escritorio. Mi cabeza estaba herida y seguía sangrando. La policía me llevó al hospital para que me dieran tres puntos.

Después de llevarme al centro de detención, me encadenaron al suelo en posición de águila abierta. Hice una huelga de hambre para protestar. La policía me llevó al campo de trabajos forzados de Masanjia cuatro días después, el 9 de octubre, para cumplir una condena de dos años.

De camino al campo de trabajo, como me rasqué la herida de la cabeza, el oficial Wang Chong me dio una bofetada y me golpeó en la costilla izquierda. El dolor era tan intenso que no pude dormir sobre el lado izquierdo durante más de un mes.

En el campo de trabajo me hicieron un examen físico y descubrieron que tenía la tensión alta. Al principio, los guardias se negaron a ingresarme, pero por la noche cedieron después de que el oficial Wang Xingjun utilizara sus contactos para presionarlos.

Para conseguir una tasa de «transformación» del 100%, los guardias probaron todo tipo de métodos y tácticas de tortura con nosotros, los practicantes. Cuando mi exmarido vino a visitarme, lo rechazaron alegando que yo no había renunciado a Falun Gong.

El 31 de octubre de 2011, el guardia Zhang Lei me llevó a un cuarto oscuro y me obligó a ponerme en cuclillas durante dos horas. Al día siguiente me obligaron de nuevo a ponerme en cuclillas durante dos horas. Cuando me mantuve firme en mi fe, me apretaron las muñecas hasta que mis manos se oscurecieron. Luego me estiraron los brazos hasta el extremo. Sentí que me desgarraban los brazos, el pecho y la espalda. Casi me asfixié. Incapaz de soportar el dolor y en contra de mi voluntad, escribí una declaración para renunciar a Falun Gong y se la leí a otros practicantes. 

Estaba tan triste que me sentía como si hubiera caído en un abismo.

Durante una inspección de la Oficina del Campo de Trabajo de la Provincia de Liaoning el 28 de diciembre de 2011, los guardias me advirtieron que no hablara de la tortura de estiramiento.

Durante una sesión de lavado de cerebro el 16 de marzo de 2012, me negué a responder a la pregunta para calumniar a Falun Gong. La guardia Zhang Lili me ordenó ir a su despacho, donde me golpeó y me dio patadas. Tenía las piernas magulladas y la cara hinchada.

Como sólo podíamos ir al baño a determinadas horas, un día me oriné en los pantalones. La reclusa Ding Xukun me obligó a admitir que había infringido las normas del campo de trabajo y puso mi nombre en el tablón de anuncios antes de permitirme ir al baño.

Debido a la prolongada tortura mental y física, a menudo tenía pesadillas y me despertaba gritando. Unos días antes de mi liberación, el equipo de disciplina del campo de trabajo me preguntó si tenía alguna queja. No me atreví a mencionar nada sobre la tortura por miedo a represalias.

Segunda pena de prisión de tres años

Fui detenida de nuevo el 14 de diciembre de 2016, tras ser denunciada por distribuir calendarios con información sobre Falun Gong. Como no cooperé con la policía durante el examen físico en el Hospital de Tieling, el oficial Zhao Baifeng y Wang me abofetearon en la cara y me golpearon en el pecho. Zhao me amenazó con que era un «delincuente reincidente» y que mi familia no se preocuparía por mí si me detenían. Más tarde me llevaron al centro de detención de Tieling.

Cuando me juzgaron en el Tribunal del Distrito de Qinghe el 12 de mayo de 2017, tenía la presión arterial extremadamente alta, pero aun así el juez celebró la vista. Mis dos abogados pidieron que me quitaran los grilletes y el juez Sun Di accedió.

El fiscal Bo Ying, de la Procuraduría del Distrito de Qinghe, presentó las siguientes pruebas de cargo: cinco colgantes, ocho postales, 12 billetes de papel moneda y seis calendarios impresos con información sobre Falun Gong. El juez Sun siguió presionándome para que me declarara culpable y el fiscal Bo amenazó con condenarme a una dura pena si no accedía.

Señalé cómo el agente de policía Zhao me golpeó durante mi detención, pero el juez Sun hizo la vista gorda. El juez también interrumpió a mis abogados y levantó la sesión poco después de que empezaran a declararme inocente.

El juez Sun volvió a juzgar mi caso el 19 de mayo de 2017 y me condenó a tres años. Apelé ante el Tribunal Intermedio de la ciudad de Tieling, que decidió mantener el veredicto original. Me llevaron a la prisión de mujeres de la provincia de Liaoning y me volvieron a torturar por defender mi fe.

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