(Minghui.org) Para muchos chinos, ver a los atletas chinos ganar medallas de oro en los Juegos Olímpicos les emociona y les hace sentirse orgullosos de vivir en un gran país.
Pero para mí, practicante de Falun Gong, ver a los atletas chinos ganar medallas solo me deja frío. En 2016, no mucho después de que me liberaran de cumplir una condena injusta por mi fe, se celebraron los Juegos Olímpicos en Río. Un recluso me dijo más tarde que todos en la prisión estaban muy ansiosos por ver cuántas medallas ganaba China en comparación con otros países. Algunos reclusos insinuaron a los practicantes de Falun Gong detenidos que, si China quedaba en primer lugar, podrían matarlos arbitrariamente [a los practicantes] sin tener que rendir cuentas. Para ellos, si China gana el mayor número de medallas, eso significa que el país es fuerte, y les da el poder de silenciar cualquier voz que se le oponga.
Al igual que muchos otros países comunistas, como la Unión Soviética y la antigua Alemania Oriental, que dedican tantos recursos a entrenar atletas para que ganen en los Juegos Olímpicos (incluso inyectándoles esteroides, hormonas u otras drogas sofisticadas) con el fin de glorificar sus regímenes totalitarios, China está haciendo lo mismo. La victoria en el ámbito deportivo oculta bajo la alfombra las horribles violaciones de los derechos humanos cometidas por China, haciendo que los chinos olviden que sus compatriotas son torturados por su fe o incluso asesinados por sus órganos, y que ellos mismos siguen viviendo en un apartamento de mala muerte y no pueden permitirse pagar las facturas que vencen al día siguiente.
Muchos de los atletas también son víctimas. Cuando se retiran con el cuerpo gravemente dañado por las lesiones y el dopaje (forzado) a largo plazo y con muy poca formación académica debido al prolongado entrenamiento físico, muchos luchan por encontrar un trabajo decente. Algunos acaban mendigando en el metro de Beijing o trabajando como masajistas en unos baños públicos.
Para mí, cuanto más fuerte se haga un país así, más daño le hará a su gente.
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Categoría: Opinión y análisis