(Minghui.org) Durante muchos años, los agentes de policía vinieron a menudo a mi casa para acosar a mi esposa porque practicaba Falun Dafa. Sin embargo, yo la apoyaba plenamente porque veía que se había convertido en una mejor persona. Pensaba que sería demasiado difícil para mí seguir la práctica, y no podía soportar el pensamiento de tener que levantarme temprano cada mañana para hacer los ejercicios. Hasta el día en que empecé a practicar Falun Dafa.

Los cambios en mi mujer

Falun Dafa, también conocido como Falun Gong, es una disciplina espiritual que el Partido Comunista Chino (PCCh) persigue desde julio de 1999.

Desde que mi esposa se negó a renunciar a su fe en Falun Dafa, la policía acudía a menudo a nuestra casa para acosarnos. En 2020, decidimos abandonar nuestra casa para evitar más acoso. En aquel momento, mis vecinos me dijeron: «Si el Estado no te permite practicar, simplemente no lo hagas. No lances pajas contra el viento». 

Sin embargo, apoyé plenamente a mi mujer porque fui testigo de los cambios que se produjeron en ella.

Antes ella era una persona impaciente que perdía los nervios con facilidad. Se quejaba de casi todo. Nunca admitía sus errores cuando tenía conflictos con los demás. Después de que empezó a cultivar su carácter en Falun Dafa, su comportamiento cambió totalmente. Se convirtió en una persona pacífica y amable. Cuando tenía un conflicto, siempre miraba hacia dentro para ver qué había hecho mal. Además, muchas de sus enfermedades, como el dolor de estómago y de cabeza, desaparecieron. Aprendí que Falun Dafa es bueno y que puede hacer que la gente sea buena. A veces leía el libro Zhuan Falun. Sin embargo, nunca quise practicar Falun Dafa porque pensaba que era extremadamente difícil y no quería levantarme para hacer los ejercicios.

Los cambios en mi

Hace unos años, mi hermana mayor, que también practica Dafa, vino a casa. En aquel tiempo, ella estaba enferma porque había descuidado su cultivación. Ella quería hacer los ejercicios y estudiar el Fa con mi esposa, pensando que podría ayudarla a mejorar. Entonces, pensé: «Bueno, si me uniera a ellas, ¿no sería más fuerte el campo de energía?». Fue entonces cuando empecé a practicar Dafa.

Sentí que había entrado en un mundo nuevo. Nunca me había sentido tan feliz. Mi tercer ojo (tianmu) se abrió, y a menudo veía Falun (rueda del Fa) girando y escenas maravillosas en otras dimensiones. 

Como crecí en una familia pobre, valoraba mucho obtener beneficios. Siempre pensaba en ganar dinero y ahorrarlo. Era tan calculador que no podía dormir por las noches. Fue precisamente como dijo Shifu:

“En la sociedad de la gente común, debido a la lucha entre uno y otro por fama y beneficios, tú no duermes ni comes bien, has arruinado bastante tu cuerpo y, viéndolo desde otro espacio, incluso todos esos huesos están negros, pedazo por pedazo” (Segunda LecciónZhuan Falun).

Leer las enseñanzas del Shifu fue como una limpieza primaveral de la suciedad de mi mente. Me liberó de la ansiedad diaria que solía sentir. Comprendí que el sentido de la vida era volver a mi yo original. Abandoné mi apego a ganar dinero y cosas. Me uní a un grupo de estudio del Fa. Estudiaba el Fa por la mañana y trabajaba por la tarde. Aunque sólo trabajaba media jornada, mis ingresos seguían siendo los mismos. Como dijo Shifu:

“…si algo te pertenece, no lo pierdes, y si algo no es tuyo, no lo consigues por más que luches” (Séptima Lección, Zhuan Falun).

Me han ocurrido cosas milagrosas. Muchas veces, cuando volvía a casa después del trabajo y la lluvia era inminente, pensaba que sería estupendo que no lloviera hasta llegara a casa, entonces, la lluvia comenzó cuando había llegado a casa.

Una vez fui a casa de una practicante para darle material de Falun Dafa. Su piso estaba en la decimocuarta planta. Los residentes usaban una tarjeta en el ascensor para subir a sus pisos, pero yo no tenía tarjeta. En ese momento, alguien salió del ascensor y le pregunté si podía pasar su tarjeta por mí. Aceptó y dijo que el ascensor sólo pararía en el piso veintidós, donde vivía. Me alegré, ya que bajar las escaleras hasta el piso catorce desde el veintidós era más fácil que subir desde el primero. Cuando estaba en el ascensor, pensaba en lo bonito que sería que el ascensor se detuviera en el piso catorce: se detuvo en el piso catorce.

Ahora, a los 66 años, me siento muy afortunado de practicar Falun Dafa, que ha convertido mi vida de un charco de aguas fangosas en un claro arroyo. Espero que más gente pueda leer Zhuan Falun.