(Minghui.org) Recientemente leí varios artículos compartidos en Minghui.org sobre la persecución a practicantes como resultado de descuidar la seguridad de sus teléfonos celulares. La persecución ha durado tanto tiempo que me sorprendió saber que algunos practicantes siguen sin tomarse en serio la seguridad de sus teléfonos móviles. Me gustaría compartir mis experiencias y espero que otros puedan aprender de mi lección.

Hace más de diez años, me vi obligado a alejarme de casa para evitar ser perseguido. La policía recopiló los números de teléfono de todos mis compañeros de trabajo y familiares y vigiló cada llamada que hacían, en su intento de encontrarme. Pero como no usaba móvil, no me encontraron en más de un año.

Dos años después, regresé y alquilé una casa. Pronto encontré trabajo como gestor de proyectos. Pero dos días antes de empezar a trabajar, alguien del departamento de recursos humanos de la empresa me llamó para algo. Cuando llegué, me esperaba la policía. Me detuvieron y me llevaron a la comisaría.

No entendía cómo me habían encontrado. Un amigo que tenía contactos con la policía se enteró de que, como el móvil de mi hija estaba vigilado, supieron de mí cuando se lo contó a su nuevo novio.

Aparte de esto, conocí a alguien cuyo marido trabajaba en la Oficina de Seguridad Nacional. Me dijo que su marido siempre estaba ocupado siguiendo y vigilando a la gente, sobre todo a los que regresaban a China del extranjero. En cuanto aterrizaban, las autoridades empezaban a vigilar sus teléfonos móviles, temiendo que pudieran participar en "actividades de espionaje". Incluso después de que su marido saliera del trabajo, seguía teniendo que escuchar las conversaciones de la gente.

Alguien me sugirió que tuviera dos teléfonos, uno para fines generales y otro desechable para contactar con personas concretas, como otros practicantes. Una vez vi a un policía que llevaba dos teléfonos cuando acosaba a un peticionario. Por curiosidad, le pregunté por qué llevaba dos teléfonos. Me dijo que uno de ellos era para hacer cumplir la ley. Cuando introducía el nombre de alguien, el aparato mostraba toda la información sobre esa persona.

Una vez aclaré los hechos sobre Falun Dafa en una reunión de mis compañeros de universidad. Uno de ellos, que trabajaba para la oficina de administración de prisiones, se puso muy nervioso y nos preguntó si llevábamos teléfonos móviles. Dijo que cuando los funcionarios de la prisión hacían anuncios de directivas internas, insistían en que todo el mundo quitara las baterías de sus teléfonos móviles. Además, las paredes de las salas de reuniones estaban insonorizadas. Esto demuestra una vez más que todos los miembros del régimen saben lo frecuente que es la vigilancia de los teléfonos móviles.

Además de la vigilancia por teléfono móvil, el régimen también se encarga de seguir y vigilar a los practicantes en persona, que es otra forma de recopilar información sobre ellos.

Esta era la situación hace más de diez años, y la tecnología actual es mucho más avanzada. Nunca podemos bajar la guardia en lo que respecta a la seguridad de los teléfonos móviles. Hagámoslo mejor para que Shifu no tenga que preocuparse por nosotros.