(Minghui.org) Me gustaría compartir algunas etapas de mi camino de cultivación para validar la extraordinaria naturaleza de Falun Dafa, y la maravillosa y compasiva gracia salvadora de Shifu.
Comencé a cultivar Falun Dafa en julio de 1998, cuando tenía 50 años. Ese día, un buen amigo mío vio que yo estaba con el ánimo bajo y me habló sobre Falun Dafa. Me contó lo estupenda que era la práctica, con efectos asombrosos en la curación de enfermedades y para mantenerse en forma.
Cuando ví a Shifu por primera vez
El primer día que fui a un grupo de estudio del Fa fue para ver las conferencias en vídeo del Fa de Shifu desde la ciudad de Jinan. Cuando vi a Shifu, me sentí feliz y muy segura. Disfruté mucho de sus enseñanzas. Aunque no pude recordar todo lo que dijo, me sentí realmente atraída.
También vi que el cuerpo de Shifu estaba rodeado de algo parecido a llamas, y que había llamas alrededor de sus dedos. Cada vez que hablaba, las llamas parpadeaban. Pensé que todos habían visto lo mismo, pero cuando lo comprobé con los demás practicantes, me dijeron que no habían visto nada. Comentaron que mi calidad de iluminación era buena. Me sentí muy afortunada de tener a un Shifu tan maravilloso. Decidí seguir a Shifu en la cultivación hasta el final.
Shifu limpió mi cuerpo después de llevar practicando Falun Dafa alrededor de un mes. Me curé de varias enfermedades en las que había invertido mucho tiempo y dinero. Estaba relajada y tenía una energía ilimitada. No hay palabras para expresar mi felicidad y gratitud a Shifu.
Antes de practicar la cultivación, siempre estaba triste, y quien hablaba conmigo se sentía deprimido. Después de empezar a cultivarme, sonreía todo el día. Me sentía feliz desde el fondo de mi corazón. A veces me despertaba riendo incluso estando dormida. La gente que me conocía decía que yo era otra persona. Dafa es realmente extraordinario.
Sin embargo, ni siquiera un año después de empezar a practicar, el Partido Comunista Chino (PCCh) empezó la persecución contra Dafa. Como resultado, perdimos nuestro lugar de estudio.
Me sentí muy amargada. Cuando Shifu vio mi corazón de perseverar en la cultivación, hizo arreglos para que yo estudiara el Fa con otras dos practicantes, lo que me alegró mucho.
Yo tengo una educación limitada, pero estos practicantes eran muy cultos. Leían el Fa con fluidez y rara vez cometían errores. Pero cuando me tocaba a mí, a menudo añadía u omitía palabras. Me corregían pacientemente. Sentía que no sabía cómo iluminarme al Fa, estaba muy ansiosa. Pero cuanto más ansiosa estaba, más errores cometía. No podía soportar mi vanidad y mi apego a salvar las apariencias. Estaba bajo mucha presión y quería abandonar, así que compartí mis pensamientos con ellos.
Fueron muy amables y me animaron a no abandonar el grupo. Me dijeron: «Mientras le pongas ganas, Shifu cuidará de ti. Entonces seguro que leerás bien».
Sus corazones desinteresados me conmovieron profundamente. Yo tampoco quería dejarlos. Especialmente en ese tiempo, era muy difícil encontrar un grupo de estudio del Fa. Así que cambié de idea y seguí estudiando con ellos.
Durante un período de tiempo, fui fortalecida por Shifu y ayudada pacientemente por otros practicantes. Cada día podía leer mejor el Fa y ya no me quedaba atrás.
Eliminar mi apego al interés propio
La madre de mi ahijada fue hospitalizada en marzo del 2001. Como su vista no era buena, hice un turno para ayudar a cuidar de su madre por la noche. Su hermano tenía una empresa y estaba ocupado trabajando. Me vio varias veces cuidando de su madre en el hospital y me dio 1.000 yuanes (unos 130$), diciendo que podía usarlos para el transporte. No pude rechazarlo.
Al día siguiente, me desperté en mitad de la noche con un fuerte dolor. Sentía como si me clavaran muchas agujas en el lado izquierdo del pecho, y cada vez era más intenso. No podía acostarme. Empecé a darme cuenta de la gravedad del asunto y comencé a hacer los ejercicios de Dafa. Después de terminar el primero, el tercero y el cuarto ejercicio, el dolor se alivió. Cuando empecé a hacer el segundo ejercicio, pensé: «Debe de haber algo mal en mí. Pero, ¿dónde me he equivocado?».
Después de pensarlo, de repente, ese regalo de 1.000 yuanes me golpeó. ¿Debería haberlo aceptado? Como practicante, no debemos buscar retribuciones por lo que hacemos, pero ¿no pedí yo ninguna retribución? La razón por la que ayudé a mi hermana fue para devolverle su amabilidad conmigo. Me equivoqué, pues no debí aceptar el dinero. Cuando me di cuenta de esto, estaba a punto de bajar las manos a la siguiente posición del segundo ejercicio y entonces, «swish», sentí como si un tazón de agua fría se precipitara por el lado izquierdo de mi pecho. Fue tan cómodo. Me sentía tan bien en el corazón. La ligereza de sostener la rueda (en el segundo ejercicio) fue maravillosa. Había encontrado el problema, así que Shifu me animaba.
Cuando estaba haciendo la meditación sentada, era como lo que se dice en Zhuan Falun. Sentía como si estuviera sentada en una cáscara de huevo, y me sentía muy cómoda y maravillosa. Tanto mis brazos como mis piernas estaban muy ligeras y envueltos en energía.
Con este indicio, supe que debía corregir mi error devolviendo el dinero. Cuando amaneció, le conté a mi marido lo que había pasado y lo que había decidido hacer. Me apoyó mucho. Cuando terminamos de cenar, fuimos al hospital y le devolvimos el dinero al hermano de mi ahijada. El dolor en el pecho desapareció por completo.
Afrontar una tribulación física para eliminar el yeli
Una mañana, después de terminar de desayunar a las 6:30, todavía era temprano para ir a trabajar, así que me senté en la posición de loto completo para estudiar el Fa, e iba a salir a las 7:30, pero me olvidé de la hora. Cuando lo comprobé, eran casi las 8. Desplegué las piernas, me levanté y me dispuse a salir hacia el trabajo. Pero antes de que pudiera ponerme en pie con firmeza, oí un «clic» y me caí al suelo. Me incorporé y vi que tenía la planta del pie izquierdo torcida, lo que me dejó de piedra.
Al instante, las palabras Shifu se agolparon en mi mente:
“Decimos que lo bueno o lo malo surgen de un pensamiento de la persona, y la diferencia de este pensamiento también trae distintas consecuencias.” (Cuarta Lección, Zhuan Falun)
Pensé que como practicante tenía a Shifu para protegerme y que estaría bien. Así que doblé el pie y se enderezó.
Me levanté para echar un vistazo y me di cuenta de que, al tocar el suelo, el pie no me dolía mucho y sólo estaba un poco entumecido. Bajé rápidamente las escaleras y me fui en bicicleta al trabajo. Diez minutos después, llegué al trabajo. Entonces empezó a dolerme el pie y a hincharse cada vez más. Me costaba un poco andar, así que decidí volver a casa. Cuando llegué a mi edificio, tuve que agarrarme a la barandilla de la escalera y conseguí llegar al cuarto piso, donde vivía.
En cuanto entré en mi apartamento, pensé: ¿Me afectará esto a la hora de hacer los ejercicios? Rápidamente me senté en la cama en posición de loto completo. No me dolía nada el pie. Después de hacer la meditación durante un rato, sentí algo parecido a una corriente de aire que bajaba desde el muslo izquierdo hasta la punta de los dedos, y el aire frío era expulsado por la punta de los dedos del pie izquierdo. Creo que era Shifu que utilizaba esa tribulación para eliminar mi yeli. Me sentí muy feliz. Me senté a meditar durante una hora y no me dolía mucho, salvo que tenía una mancha morada en la parte superior.
Mi marido llegó a casa sobre la una de la tarde. Cuando me vio el pie, quiso llevarme al hospital, pero yo no acepté. Así que fue a una farmacia y compró un frasco de pomada y me explicó que el medicamento era muy eficaz, dejó el frasco y se marchó. Empecé a estudiar el Fa y a hacer los ejercicios. Cada vez que terminaba de hacer la meditación sentada el color morado de mi pie se expandía.
Mi marido llegó a casa esa noche y vio que mi pie estaba peor. Tomó el medicamento y se dio cuenta de que el frasco no estaba ni abierto. Se enfadó y me dijo: «No quieres ir al hospital ni medicarte. ¿Quieres morir?». No comió y se quedó tumbado en la cama, enfadado.
Cuando se hubo calmado un poco, le dije: «No te enfades. Sé que lo haces por mi bien, pero soy médico y sé lo que tengo que hacer. Dame tres días. Si después de eso sigue sin curarse, puedes hacer lo que quieras con mi pie».
Calmé mi corazón y dejé mi destino en manos de Shifu. Estudié el Fa e hice los ejercicios de forma intensiva. Todavía tenía el pie hinchado y lleno de moratones. Luego hice la meditación sentada durante períodos más largos. A la noche siguiente, tenía todo el pie hinchado como una berenjena y la planta y los dedos estaban morados. Ni siquiera me cabía en la zapatilla, pero apenas me dolía. Sabía que se trataba de un sufrimiento procurado por Shifu para mí.
La tercera mañana mi marido me miró el pie, no dijo nada y se fue a trabajar. Cuando volvió por la tarde, me miró el pie y dijo: «¡Vaya! ¡Tu pie está normal! No tiene ninguna marca». Se quedó estupefacto. Sólo me concentré en estudiar el Fa y hacer los ejercicios. Ni siquiera me di cuenta cuando mejoró. Mi marido exclamó: «¡Es increíble! Esta mañana estaba muy hinchado, ¿cómo es posible que se haya curado tan rápido? Es realmente asombroso».
Crear mi propio camino de cultivación
Un requisito del periodo de la rectificación Fa es establecer centros de producción de materiales por todas partes. Con la ayuda de los practicantes, en 2009 establecí uno en mi casa y empecé a repartir a algunos practicantes veteranos el semanario de Minghui y otros materiales informativos como paquetes de folletos para que los practicantes los llevaran al campo. Aunque estaba muy ocupada, me sentía realizada.
Aclarar los hechos a la gente cara a cara era mi punto débil. Realmente admiraba a los que podían hacerlo bien. Shifu nos pidió que diéramos un paso al frente para hablar con la gente sobre Falun Dafa, pero yo nunca lo logré.
Shifu dijo:
“Aclarar la verdad, salvar a las multitudes de seres, eso es lo que quieres hacer. Aparte de eso, no hay nada que quieras hacer; sobre esta Tierra no hay nada que quieras hacer.” (Exponiendo el Fa en el Fahui de Nueva York 2015)
Después de leer el Fa de Shifu, me preocupé más. Cuando Shifu vio mi corazón en relación a salvar a la gente, dispuso que, dos practicantes con experiencia en hablar a la gente me acompañaran todos los días. Estudiábamos el Fa por la mañana y luego aunque lloviera o hiciera sol salíamos a aclarar la verdad a la gente.
Una de las practicantes tenía cerca de 80 años. Lleva muchos años hablando cara a cara con la gente sobre Dafa y tiene mucha experiencia. No era exigente y hablaba con cualquiera. También era una persona sabia y tenía fuertes pensamientos rectos. Mientras aclaraba los hechos, charlaba y se reía, como si charlara con parientes a los que no había visto en mucho tiempo. Su interés por ayudar a la gente a abandonar el PCCh era muy alto. Yo quería imitarla, pero por más que lo intentaba no funcionaba.
A través del estudio del Fa, comprendí que éste era su reino de cultivación. Sus pensamientos rectos y su sabiduría provenían del Fa, y yo comprendí dónde me quedaba corta. Traté de aprender de otros, en vez de elevarme a mí misma basándome en el Fa. A menudo me decía a mí misma: «Sólo Shifu es omnipotente. Debo estudiar el Fa seriamente y estudiar más a menudo». Con esta mentalidad, tendría confianza para hacer las tres cosas, lo que también me ayudaría a mejorar mi xinxing.
Descubrí una manera de ayudar a Shifu a salvar a la gente, basándome en el Fa. Aunque no he podido conseguir los mismos efectos que los demás practicantes, creé mi propio camino. Durante el proceso, algunas de las personas con las que hablé creían lo que decía, como si me estuvieran esperando. Poco después de empezar a hablar con ellos, se decidieron a abandonar el Partido.
Sin embargo, fue bastante duro para algunos otros. Dijera lo que dijera, no me creían, pero no me trataban mal. Hubo otros que me insultaron o me denunciaron a la policía. Me topé con todo tipo de gente. Bajo la benévola protección de Shifu, siempre volvía a casa sana y salva.
Todavía tengo muchos apegos y defectos. Por ejemplo, intentaba evitar hablar con gente de mi misma zona; me resistía a hablar con quienes me caían mal y no me atrevía a hablar con la gente cuando había mucha gente. Todas estas circunstancias se debían a mis propios apegos. Como todavía hay muchos apegos que no he eliminado, debo estudiar el Fa y elevar mi xinxing lo más rápido posible.
Gracias, Shifu, por tu benevolente protección durante todos estos años.
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