(Minghui.org) La libertad de pensamiento es un derecho humano básico. Todo el mundo debería poder pensar, creer, expresar y perseguir ideas sin interferencias, presiones o amenazas externas. A través de una educación basada en los valores tradicionales, los individuos podrán aprender sobre el mundo, mejorarse a sí mismos y elevar sus esferas espirituales.

Por desgracia, el Partido Comunista Chino (PCCh) no permite el pensamiento independiente. Para mantener su dominio, ha establecido un mecanismo sistemático para controlar los pensamientos de la gente. Durante las últimas décadas, el régimen ha lavado el cerebro a la gente con la ideología comunista a través de la educación, el monopolio de los medios de comunicación, la censura, la vigilancia y la destrucción de la cultura tradicional.

Lavado de cerebro mediante la educación

El control sistemático de la mente por parte del PCCh comienza con la educación, desde el jardín de niños hasta la universidad y más allá. Comenzando en la escuela primaria, por ejemplo, los estudiantes tienen asignaturas obligatorias como «Ideología y Moral» y «Política». Los textos de estas clases elogian el liderazgo del PCCh y la ideología comunista y socialista. Estos libros de texto enfatizan repetidamente la importancia del PCCh y exigen la lealtad política de los estudiantes.

Para lograr este objetivo, el PCCh ha tergiversado y reescrito importantes acontecimientos históricos. Por ejemplo, incluye la autoinmolación escenificada en la plaza de Tiananmen en los libros de texto de primaria y secundaria para calumniar a Falun Gong e incitar el odio hacia la disciplina espiritual en las mentes jóvenes. Como estos libros de texto se utilizan como exámenes y como criterios para juzgar la moralidad, no se permite a los estudiantes pensar de forma independiente o crítica.

Monopolio de los medios de comunicación

Todos los medios de comunicación de China son propiedad del PCCh o están efectivamente controlados por él. Esto permite que la propaganda del régimen se difunda de forma unificada a través de las noticias, el entretenimiento y las plataformas en línea. Combinando este control con una férrea censura y el bloqueo de la información extranjera, el PCCh es capaz de dominar la opinión pública y suprimir las voces diferentes.

Por ejemplo, cuando la epidemia de COVID comenzó en Wuhan a principios de 2020, tanto las agencias gubernamentales como los medios de comunicación encubrieron los informes. Un médico denunciante fue sancionado por la policía y su empresa por publicar información sobre la epidemia. Después de que el maltrato del médico provocara indignación en las redes sociales, el PCCh cambió su narrativa para convertir al médico en un «héroe» mientras alababa el liderazgo del régimen.

Mientras tanto, el PCCh prohibió las investigaciones independientes. En las plataformas de los medios de comunicación había innumerables informes sobre los éxitos en la lucha contra la epidemia, pero poca información sobre la escasez de suministros médicos, el número de muertes e infecciones y los daños causados por el bloqueo de estilo militar.

Este monopolio de los medios de comunicación ha privado a los ciudadanos del acceso a hechos distintos de la narrativa oficial del PCCh.

Censura en línea

El PCCh ha establecido un enorme sistema de vigilancia de Internet para eliminar en tiempo real las opiniones disidentes y la información sensible, e incluso exigir responsabilidades a los editores.

Por ejemplo, desde que el PCCh comenzó a perseguir a Falun Gong en 1999, «Falun Gong» y «Verdad-Benevolencia-Tolerancia» se han convertido en términos sensibles. En China, todos los informes de los medios de comunicación y los resultados de las búsquedas en Internet sobre información acerca de Falun Gong son propaganda difamatoria del régimen, como la mentira de la autoinmolación mencionado anteriormente.

Como la mayoría de los ciudadanos chinos no tienen forma de acceder a información veraz, se les induce a creer las afirmaciones del PCCh y se vuelven contra cualquier grupo que sea objetivo del PCCh en un momento dado.

Vigilancia exhaustiva

El PCCh también ha aprovechado las tecnologías modernas para llevar a cabo una vigilancia masiva. A través de las cámaras y el rastreo de teléfonos móviles, el PCCh ha conseguido un control ideológico y conductual exhaustivo sobre los uigures y otros grupos objetivo.

Junto con los mecanismos de denuncia masiva y la tecnología de reconocimiento facial, el PCCh ha sido capaz de vigilar eficazmente toda disidencia ideológica e infundir una sensación de miedo.

Destrucción de la cultura tradicional

A través de numerosos movimientos políticos y especialmente de la Revolución Cultural, el PCCh ha socavado las religiones y abolido diversos sistemas de creencias en China, sustituyéndolos por su ideología atea.

La civilización china tiene una larga historia de fe espiritual que promueve la bondad y la reverencia a lo divino. Esto ha sostenido los valores morales y ha ayudado a la gente a permanecer conectada con lo divino. Pero la destrucción de la cultura tradicional por parte del PCCh ha separado a las generaciones recientes de estas tradiciones, incluidos valores como la benevolencia, la justicia, la corrección, la sabiduría y la confianza.

Las generaciones mayores, por su parte, se han sentido intimidadas por los movimientos políticos y las persecuciones del pasado. Han renunciado a estos valores tradicionales o han guardado silencio para protegerse.

Graves consecuencias

El control ideológico del PCCh ha limitado la capacidad de las personas para pensar con independencia y ha provocado una autocensura y una rigidez ideológica generalizadas. Para evitar meterse en problemas, muchas personas se ven obligadas a ajustarse a la retórica oficial y a actuar en contra de su propia voluntad o conciencia.

Si los pensamientos de una persona representan a una persona, entonces las personas cuyos pensamientos están controlados por el PCCh se han convertido esencialmente en marionetas del régimen totalitario. Además de seguir la línea del partido, algunos también han ayudado al régimen a reprimir a otras personas. Durante la Revolución Cultural, por ejemplo, las parejas de esposos se enfrentaron, padres e hijos se enemistaron y las relaciones sociales se volvieron frías e indiferentes.

Además, las personas cuyos pensamientos están controlados por el PCCh tienden a volverse en contra de los valores tradicionales, como los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia de Falun Dafa. Esto podría explicar por qué muchas personas permanecen insensibles e incluso hostiles hacia los practicantes de Falun Gong mientras son arrestados, torturados e incluso asesinados en la persecución.

Estos ejemplos muestran cómo la ideología del PCCh ha aislado a la gente de su pensamiento independiente y de su naturaleza bondadosa. Sólo rechazando al PCCh y su influencia podrá la gente volver a los valores tradicionales, apreciar la bondad y reconectar con lo divino.