(Minghui.org) ¡Saludos, magnánimo y compasivo Shifu! ¡Saludos, compañeros practicantes!

Mi vida estaba a punto de terminar, y había perdido toda esperanza de vivir. Entonces llegó a mis manos un libro llamado Zhuan Falun. Me sentí sumamente afortunada de recibirlo. Marcó un punto de inflexión en mi vida. Me sentía como un barquito indefenso a la deriva en un mar oscuro que, de repente, vislumbra luces brillantes en la distancia. Era como si con mis labios secos y agrietados saboreara el agua clara de un manantial, en mitad de un árido desierto. Me sentía como una niña que, después de perderse, encuentra a su padre.

Me sentí tan feliz cuando escuché las enseñanzas de Shifu, que el polvo que me había cubierto se desvaneció. Mi verdadera naturaleza recibió tal inspiración que revivió, y emprendí el camino de regreso a mi verdadero origen. Estaba muy emocionada. Nunca me había sentido tan feliz. Decidí cultivarme bien y hasta el final.

Un pensamiento

Estudié el Fa con avidez y comprendí que cultivarse, mantenerse y mejorar el xinxing eran los fundamentos, y que escuchar las enseñanzas de Shifu era la mejor manera de lograrlo.

Después de practicar durante meses, el responsable local me pidió que fuera coordinadora. Fue algo inesperado. Nunca se me había dado bien expresarme y siempre hablaba, me movía y pensaba despacio. Tardé en responder. Dudaba y olvidaba lo que tenía que decir. Escuchaba pacientemente, pero no conseguía entender lo que intentaba decir. Entonces, ¿cómo podía ser coordinadora?

Le dije a la responsable: «No puedo ser coordinadora. Apenas puedo cuidar de mí misma, así que ¿cómo voy a guiar a los demás? Podría estropear las cosas importantes. No puedo hacerlo».

Me insistió: «No me digas más. ¡Lo eres! Los practicantes de tu zona son todos ancianos, y tú eres la única persona joven que hay. Sólo tienes que entregar mensajes y conferencias de Shifu». Me quedé sin habla.

¿Quizás estos eran los planes de Shifu? Si así es, lo haré. Tuve un pensamiento: «Soy una partícula de Dafa. Haré lo que nadie más puede hacer, y haré lo que nadie más quiere hacer. Lo haré mientras lo requiera Dafa».

Comprar una casa

Tal vez debido a mi pensamiento altruista, Shifu desbloqueó mi sabiduría. Cuando estudiéba el Fa, los principios del Fa se me revelaban constantemente. A veces me emocionaba, me reía o me daba palmadas en las piernas, pensando «¡Esto es tan cierto! ¡Esto es genial!». Estaba bañada en la luz del Fa durante todo el día. Me sentía feliz y bendecida. En aquella época me resultaba fácil superar todo tipo de dificultades.

Mi hijo y mi hija estaban creciendo y había llegado el momento de comprar una casa más grande. Me enteré de que había una casa de seis habitaciones en venta no muy lejos de mi casa y quise echarle un vistazo. Mi cuñada, que es practicante, me dijo: «La mitad de los cimientos de esa casa son inestables. Ya hay grietas a pesar de que es bastante nueva. ¿Por qué no compras mi casa?». Le dije que no bromease conmigo, pues no tenía tanto dinero. Me contestó: «No es cara. Te la vendo por 230.000 yuanes, incluidos los electrodomésticos».

Quizá podría vender mi casa actual y reunir dinero de otras fuentes. Así que le dije: «Me parece bien. No tomemos ninguna decisión ahora. ¿Por qué no hablas con tu esposo y yo con el mío? Podemos proceder si ambos están de acuerdo. ¿Te parece bien?» Ella aceptó.

Su casa era un chalet de dos plantas y cuatro habitaciones. La habían construido ellos mismos. Estaba bien construida y tenía una buena distribución. Todo el mundo aceptó enseguida y nos pidieron un depósito de 50.000 o 100.000 yuanes.

Vendimos nuestra casa y reunimos 90.000 yuanes para el depósito. Mi cuñada dijo: «Nos mudaremos a nuestra casa de una planta en cuanto esté terminada, y pueden quedarse con ésta». Mi esposo estaba muy contento. Todos los días, después del trabajo, iba a su casa a echar un vistazo antes de volver a casa.

Su nueva construcción seguía teniendo problemas, y mi cuñada no paraba de decirme que había retrasos. No le di mucha importancia y sospeché que incluso podría echarse atrás.

Mantuve la calma y pensé en las enseñanzas de Shifu. Si la casa debía ser mía, lo sería; si no, no lo sería. Pero no quería romper el contrato.

Más tarde, mi cuñada me dijo que los electrodomésticos valían 10.000 yuanes. «No hay problema. Voy a comprar la casa, lo demás son cosas sin importancia», le respondí.

Unos días después, me dijo: «Mi suegra se ha enfadado con mi cuñado y no se encuentra bien. Tiene 80 años y una petición. Quiere morir en este patio y te pregunta si te importaría. «Soy practicante. No me importa. No sentirse bien no significa que vaya a morir pronto». Noté su decepción tras oír lo que dije.

Un día, mi cuñada vino a verme. Se sentó en un pequeño taburete y no dejaba de disculparse. No quise hacerle pasar un mal rato y sonreí. Le dije: «No te sientas mal. Dime si quieres venderlo o no. Esperaré si quieres venderla. Tendré que buscarme otra casa si no quieres venderla, porque ya he vendido la mía y no tengo dónde vivir. No obligues a tu esposo si no quiere vender».

Ella respondió: «Por favor, sigue adelante y busca otra casa. Espero que encuentres una que te guste. Te venderé mi casa si no encuentras ninguna. Asumo toda la responsabilidad».

Más tarde, mi cuñada me devolvió el depósito de 90.000 yuanes y quiso pagarme 1.000 yuanes de intereses, pero no lo acepté. De hecho, mi pérdida no fue pequeña. Tenía prisa por vender mi casa y la vendí por 10.000 yuanes menos, pero no se lo dije. Seguí las enseñanzas de Shifu, no le di explicaciones ni me quejé, y lo consideré una oportunidad para mejorar mi xinxing.

A la mañana siguiente, después de desayunar, me dirigí en bicicleta al Departamento de Información para buscar casa. Pensé: «Mi camino está dispuesto por Shifu. Dónde vivo y con quién me reúno todo está dispuesto por Shifu. Los practicantes no piden dinero prestado, así que el precio de la casa debe estar dentro de mis posibilidades. No importa si es una casa de varios pisos o de uno. Espero que sea fácil de arreglar, siempre que no me afecte a la hora de hacer las tres cosas que deben hacer los practicantes».

Llegué al Departamento de Información y la persona que estaba allí me mostró con entusiasmo las casas. Miré una y no me gustó, pero había otra al lado. El cartel de la puerta decía: «Casa de tres habitaciones por 200.000 yuanes». Negociamos un poco y la compré por 150.000 yuanes.

Mi esposo estaba ocupado en el trabajo, así que yo me encargué de comprar y arreglar la casa. Arreglar la casa fue un proceso sencillo. Antes de hacer ningún trabajo en la casa, puse a mis vecinos en primer lugar, y estaban contentos.

Shifu velaba por mí. Me enseñó, me guió y me corrigió, y mi corazón se llenó de felicidad. Aunque sufrí algunas pérdidas económicas, Shifu me dio más. Mi casa vale ahora más de un millón de yuanes. Para un practicante, ¡es un cuatro por uno!

«Cocinar» para todos los seres

Tal vez fue un deseo que salió de mi corazón, por lo que el compasivo Shifu me ha ayudado. Nos mudamos a nuestra nueva casa en el verano de 2003. No teníamos un lugar de estudio del Fa en grupo porque la persecución era muy severa, y nadie se atrevía a salir para estudiar el Fa juntos.

Pensé: «El PCCh (Partido Comunista Chino) ha destruido nuestro entorno de cultivación. No podemos seguir las disposiciones de las viejas fuerzas y debemos negarlas. Debemos seguir los arreglos de Shifu».

Hablé con el practicante Wang, y empezamos a estudiar el Fa en mi casa. Poco después se nos unieron más y más practicantes, y algunos de ellos fueron a estudiar a casa de otro practicante. Más tarde se formaron más grupos, lo que permitió a todos participar en el estudio del Fa en grupo.

Con la ayuda de los practicantes, establecí un sitio de producción de materiales informativos de Falun Dafa a principios de 2004, y ha estado funcionando constantemente bajo la protección de Shifu. Todo el tiempo he llevado a cabo todo según mi intención original.

Organicé un grupo de estudio del Fa y establecí un sitio de producción de materiales cuando no había ninguno. Ayudé a los practicantes a establecer sitios de producción después de que Minghui.org animó a los practicantes a hacerlo.

Cuando nadie aprendía informática, pedí a los practicantes que me enseñaran. Aprendí a imprimir, maquetar, grabar CD y DVD, descargar archivos, configurar sistemas informáticos, hacer amuletos, calcomanías, tarjetas de felicitación y libros de Dafa. Shifu pidió a los practicantes que aclararan la verdad para despertar a la gente. Nadie dio un paso al frente en ese momento, así que lo hice yo.

Cuando la practicante Lin me vio hablando a la gente sobre Falun Dafa y ayudándoles a renunciar al PCCh y sus organizaciones juveniles, dijo: «Fulana [refiriéndose a mí] está despertando a la gente y llevándola a su mundo. Yo no tengo a nadie en mi mundo y quiero despertar a mi gente». Lin tiene un corazón puro y es directa e intrépida. Habla con la gente todos los días y les ayuda a renunciar al PCCh.

Un practicante quería que hiciera los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista y me trajo una fotocopiadora grande. La persecución seguía siendo grave y tuve que hacer grandes cambios. Dejé de salir a hablar con la gente y empecé a hacer los Nueve Comentarios a puerta cerrada.

Todo el segundo piso era mi lugar de trabajo y no se lo decía a ningún practicante. Al principio me costó un poco adaptarme, pero me sentí a gusto cuando pensé en mi intención original.

Un coordinador me trajo papel para imprimir. Había diez paquetes por caja y pesaba bastante. Por razones de seguridad, teníamos que ser rápidos, y yo ayudé con la descarga. En cuanto abrí la puerta, dejó las 20 cajas en el pasillo y se marchó. Cerré la puerta y subí las cajas para que nadie las viera. Las cajas pesaban cada vez más, así que recité el poema de Shifu:

Pensamientos rectos y acciones rectas

«Un gran ser iluminado no teme a las penalidades
Su voluntad está formada de diamante
Sin apego a la vida ni a la muerte
Camina abierta y majestuosamente su sendero en la rectificación del Fa»
(Hong Yin II)

Más tarde, Minghui.org publicó calendarios de escritorio y de pared, y yo empecé a hacer pequeños calendarios de pared. Los ponía sobre la cama después de ordenarlos. Los practicantes venían a elegir lo que les gustaba.

Sabía que a los practicantes les preocupaba el nombre del calendario. Pensé: «Los calendarios muestran el progreso de la rectificación del Fa. Dafa se ha extendido por todo el mundo, pero tenemos miedo de distribuirla entre el pueblo chino. Entonces, ¿cómo puede la gente comprender la situación y ser despertada?» Puse los calendarios restantes en dos bolsas y salí. A la gente le gustaron y los regalé todos.

Ahora hay bastantes centros de producción local. Cooperamos entre nosotros y todo el mundo sabe lo que tiene que hacer. Mi tarea y mi carga de trabajo son más ligeras, pero sigo ocupada. No tengo tiempo para salir a hablar con la gente y me siento algo falto en este sentido.

Proporciono material informativo a los practicantes que viven en los pueblos vecinos y hasta a 16 km de distancia. Recogen los materiales esporádicamente, por lo que necesito prepararlos con antelación.

Una noche tuve un sueño. Dos niñas esperaban a que les dieran de comer antes de ir a la escuela. Pero nadie les cocinaba y no había leña, así que no se podía cocinar el arroz. Rápidamente encontré leña y cociné para ellas.

Al despertar, me di cuenta de que Shifu me decía que me diera prisa en hacer materiales para aclarar la verdad. Hice muchos y, sorprendentemente, muchos practicantes vinieron a recogerlos. Pude satisfacer las necesidades de los practicantes a tiempo. 

A veces me preguntaba si estaba haciendo lo correcto, pues pasaba el tiempo haciendo materiales y no me quedaba tiempo para hablar con la gente sobre Dafa. Shifu debió de saber lo que pensaba, y tuve un sueño. Estaba vendiendo comida, y parecían bollos de vapor. Un grupo de soldados se acercaba a mi tienda, recogía la comida y se marchaba a toda prisa. Comprendí que Shifu me animaba a hacer estos materiales para que la gente los leyera.

«Cocinar» para los practicantes

Hay muchos practicantes en nuestra zona y en los pueblos cercanos. Yo soy una «maestra en todo y maestra en nada», por lo que siempre estoy ocupada haciendo y arreglando cosas. Sé hacer libros de Dafa, arreglar los viejos, revisar las palabras de los libros de Dafa (siguiendo las instrucciones de Minghu.org) y descargar archivos de audio y vídeo.

Recientemente, practicantes de otras aldeas me trajeron muchas ediciones antiguas de los libros de Dafa, que necesitaban ser revisadas y arregladas. Algunos de los libros procedían de practicantes analfabetos, otros no fueron revisados por razones desconocidas.

Hay muchos practicantes que no tienen libros de Dafa. En cuanto termino de revisar y arreglar un lote, recibo otra petición de libros de Dafa.

Ante tantas peticiones de libros, Shifu me animó en un sueño. Un grupo de practicantes estaba estudiando el Fa en una sala grande de mi casa. Cuando se fueron, vino otro grupo. Vi una bolsa de comida y algo que parecía gachas de arroz. Pregunté a los practicantes si querían comer. Todos dijeron «sí» y se lo acabaron todo. Comprendí que la comida era para los practicantes.

Conclusión

Shifu y Dafa me templaron y me prepararon para el éxito. Antes era una mujer incompetente, enferma y frágil, con poca educación. Ahora soy una practicante de Dafa que está siendo observada por seres divinos. Cada parte de mi progreso está llena de la compasión y el arduo trabajo de Shifu.

Shifu a menudo me anima e ilumina en mis sueños. Hace un mes tuve otro sueño. Caminaba por una carretera limpia y ancha, y luego iba cuesta arriba. Cuando llegaba a la cima de la cuesta, miraba hacia atrás y veía a mucha gente. Me seguían de cerca en una fila apretada, hombro con hombro, y llenaban la carretera. Mirando más allá, la fila de gente era ordenada e interminable.

Me di cuenta de que eran seres conscientes de mi mundo y que me seguían subiendo por la pendiente.

¡Quiero cultivarme más diligentemente, estudiar más el Fa y deshacerme de mis apegos para poder satisfacer sus expectativas! Shifu me salvó con una compasión inconmensurable, ¡y yo quiero ser digna de todos los seres conscientes y hacer sonreír a Shifu!

¡Gracias, Shifu!