(Minghui.org) Una residente de 82 años de la ciudad de Fushun, provincia de Liaoning, lleva detenida más de cuatro meses desde que la arrestaran por última vez a mediados de julio de 2024 por practicar Falun Gong, una disciplina espiritual que persigue el régimen comunista chino desde 1999.
La terrible experiencia de la Sra. Wei Shaomin se derivó de su arresto el 8 de agosto de 2022, después de ser denunciada por hablar con la gente sobre Falun Gong en la calle. Permaneció detenida durante diez días antes de ser puesta en libertad bajo fianza. Posteriormente, la policía presentó su caso a la Procuraduría local. Fue puesta nuevamente bajo custodia en el Centro de Detención de la ciudad de Fushun a mediados de julio de 2024. Otros tantos detalles sobre su caso no están claros.
La Sra. Wei, cuando se jubiló de su trabajo en la fábrica de excavadoras de Fushun, sufría una larga lista de dolencias de la cabeza a los pies, como lesiones cerebrales, problemas cardíacos, presión arterial alta, úlceras gástricas y reumatismo. Este sufrimiento físico también le hacía tener mal carácter. Su apartamento tenía una fuga de agua que llegaba a la casa recién renovada de su vecina de abajo. En lugar de compensarle los daños, se negó a dirigirle la palabra. Poco después de empezar a practicar Falun Gong en 1995, no sólo recobró la salud, sino que también cambió su temperamento para convertirse en una persona considerada y amable, y arregló la fuga de su baño. Su vecina se ha quedado sorprendida al ver sus cambios.
Desde que comenzó la persecución en 1999, la Sra. Wei ha sido arrestada y detenida varias veces. En 2007, fue sentenciada a tres años de trabajo forzado en el campo de Masanjia, y en 2014 a siete años y medio de prisión. Mientras cumplía sentencia en la Prisión de Mujeres de la provincia de Liaoning, sufrió tres derrames cerebrales y se encontró en estado crítico. A pesar de su estado, las reclusas no dejaban de insultarla. Como su estado seguía empeorando, la prisión la liberó el 19 de marzo de 2021, nueve meses antes de que terminara su sentencia.
Al regresar a casa, recibió otro golpe cuando la oficina local de seguridad social suspendió su pensión, citando una nueva política que prohíbe a los practicantes de Falun Gong que cumplen sentencia por su fe recibir su pensión de jubilación, aunque la legislación laboral de China no contiene tal estipulación.
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