(Minghui.org) Algunos acontecimientos recientes me han hecho comprender mejor los efectos nocivos de la cultura del Partido Comunista y me han impulsado a prestar atención para eliminarla de mí. Aunque conocía su naturaleza nociva, la había ignorado. He cultivado durante más de dos décadas, y la influencia de la cultura del Partido no es en absoluto un asunto sencillo. Por eso, comparto mi limitada comprensión para recordar a mis compañeros de cultivación que deben eliminarla rápidamente.

Problemas en el trabajo

La empresa en la que trabajo tiene un entorno complejo, sin embargo siempre la consideré un buen lugar para templar mi voluntad y cultivarme. Luché por liberarme de la cultura del Partido y anular por completo los arreglos de las viejas fuerzas.

Cuando los dirigentes de la empresa planearon ascenderme a un puesto directivo, mis compañeros se pusieron muy envidiosos. Me crearon problemas e incluso amenazaron con presentar sus renuncias en grupo. Intenté aguantar y no responder.

Hace poco, como los directivos confiaban en mí, me asignaron la dirección de un nuevo proyecto. Mientras trabajaba diligentemente horas extras para sacar adelante el proyecto, la persona encargada de la parte técnica que me apoyaba en el sistema inteligente se descuidó e ignoró mi petición. No entregó los resultados tres días antes de la fecha límite del proyecto. Preocupada y disgustada, fui a quejarme al jefe de departamento. Inesperadamente, me reprendió.

Me sorprendió su reacción y salí de su despacho, sintiéndome agraviada y aislada. Por la noche cuando regresé, en mi habitación, el ye de pensamientos despertó el impulso de renunciar como represalia y paralizar el proyecto. Sin embargo, mi mente racional me dijo que se trataba de un obstáculo en mi cultivación y que no debía huir de él.

El audiolibro Desintegrando la cultura del Partido Comunista me tranquiliza

Deprimida al día siguiente en el trabajo, me puse los auriculares y escuché el audiolibro Desintegrando la Cultura del Partido Comunista. Cuanto más lo escuchaba, más comprendía. Todos los ejemplos del libro parecían hablar de mí y me despertaban. Mi corazón se iluminó gradualmente y tuve una sensación de inmensa alegría y relajación.

Reflexioné sobre mis últimos conflictos y me di cuenta de que todos estaban destinados a cultivarme y a que descubriera mis apegos arraigados en la cultura del Partido. Expresé mi gratitud a mis compañeros de corazón, incluso a la persona que causó el problema.

También me di cuenta de que rara vez admito mis errores. La mayoría de las veces, me limitaba a mirar superficialmente hacia dentro para demostrar que me había cultivado bien. He estado realizando actividades de apoyo técnico y coordinación con los practicantes y me he ganado su confianza. Después de escuchar cumplidos la mayoría de las veces, me había vuelto intolerante a las críticas e incluso reaccionaba negativamente a sus amables consejos.

Hace poco, otra practicante se quedó dos días en mi casa para estudiar el Fa. Cuando la vi usar un cepillo de dientes eléctrico, pensé que estaba presumiendo y la culpé en mi corazón por disfrutar de las cosas materiales. Trajo algunos alimentos, verduras y frutas, sin embargo en lugar de darle las gracias, me pregunté si los había traído porque su familia no los quería.

Cuando mi esposo me preguntaba por qué me irritaba con tanta facilidad, siempre tenía una excusa. Cuando la practicante se fue, me hice la misma pregunta. Esperaba que, con ella estudiando con nosotros, sería mejor formar un solo cuerpo, no obstante mi comportamiento iba en contra de eso. Escuchar el audio Desintegrando la cultura del Partido Comunista me hizo tomar conciencia de mi fuerte cultura del Partido, sobre todo de mi intenso deseo de mandar y de hacer las cosas a mi manera. Ninguno de mis compañeros era lo bastante bueno tampoco. Las viejas fuerzas aprovechaban mis brechas para interferir conmigo.

Eliminando la cultura del Partido

En el pasado, cuando otros practicantes hablaban de prestar atención a cada uno de nuestros pensamientos, yo no comprendía lo que querían decir, aunque estaban siendo demasiado cautelosos. Sentía que todos los días estaba demasiada ocupada como para evaluar todo lo que decía y hacía para ver si estaba en consonancia con el Fa. Solo recientemente he comprendido la importancia de hacerlo.

La cultura del Partido se infiltra en todos los aspectos de nuestra vida: la vida personal, la profesión y la cultivación. Ignorar su presencia puede llevarnos a caer en sus trampas. La cultura del Partido que se nos ha inculcado desde la infancia puede apartarnos del camino recto sin que seamos conscientes de ello. Tras más de dos décadas de práctica, por fin he identificado la raíz de mis dificultades y estoy experimentando una nueva alegría en mi cultivación. Por primera vez, siento que sé cómo cultivarme.

Muchos practicantes que conozco comparten experiencias similares: incertidumbre sobre cómo cultivarse y mejorar realmente e incapacidad para lograr avances en la cultivación a pesar del estudio del Fa y los ejercicios diarios. A medida que la rectificación del Fa se acerca a su fin, nos damos cuenta de que no nos estamos limpiando a conciencia de nuestros apegos como la envidia, la competencia, los intereses personales, la ostentación y la lujuria. Miramos hacia adentro no obstante nos cuesta erradicar completamente estos apegos profundamente arraigados.

Algunos practicantes tenían dudas sobre su estado de cultivación, desconcertados sobre cómo continuar su viaje, a pesar de que el final de la rectificación del Fa se ha prolongado constantemente para nosotros. Algunos practicantes aflojaron y fueron arrastrados por ye de enfermedad, y algunos perdieron la vida. Sin embargo, ¿qué es exactamente lo que nos obstruye?

Una practicante, que antes participaba activamente en los esfuerzos diarios por esclarecer la verdad, sufrió un derrame cerebral hace una década y desde entonces ha estado postrada en cama. Hoy en día, todavía se emociona cuando habla de sus padres fallecidos, maldiciéndolos con lágrimas en los ojos por haber abusado de ella cuando era niña. Quizá sea porque no puede deshacerse del resentimiento que le ha causado su estado físico. Los gastos médicos han puesto a su familia en una situación económica desesperada. Cuando intentamos hablarle de su fuerte cultura del Partido, lo descartó y aseguró: "Todo el mundo la tiene".

Insto a los compañeros practicantes a que escuchen Desintegrando la cultura del Partido Comunista y aprendan de otros que han enfrentado con éxito este conflicto. La cultura del Partido afecta sistemáticamente al pensamiento y la mentalidad normales de las personas e interfiere en su comportamiento, provocando impaciencia e irritabilidad.

Desintegrando la cultura del Partido Comunista me ayudó a comprender la influencia de la cultura del Partido en los seres humanos de forma más amplia y que estos no se dan cuenta de su naturaleza destructiva.

Con la publicación de El propósito final del comunismo, me enteré del impacto del comunismo en todo el mundo. El estudio del libro me hizo más consciente de su impacto destructivo en la cultivación individual y en nuestros esfuerzos por salvar a la gente. El comunismo es un espíritu malvado compuesto de odio y seres corruptos. A niveles microscópicos, infunde el elemento maligno del odio en nuestros cuerpos para controlarnos a su antojo. Cuando su influencia se apodera de nosotros, nos volvemos desorientados, irracionales e imprudentes, y podemos hacernos daño a nosotros mismos y a los demás.

La cultura del Partido bloquea nuestro camino de regreso al hogar y no debemos considerar nuestras las palabras y el comportamiento que nos ha inculcado. Debemos evitar que nos controle. Las manifestaciones de la cultura del partido que he identificado y expuesto son: competitividad, envidia, astucia, hipocresía, impaciencia, ira, lenguaje y comportamiento extremos, complacencia, hablar mal de los demás, rencores, culpar a los demás, quejas, autoprotección, insinuaciones, egoísmo y juicios malintencionados.

Ahora puedo detectar mis palabras y actos influenciados por la cultura del Partido y también los de mis amigos, familiares, colegas y compañeros practicantes. Elimino de raíz estas influencias y me rectifico, contribuyendo así a crear un entorno más positivo. Esta nueva conciencia me ha aportado una felicidad sin precedentes. Abrazo a todos los que me rodean, incluidos los compañeros de trabajo con los que tenía conflictos. Gracias Shifu, por guiarme para descubrir la causa raíz y ayudarme a eliminar la cultura del Partido.

Lo anterior es mi interpretación personal. Por favor, señale cualquier cosa que no esté en concordancia con el Fa.