(Minghui.org) Tengo 65 años y practico Falun Dafa desde 1996. En este artículo me gustaría hablar a la gente de la maravilla y la belleza de Falun Dafa.
Recordando una infancia miserable y una juventud desesperanzada
Cuando mi padre terminó el servicio militar, trabajó como jefe en el pueblo hasta que se jubiló. Mi madre trabajaba en un hospital. Cuando yo tenía ocho años vivimos el inicio de la Revolución Cultural. Mi padre fue perseguido por el Partido Comunista Chino (PCCh) por haber sido dirigente. Lo tacharon de capitalista, lo obligaron a llevar un sombrero alto y lo paseaban a diario por las calles. Fue sometido a torturas y humillaciones.
Los que nos rodeaban nos maltrataban. Mis profesores no me permitían participar en ninguna actividad en la escuela, y toda la clase me discriminaba. Algunos niños me tiraban piedras a menudo. Al crecer en un ambiente así, me volví introvertida. No encontraba el propósito ni el sentido de la vida.
Empecé a albergar esperanzas de una vida mejor cuando encontré trabajo a los 19 años. Sin embargo, tres meses después tuve un accidente de automóvil. En el accidente me fracturé el fémur, el esternón y la columna vertebral. El médico nos dijo que quedaría parapléjica.
Estuve en el hospital un año y medio. Por suerte, no quedé parapléjica. Al final me puse de pie, pero me dolía la espalda después de estar mucho tiempo de pie o sentada. Posteriormente, no había un solo día en que no sintiera dolor en alguna parte del cuerpo. Después sufrí una úlcera duodenal. Tomé varios paquetes enormes de medicina china al día, pero no mejoré.
Vivía a diario con el tormento de la enfermedad y perdí la esperanza en la vida. A menudo me preguntaba por qué el destino era tan injusto conmigo. ¿Cuál era el propósito de venir a este mundo? No encontraba la respuesta. Me sentía muy amargada en mi corazón y nunca fui feliz.
Purificada física y mentalmente por la práctica de Falun Dafa
El qigong se hizo popular en China después de los años ochenta. Debido a mis problemas de salud, también probé algunos ejercicios de qigong, pero mi salud no mejoró después de gastar mucho dinero.
El punto de inflexión en mi vida llegó finalmente en 1996. La empresa de mi marido nunca lo había enviado en viaje de negocios, pero ese año le pidieron que viajara. Mi marido pasó por casualidad por casa de mi primo y decidió visitarlos. Mi pariente le regaló el libro Falun Gong, una introducción a Falun Dafa, y un ejemplar de Zhuan Falun, el texto principal de Falun Dafa.
Mi esposo leyó los libros en el tren. Cuando regresó, dijo: "Estos dos libros responden a todas tus preguntas. Léelos".
Yo estaba desbordada por tener un trabajo a jornada completa y un hijo de un año, pero aun así me pasé un día entero leyendo los dos libros. Cuanto más leía, más me gustaba. Estaba tan emocionada que no podía dormir. Sentía que me había convertido en una persona nueva. Por primera vez, sentí que el cielo se había iluminado. Por primera vez, sentí que todo en el mundo era maravilloso.
A partir de ese momento, decidí practicar Falun Dafa. Me entusiasmaba la idea de presentar Dafa a todas las personas que me rodeaban y hablarles de la belleza de Dafa.
Mi cuerpo y mi mente cambiaron significativamente al estudiar el Fa y hacer los ejercicios. Antes tenía manchas oscuras en la cara porque tomaba muchos medicamentos. Desaparecieron poco después de que empecé a practicar Dafa, junto con todas mis otras enfermedades. Mucha gente me preguntó qué había hecho para recuperarme de todos mis problemas de salud y de piel. Les dije: "No utilicé ningún producto, todo se debió a que practico Falun Gong". Todos dijeron que ¡era increíble! Así, muchas personas oyeron hablar de Dafa y empezaron a practicarlo.
Mi carácter moral también mejoró notablemente. Yo era jefa de departamento y gestionaba el personal y las finanzas. A los ojos de la gente corriente, era una posición envidiable.
Los empleados venían a menudo a mi casa para darme dinero y regalos, porque esperaban pedirme favores. Como practicante, siempre me dije que seguiría los principios de Falun Dafa de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Comprendí claramente que el poder que tenía en mis manos no debía utilizarse en beneficio propio, y que debía pensar en las necesidades de los demás antes que en las mías. Así, siempre declinaba cortésmente el dinero y los regalos y les decía que era practicante de Falun Dafa, y que nuestro Shifu nos enseñó a ser buenas personas. Les decía que no aceptaría nada de lo que me dieran y que aprobaría sus peticiones de acuerdo con las normas siempre que fueran legales, acordes y razonables.
Algunos de mis empleados me apreciaban, pero otros no me entendían. No creían que todavía hubiera gente que no quisiera dinero hoy en día.
En una ocasión, dos empleados quisieron que sus hijos ocuparan sus puestos cuando ellos se jubilaran. Pero sus jefes no aprobaron sus solicitudes. Estos dos empleados pensaron entonces que era porque no me habían hecho ningún regalo. Alguien que me conocía bien les dijo que yo no aceptaba regalos de otros porque era una buena persona, pero ellos no lo creyeron. Así que estas dos familias compraron regalos costosos, los dejaron en mi casa y se marcharon.
Al día siguiente, les devolví los regalos y les expliqué que hablaría de sus peticiones con sus jefes. Después de muchas discusiones, sus peticiones fueron aprobadas. Las dos familias dijeron emocionadas: "Ahora creemos que hay gente realmente buena en el mundo". A raíz de este incidente, una de las parejas comenzó a practicar Falun Dafa.
También le presenté Falun Dafa a mi padre. Mi padre padece cardiopatía coronaria, hipertensión, asma bronquial y muchas otras enfermedades. Mi padre había practicado antes otros qigong, pero su salud no mejoró. Le dije a mi padre: "Papá, deberías practicar Falun Gong". Mi padre accedió a venir a mi casa para ver el vídeo de las enseñanzas de Shifu.
Mi padre fumaba dos paquetes y medio de cigarrillos cada día, y también era adicto al alcohol. Después de ver las enseñanzas de Shifu sobre el tabaco, dejó de fumar y de beber al día siguiente. Le pregunté por qué había dejado de fumar y beber de repente. Se avergonzó y dijo: "Fumar tiene un sabor extraño, y el alcohol sabía horrible". Después de esto, mi padre abandonó su adicción de décadas a los cigarrillos y al alcohol.
Cuando Shifu habló de mejorar el carácter de uno, habló de una practicante que fue atropellada por un coche. Lo primero que pensó la practicante fue que estaba ilesa. No pidió dinero al conductor que la atropelló. Después de ver esta conferencia, mi padre fue atropellado por una motocicleta cuando volvía a casa. Mi padre tenía unos 70 años. Se levantó del suelo, recordando lo que dijo Shifu, y creyó que se pondría bien.
El conductor de la moto le preguntó a mi padre: "¿Cómo estás? Ve al hospital y que te examinen". Mi padre respondió: "Todavía puedo andar. Estoy bien. ¿Cómo estás tú?" El hombre llevó a mi padre a casa. Al día siguiente, le trajo fruta y mi padre le dijo que se la llevara a casa. Los demás miembros de mi familia no lo entendían y pensaban que mi padre era estúpido. Mi padre dijo: "Si no fuera por la protección de Shifu, ¿seguiría vivo?". ¡Una vez más fui testigo de la misericordia de Shifu y de las maravillas de Falun Dafa!
Presentación de Dafa a la comunidad
Mi esposo y yo decidimos hablar a todo el mundo de una práctica tan buena para que más gente pudiera beneficiarse de ella. La presentamos a nuestros amigos y familiares, y mucha gente empezó a cultivarse. Así, nuestra familia creó el primer grupo de estudio de Fa de la zona. Por las mañanas íbamos al parque a hacer los ejercicios y por las tardes estudiábamos juntos el Fa en nuestra casa.
A medida que crecía el número de practicantes, ayudamos a otros compañeros a establecer otros lugares de ejercicios. Aunque teníamos un presupuesto ajustado por tener dos hijos, compramos grabadoras para todos los demás lugares de ejercicio.
También compramos televisores en color, motocicletas, videograbadoras, DVD y otros equipos necesarios para presentar Falun Dafa en zonas rurales remotas. Viajamos a muchos pueblos, y a veces recorrimos hasta 160,9 km (100 millas), pero no nos sentíamos cansados. Sólo pensábamos en cómo podíamos dar a conocer a más gente la grandeza de Falun Dafa.
Hubo muchas historias conmovedoras. Un niño de 8 años de un pueblo cercano tenía leucemia. La familia había gastado todos sus ahorros, pero el hospital no podía curarlo. La madre del niño quiso probar suerte practicando Falun Dafa con él. Un día, en el lugar del ejercicio, el niño vomitó sangre de repente. En aquel momento, todos se asustaron porque acababan de empezar a practicar, y no comprendieron que se trataba de la limpieza del cuerpo del niño. Cuando el niño dejó de vomitar, dijo: "Madre, tengo hambre. Quiero comer". El niño no había tenido apetito desde que enfermó. A partir de entonces, la salud del niño mejoró y cada día estaba mejor, hasta que finalmente se recuperó. Más de 20 años después, este niño ha crecido, sigue sano y está casado y tiene hijos.
En unos tres años, de 1996 a abril de 1999, Falun Dafa fue practicado por más y más gente en mi ciudad y en los pueblos vecinos. Muchas personas que padecían enfermedades incurables se curaron. Y más personas mejoraron su carácter moral y empezaron a tomarse a la ligera la reputación y los beneficios. Esta es la razón por la que los practicantes han persistido en la cultivación durante más de 20 años a pesar de la continua persecución.
Aclarar la verdad
Después de que el PCCh iniciara la persecución a Dafa en julio de 1999, perdimos el entorno en el que podíamos practicar libremente. Ante una persecución sin precedentes y abrumadora y una propaganda calumniosa, me pregunté si había algo malo en ser una persona mejor y más sana. No entendía por qué el gobierno prohibía a la gente cultivarse. Me dije que, ya que me beneficiaba de Dafa, contaría a la gente los hechos sobre Falun Dafa.
Compramos ordenadores, impresoras y otros equipos para imprimir materiales de esclarecimiento de la verdad. Distribuimos los materiales informativos de Dafa con otros practicantes. Al principio, sólo nos atrevíamos a distribuir unos pocos ejemplares en aldeas remotas. Más tarde distribuimos los materiales a la mayoría de los hogares de nuestra región.
También animamos y ayudamos a otros practicantes a crear más centros de producción de materiales. Nos alegramos mucho cuando cada vez más gente de nuestra zona renunciaba al PCCh y a sus organizaciones juveniles.
En 2007, cuando tres compañeras y yo distribuíamos materiales de aclaración de la verdad en un condado vecino, nos denunciaron a la policía. Otra practicante y yo fuimos arrestadas y detenidas.
Había seis personas en la celda. Les hablamos del valor de Falun Dafa y de cómo ser una buena persona. También les sugerimos que se sentaran juntas y recitaran en sus corazones varias veces al día "Falun Dafa es bueno, Verdad-Benevolencia-Tolerancia es bueno".
La jefa de la celda era una mujer mayor, de unos 60 años, y cuando llegamos fue especialmente mala con nosotros. Nos pidió que limpiáramos la celda e impidió que las demás ayudaran. No discutimos con ella y limpiamos todos los días. Con el tiempo, nuestra amabilidad la impresionó. Un día nos dijo: "Vamos a turnarnos. No podemos seguir dejando que lo hagan ellas dos".
Los guardias del centro de detención pidieron a la gente de nuestra celda que nos vigilara e informara. Dijeron: "No haremos nada no ético. Todos hablamos bien de ustedes dos". Más tarde, de las seis personas, todas menos una renunciaron a las organizaciones del PCCh.
Durante nuestros 40 días de detención siguieron llegando nuevas personas. Les contábamos la verdad y les sugeríamos que renunciaran al PCCh. Normalmente, cuando lo hacían, quedaban en libertad. Todos dijeron que habían sido bendecidos porque creían en la bondad de Falun Dafa y querían ser buenas personas.
Todo el contenido publicado en este sitio web tiene derechos de autor de Minghui.org. La reproducción no comercial debe incluir la atribución (por ejemplo, "Según lo informado por Minghui.org,...") y un enlace al artículo original. Para uso comercial, comuníquese con nuestro departamento editorial para obtener permiso.
Categoría: Caminos de cultivación