(Minghui.org) Una residente del condado de Nancheng, ciudad de Fuzhou, provincia de Jiangxi, fue detenida en 2019 por su fe en Falun Gong y posteriormente condenada a tres años y tres meses. La Sra. Yao Aiying fue brutalmente torturada en la Prisión de Mujeres de Jiangxi. Cuando fue puesta en libertad en diciembre de 2022, estaba demacrada, tenía heridas en el cuerpo y dificultad para respirar. Sin embargo, los funcionarios del comité de barrio siguen acosándola, por lo que no puede llevar una vida normal.

Falun Gong, también conocida como Falun Dafa, es una disciplina espiritual perseguida por el régimen comunista chino desde 1999.

La Sra. Yao, de 59 años, es una contadora jubilada de una bodega. Empezó a practicar Falun Gong a finales de noviembre de 1998. Pronto se le curaron las migrañas y el hombro congelado. Las enseñanzas de Falun Gong le permitieron ser más abierta de mente y le ayudaron a llevar mejor sus relaciones familiares.

La Sra. Yao Aiying

Tras el inicio de la persecución a Falun Gong en julio de 1999, la Sra. Yao fue condenada tres veces a una pena total de 10 años y 9 meses en la Prisión de Mujeres de Jiangxi: 3 años en 2003, 4 años y medio en octubre de 2009 y 3 años y 3 meses en julio de 2020.

A continuación se detallan las torturas que sufrió durante la última condena.

Condenada a tres años y tres meses

La Sra. Yao estaba hablando con dos jóvenes sobre Falun Gong junto a una iglesia católica en el condado de Nancheng el 10 de septiembre de 2019. Cuando ella les dio materiales de Falun Gong, los hombres dijeron que eran policías y pidieron apoyo. La Sra. Yao fue detenida y llevada a la comisaría de policía del municipio de Jianchang. La policía confiscó sus materiales de Falun Gong, el router, el teléfono móvil, billetes con mensajes sobre Falun Gong impresos en ellos y 6.000 yuanes (aprox. 820 USD) en efectivo. [Debido a la estricta censura informativa en China, los practicantes de Falun Gong utilizan formas creativas para concienciar sobre la persecución, como imprimir mensajes en papel moneda].

A las 6 de la tarde, la policía saqueó la casa de Yao y se llevó sus libros de Falun Gong y el retrato del fundador de Falun Gong. Esa noche, Yao fue detenida en el Centro de Detención de la ciudad de Fuzhou. Cuando un guardia le ordenó que se presentara a pasar lista, ella se negó, y el guardia la esposó y le puso grilletes en los pies como represalia.

Yao inició una huelga de hambre. Al séptimo día, el comisario político y jefe del centro de detención vino a ver cómo estaba. Yao aprovechó la oportunidad para hablar sobre Falun Gong. Después, se le permitió no llevar uniforme ni presentarse al pase de lista. Incluso pudo hacer los ejercicios de Falun Gong.

En junio de 2020, Yao compareció ante el tribunal por videollamada y testificó en su defensa. Al mes siguiente, fue condenada a tres años y tres meses de prisión. Apeló contra el veredicto, pero la sentencia fue confirmada.

Privada de sueño y obligada a asistir a clases de lavado de cerebro

La Sra. Yao fue trasladada a la Prisión de Mujeres de Jiangxi el 17 de agosto de 2020. Estuvo en cuarentena durante medio mes y fue privada de sueño y obligada a permanecer de pie durante largas horas por la noche sin poder dormir, ya que se negó a presentarse durante el pase de lista y a memorizar las normas de la prisión mientras seguía haciendo los ejercicios de Falun Gong.

Al cabo de medio mes, Yao fue enviada al primer pabellón. Como se negó a presentarse al pase de lista o a trabajar, la obligaron a permanecer de pie todos los días desde las 5 de la mañana hasta las 12 de la noche. También la privaron de sueño durante seis meses.

En la víspera del Año Nuevo Chino de 2021, la Sra. Yao fue enviada a clases de lavado de cerebro. Un día después del Año Nuevo Chino, un guardia ordenó a unas cuantas reclusas fornidas que la arrastraran a un rincón del taller donde no había cámaras de vigilancia. La inmovilizaron y las reclusas le sujetaron por la fuerza la mano derecha para que firmara las declaraciones de garantía preparadas de antemano. La Sra. Yao se opuso en voz alta y luchó por liberarse, lo que le provocó la rotura de varios dedos de la mano derecha. Sin embargo, la obligaron a firmar el documento.

Posteriormente, la Sra. Yao inició una huelga de hambre para protestar y declaró que las declaraciones de garantía eran nulas, ya que la habían obligado a firmarlas contra su voluntad. La prisión intensificó entonces la persecución contra ella y le prohibió asearse o comprar artículos de primera necesidad. Le confiscaron todo el papel higiénico y otros artículos.

Obligada a sentarse en el banco del tigre, colgada y amenazada

En marzo de 2021, el jefe de educación formó un equipo con todas las internas que habían participado activamente en la persecución a los practicantes de Falun Gong para torturar a cinco practicantes, incluida la Sra. Yao.

En aquel momento, habían transcurrido diez días desde que la Sra. Yao había abandonado su huelga de hambre, y estaba muy débil. Las reclusas la ataron primero al banco del tigre durante 24 horas. Después le ataron las manos a una litera y la dejaron de pie sobre el suelo de cemento, descalza. Le untaron la nariz y la boca con aceite de mostaza. No le permitieron ir al baño y tuvo que hacer sus necesidades en los pantalones. Las reclusas también la amenazaron con alimentarla a la fuerza con agua con pimienta.

Ilustración de tortura: banco del tigre.

Representación de la tortura: esposada a la cama.

Además de torturar a la Sra. Yao, los guardias la calificaron de "contrarrevolucionaria" y amenazaron con intensificar la persecución contra ella. Un guardia grabó al hijo de la Sra. Yao en un intento de utilizar la emoción familiar para hacer vacilar su fe en Falun Gong.

A la Sra. Yao no se le permitió dormir durante tres días. Las reclusas la empujaban, la pellizcaban y la arañaban si cerraba ligeramente los ojos. La tortura hizo que poco a poco fuera delirando y cayera en un estado de demencia. El 20 de marzo de 2021 la obligaron a copiar una declaración de garantía y a asistir a una clase de lavado de cerebro.

El 30 de mayo de 2021, cuando la Sra. Yao recobró la lucidez, presentó su declaración solemne para anular la declaración anterior. Su acción enfureció a las autoridades. La torturaron de nuevo privándola del sueño. La colgaban durante el día en el taller y no le permitían ir al baño. Tampoco se le permitió ducharse durante seis días en verano. Esto continuó hasta marzo de 2022.

Humillada, alimentada a la fuerza, colgada y golpeada; se desmaya por la tortura

Después de que los casos de COVID-19 aparecieran en la prisión el 26 de marzo de 2022, todas las reclusas fueron llevadas a una tienda al aire libre en la prisión masculina. Los guardias ordenaron a los reclusos que escribieran "informes de pensamiento" el 17 de abril, y la Sra. Yao escribió que deseaba que todo el mundo entendiera lo que es Falun Dafa. A continuación, los guardias la castigaron obligándola a limpiar los retretes portátiles de más de 80 tiendas dos veces al día, mientras llevaba gafas y equipo de protección. Sudaba profusamente y estuvo a punto de desmayarse.

Al quinto día, un guardia humilló a Yao y la amenazó con meterle la cabeza en el retrete. Más tarde, el guardia ordenó a varias reclusas que escribieran palabras humillantes en un trozo de papel y se lo pegaran en la cabeza. Cuando intentó quitarse el papel, dos guardias le retorcieron violentamente las manos hacia la espalda y le empujaron la cabeza entre las piernas.

La Sra. Yao volvió a ponerse en huelga de hambre para protestar por la tortura. Al décimo día, la alimentaron a la fuerza. La repetida alimentación forzada le provocó inflamación en la boca. No se le permitió ir al baño a pesar de que le habían dado ocho botellas de agua, lo que le hizo mojar los pantalones. En una ocasión, tuvo que defecar en los pantalones. Una reclusa también le pellizcó las mejillas.

El 18 de mayo, cuando la Sra. Yao estaba muy débil, la obligaron a marchar de 7.00 a 21.00 horas y a hacer el pase de lista en cuclillas. Cuando se negó a obedecer, la colgaron por las muñecas a las ventanas, con las piernas inclinadas a 45 grados. La tortura duró casi tres horas.

En una ocasión, una reclusa inmovilizó a la Sra. Yao contra el suelo y presionó sus rodillas contra la cintura de la Sra. Yao, lo que le provocó fuertes dolores en los riñones. En otra ocasión, cuando la Sra. Yao no se agachó para reportarse, dos reclusas le tiraron del pelo y de las orejas, moviéndola de arriba a abajo. Después la ataron a la ventana. La tortura duró toda la mañana. Le arrancaron mucho pelo y sus orejas estaban rojas e hinchadas. Se desmayó.

En otra ocasión, una reclusa inmovilizó a la Sra. Yao contra el suelo y se sentó sobre ella, causándole un fuerte aplastamiento en el pecho izquierdo. Tuvo dificultades para respirar durante mucho tiempo.

El 30 de mayo, cuando la Sra. Yao se negó a cantar las canciones de la prisión y a asistir a las clases de lavado de cerebro, una reclusa la golpeó con un objeto duro desde las 7 de la mañana hasta las 4 de la tarde aproximadamente, lo que le provocó hematomas por todo el cuerpo. Otras dos internas utilizaron la punta del bolígrafo para darle pinchazos en el pecho izquierdo y en el abdomen, mientras que otra reclusa la arañaba y pellizcaba en la axila izquierda. La reclusa también le pisaba repetidamente los pies.

Cuando la pandemia remitió en junio, las reclusas volvieron a la prisión de mujeres. Aunque Yao ya no estaba sometida a una intensa persecución, seguía viéndose obligada a examinar la calidad de los jerséis de lana fabricados en la prisión. Trabajaba muchas horas al día, pero sin remuneración.

La prolongada tortura causó lesiones en el cuerpo de la Sra. Yao, que tiene dificultades para respirar y caminar. Estaba demacrada.

Sólo un mes después de que la Sra. Yao fuera puesta en libertad, en diciembre de 2022, dos funcionarios del comité de barrio y agentes de policía la acosaron en su casa. Más tarde, el empleado del comité y funcionarios de la oficina de justicia fueron a su casa de nuevo y obligaron a su hermano mayor, que no practica Falun Gong, a firmar una declaración de garantía en su nombre.

Mientras cumplía condena, la Sra. Yao se vio privada de toda su pensión de la seguridad social, y también se interrumpió el aumento anual de su pensión. Se enfrenta a graves dificultades económicas mientras intenta rehacer su vida.