(Minghui.org) Tengo 30 años y comencé a practicar Falun Dafa hace tres años. Antes era egoísta y me empeñaba en ir a escuelas de prestigio y cursar estudios superiores. Practicar Falun Dafa renovó mi manera de ver el universo, la vida y los valores, haciéndome indiferente a la fama y la fortuna. Ahora considero verdaderamente a los demás.

Dejé de perseguir la fama y la fortuna

Como hijo único, estaba malcriado. Era egoísta, incapaz de compartir y no era agradecido. Mi padre me impuso su sueño incumplido de “hacerse un nombre”. Mis estudios estaban estrictamente planeados, pero mi educación moral tenía grandes carencias.

En el libro “El objetivo final del Comunismo” hay un dicho sobre “el niño astuto y precoz” y es verdad. Durante el tiempo que estuve en el instituto, tenía celos de mis parientes ricos y despreciaba a los pobres. Envidiaba a los compañeros de familias ricas y con altos cargos y ridiculizaba a mis compañeros del pueblo. Mis notas de los exámenes no eran lo bastante buenas para entrar en la clase superior y culpaba a mis padres por no haber encontrado a un buen tutor.

Vivía en una habitación del instituto con seis personas. Como el dispensador de agua caliente ya no calentaba el agua después de apagar las luces, acordamos hacer turnos cada día para ir a buscar agua caliente. Una noche, cuando las luces estaban a punto de apagarse, el compañero de habitación dijo que se había olvidado ir por agua caliente. Sin pensarlo, rápidamente tomé un cubo y lo llené con toda el agua caliente del calentador y me dispuse a lavarme los pies en él. Mi compañero de habitación dijo que me había mentido y que había traído agua caliente para nuestra habitación. No puedo explicar la vergüenza que pasé.

Una de las asignaturas de la universidad era muy difícil, por lo que copié los deberes del compañero de clase que era brillante. Más tarde ya no lo permitió, estaba preocupado de que tantas personas hubieran copiado sus deberes y que el profesor se enterara. Lo critiqué a sus espaldas, lo ridiculicé en su presencia. Lo aislé e incluso creía que estaba justificado.

Después de obtener una maestría, me incorporé a una empresa cuyo trabajo consistía en licitar proyectos técnicos. A menudo los proveedores nos hacían favores o nos invitaban a buenos restaurantes a comer y beber, yo nunca me negaba.

Un año, la empresa quería ajustar la proporción entre el salario base y la remuneración por rendimiento. Me peleé con el departamento de recursos humanos y me negué a que me ajustaran la relación salarial, al final cedieron. En esa época, me creía capaz y presumía ante las personas del mismo departamento que recibieron ajustes salariales. Me reía de ellos y les decía que eran débiles.

En resumen, antes de cultivarme, era un egoísta que nunca quería perder y apenas tenía en cuenta a los demás. Iba a la deriva en la gran tina de tintura de la gente común.

Mi mentalidad cambió

Durante la pandemia de COVID, bajo la compasiva guía de Shifu y con la ayuda de los practicantes, tuve la suerte de comenzar a practicar Falun Dafa.

Gracias a la cultivación comprendí la ley universal de “sin pérdida no hay ganancia” (Segunda lección, Zhuan Falun) y dejé de aprovecharme de las situaciones. El jefe de ventas de un proveedor me invitó varias veces a comer, pero amablemente decliné su ofrecimiento.

En su día presenté una patente para un invento y me la concedieron y la empresa me envío una sustancial bonificación a mi cuenta bancaria por ello. De hecho, yo era el tercer inventor de esta patente y el responsable de redactar los materiales de la solicitud. El primer inventor fue un exjefe a quién también se le ocurrió la innovadora idea. Pero más tarde se marchó de la empresa y según las normas de la empresa no recibió ningún dinero. El segundo inventor era el actual jefe, que sólo figuraba como nombre y que no suele obtener bonificación por la patente.

Le propuse al actual jefe darle todo el bonus al primer inventor y él estuvo de acuerdo (sabe que practico Falun Dafa y que me esfuerzo por ser una buena persona). Más tarde, el primer inventor insistió en que el bonus debería dividirse entre los tres, como resultado, yo recibí una tercera parte. Si yo no hubiera practicado Dafa me hubiera quedado todo el dinero o lo habría compartido con el actual jefe.

Al final de una fase de un proyecto de colaboración, mi colega y yo decidimos pagar a cada uno la mitad del dinero e invitar a cenar al equipo B. Durante la comida, el jefe del equipo B bromeó: “Siempre el equipo B invita a cenar al equipo A, nunca he visto al equipo A invitar al equipo B”. Le dio las gracias a mi colega pensando que era él quién invitaba. Se sorprendió aún más al saber que nuestra empresa no nos lo pagaría y que la comida la pagábamos los trabajadores, así que continuó elogiando a mi colega.

Antes de practicar Dafa, tal vez hubiera dejado claro o insinuado a la parte B que yo también participaba aportando la mitad del dinero y luego hubiera esperado su agradecimiento o sus halagos. Pero esta vez no lo hice, creía que este hecho representaba el estilo y la imagen de nuestra empresa, no de mi persona y al mismo tiempo esto hubiera expuesto mis celos y mi deseo de fama, que era exactamente lo que necesitaba eliminar.

El año pasado, nuestra ciudad aplicó un bloqueo extremo por el COVID. Aunque tenía que trabajar desde casa, la empresa prometió pagar todo el salario íntegro según las horas de trabajo. Mi trabajo principalmente es in situ por lo que no tenía muchos asuntos que tratar en casa. Necesitaba dos o tres horas para ocuparme de todas las tareas. A final de mes, la empresa pidió a todos que rellenaran un formulario con el número de horas trabajadas, y todos presentaron muchas horas.

Shifu dijo:

“Entre la gente común se dice que el que no trabaja no gana, el que trabaja más gana más, el que trabaja menos gana menos, el que da más debe obtener más” (Séptima Lección, Zhuan Falun).

Pensé que debía escribir con sinceridad las horas que había trabajado. También pensé lo duro que era para la empresa el bloqueo. Más tarde, el departamento de recursos humanos me llamó expresamente para preguntarme si había cometido un error. Dije: “No, no me equivoqué”. Luego me preguntaron si reconocía la deducción proporcional de salario. Respondí que sí. A consecuencia de ello me pagaron 6.000 yuanes (906 dólares) menos durante el mes que trabajé desde casa, pero me sentí tranquilo.

Durante los calurosos días de agosto, el PCCh (Partido Comunista Chino) impuso “las restricciones de ahorro energético”. Un día, la empresa sufrió un apagón durante el medio día y no se sabía cuando habría energía de nuevo. Con el aire acondicionado apagado todos mis compañeros sudaban y se quejaban. Mi cuerpo cambió desde que practico Falun Dafa y soy más tolerante, apenas sudo.

A las dos de la tarde, tuve una idea de invitar a mis compañeros a un helado. Actualmente, raras veces como helado ya que no me gusta. Fuera, la temperatura era de más de 50 grados centígrados (122 º F), no hacía viento y el aire era como vapor. Shifu nos enseña a ser considerados con los demás por lo que fui afuera.

La tienda más cercana estaba a veinte minutos a pie. Compré los helados y volví rápidamente a la oficina, temiendo que se derritieran. Cuando llegué la energía ya había vuelto y el aire a condicionado ya funcionaba. Los compañeros se comieron los helados y hablaron sobre sus recuerdos de infancia. Estaba sudando, pero sentí la alegría de dar incondicionalmente a los demás.

¿Qué es la verdadera consideración hacia los demás? Al leer las enseñanzas del Fa, entendí que, bajo el fenómeno celestial de destruir al PCCh, explicar a los demás para que entiendan la verdad, elegir renunciar al PCCh y estar de acuerdo con Falun Dafa, es fundamental pensar en los demás y ser responsable de sus vidas. En el trabajo, se me reconoce por mi comportamiento, que allana el camino para esclarecer la verdad. Cuando entrego una memoria USB de aclaración de la verdad a mis colegas o proveedores, muchos de ellos están dispuestos a aceptarla y algunos incluso me preguntan por las últimas aplicaciones para saltarse el cortafuegos de Internet del PCCh.

Conclusión

Después de practicar Falun Dafa durante tres años he cambiado mucho. De estar débil y deprimido, he pasado a tener buena salud, trabajo con energía y siento alegría al leer y memorizar diariamente las enseñanzas.

Sólo he descrito los grandes cambios que me ha traído practicar Falun Dafa desde la perspectiva de mis intereses personales. Espero que esto sea de inspiración para los lectores, especialmente para los jóvenes lectores de China.

(Artículo seleccionado para celebrar el 24.º Día Mundial de Falun Dafa en el sitio web de Minghui)