(Minghui.org) Comencé a practicar Falun Dafa en 1993 y tuve la suerte de asistir a dos series de conferencias dadas por Shifu. Mirando hacia atrás en mi camino de cultivación, lo hice bien en algunos aspectos y mal en otros. También hubo casos que lamento profundamente. Puede que mi cultivación no siempre haya sido fácil, pero mi fe en Shifu y en el Fa nunca ha flaqueado.  

Me gustaría compartir una lucha particular con la que tuve que lidiar en mi cultivación: Tardé 19 años (de 1993 a 2012) en poder sentarme en la posición de loto para meditar. Tanto mi cuerpo como mi mente se templaron enormemente durante el largo e interminable proceso.

Antes de practicar Falun Dafa, la gente que no me conocía bien pensaba que enseñaba educación física cuando les decía que era maestra de escuela. Pensaban eso porque era muy atlética. Después de empezar a practicar Falun Dafa, me sorprendió que mi yo atlético fuera incapaz de cruzar las piernas una encima de la otra con los pies apoyados en los muslos (en la posición de loto) durante la meditación, por mucho que lo intentara. Poner las piernas en esa posición se convirtió así en una gran prueba a superar en mi cultivación.

Desde el momento en que me decidí a practicar, me di cuenta de que el enorme yeli que tenía estaba siendo expulsado de mi cuerpo a gran velocidad, lo que, a su vez, se manifestaba en mi inusual estado físico. Por ejemplo, no podía ponerme en cuclillas con las dos piernas a la vez. Si lo hacía, sentía que el cuerpo me iba a estallar. Si tenía que ponerme en cuclillas, sólo podía hacerlo con una pierna. Sentía que mi cuerpo estaba retorcido y anudado por todas partes. Me costaba agacharme y sólo podía bajar ligeramente la cabeza. Desde los hombros hacia abajo, sentía la espalda rígida como una tabla. No podía girar el pie izquierdo hacia fuera y me costaba levantar el pie izquierdo para apoyarlo en la rodilla derecha durante la meditación.

Cuando me senté a hacer la meditación por primera vez, ni siquiera pude apoyar la pierna izquierda en el suelo y sólo conseguí apoyar la pierna derecha en la pantorrilla de la izquierda. Incluso en esta posición, cada minuto era insoportable.

Cuando meditaba con otros practicantes, al principio no quería que me vieran luchar, así que siempre esperaba a que todos cruzaran las piernas y cerraran los ojos antes de mover las piernas. Más tarde me di cuenta de que esperar así era una manifestación de mi apego a la vanidad y a guardar las apariencias. Así que lo dejé y empecé a mover las piernas al mismo tiempo que los demás.

Un nuevo estudiante de Falun Dafa me vio esforzarme y dijo que no parecía un practicante veterano por la forma en que cruzaba las piernas. Otros practicantes también comentaron si debería limitarme a meditar en casa para no afectar negativamente a los practicantes más nuevos. Pero yo pensé que mi perseverancia en esforzarme por cruzar las piernas podría inspirar a otros.

Shifu nos enseñó en su poema Falun Dafa en Hong Yin:

"El sendero para cultivar gong yace en el corazón de uno

Dafa es ilimitado, las penalidades son el barco"

Cuando leí esto por primera vez, sentí como si hubiera encontrado un verdadero atajo para la cultivación: Era cultivar mi carácter y soportar las dificultades. Podía lograr ambas cosas a través de mi lucha por tener las piernas cruzadas. Agradecí a Shifu por su arreglo único para mí.

Shifu también dijo en la Tercera Lección de Zhuan Falun:

"Siendo un cultivador, el curso de tu vida va a cambiar desde hoy en adelante, mis Fashen te lo arreglan nuevamente".

Si mi lucha por cruzar las piernas era lo que Shifu dispuso para mí, sólo tendría que seguir intentándolo para mejorar. Utilicé una cuerda para asegurar mis piernas y que no se deslizaran hacia abajo. A veces, incluso utilizaba sacos de arena para presionar las piernas hacia abajo. Si mi meditación sentada no estaba a la altura, hacía más ejercicios de pie para mejorar. Una vez hice el primer ejercicio nueve veces y sentí que se me iban a caer los huesos. Me di cuenta de que tenía demasiadas ganas de triunfar y me estiré demasiado.

También esperaba mantener las piernas cruzadas durante el estudio del Fa, como hacían muchos otros practicantes, pero me dolía demasiado, así que me arrodillé en su lugar. La parte posterior de las rodillas empezó a darme problemas y a dolerme mucho. Cambié de postura hasta que volvió a ser insoportable. De todos modos, era habitual que experimentara todo tipo de molestias mientras me esforzaba por ser una mejor cultivadora.

No guardaba rencor por soportar las dificultades porque creía firmemente que era el camino que Shifu había dispuesto para mí. No sabía cuánto yeli tenía, pero estaba segura de que cuanto más aguantara, menor sería mi yeli. Así que practicaba cruzar las piernas siempre que tenía tiempo, y no sentía ninguna amargura ni miedo al hacerlo. Simplemente sabía que, mientras me doliera, estaba eliminando una parte de mi yeli.

También presté atención a no desarrollar ningún apego durante el proceso, como envidiar a los demás por poder sentarse en la postura del loto, preocuparme por cuándo podría hacerlo yo también, sentirme abatida y temer sufrir dolor. En cuanto afloraban esos pensamientos, les ordenaba que cesaran de inmediato, porque no quería que causaran dificultades adicionales a mi cultivación, sobre todo teniendo en cuenta que ya tenía tanto ye.

Pero incluso con tanto esfuerzo, mi situación meditativa no mejoró mucho después de varios años. Mis compañeros también estaban preocupados por mí. Uno se preguntaba si estaba demasiado apegada a soportar el dolor, y otro me advertía de que mi nivel de cultivación se vería afectado si seguía sin poder cruzar las piernas correctamente.

Aunque yo misma no estaba apegada a cruzar las piernas en la posición de loto completo, tenía una pregunta en mi mente: Shifu decía que incluso las personas que tenían clavos o placas de metal en las piernas acababan siendo capaces de cruzarlas. ¿Por qué yo no había sido capaz después de tanto tiempo, sobre todo teniendo en cuenta que me consideraba relativamente diligente y sólida en la cultivación?

En 1998 soñé que corría por una carretera cuando una pandilla de motociclistas se me echaba encima desde la dirección contraria. Cada motocicleta tenía a alguien en la parte de atrás que intentaba golpearme con un palo mientras me adelantaban. Yo gritaba "Shifu, Shifu" mientras corría, y los palos no llegaban a tocarme. La carretera llegaba a su fin y delante de mí había un sinfín de montañas nevadas que tenía que escalar para llegar a casa. Este sueño me hizo comprender que el camino de mi cultivación no sería llano.

Después del sueño, le hice una pregunta a Shifu: "Me he cultivado durante mucho tiempo. ¿Por qué no puedo hacer un gran avance en mi meditación?". Una voz apareció en mi cabeza diciendo: "¡Tienes que sufrir más que los demás!". Me di cuenta de que Shifu había respondido a mi pregunta. Me sentí aliviada e inmediatamente me senté a meditar. Pensando en las montañas nevadas de mi sueño, me dije: "Estar sentada cinco minutos es lo mismo que subir cinco metros por una montaña nevada".

Un día de 2003, mientras movía las piernas para hacer la meditación, se me ocurrió: "Han pasado diez años y sigue siendo la misma postura". En ese momento me sentí un poco amargada y triste, pero detuve enseguida el pensamiento negativo. En cuanto empecé a meditar, entré en un estado de tranquilidad: Sentí mi cuerpo como un volcán en erupción, que llegaba directamente al cielo. La sensación duró muchos segundos. Sabía que Shifu estaba animando a su discípula, y llegué a darme cuenta de que, mientras que mis piernas en el mundo humano parecían torpes y no podía cruzarlas correctamente, los cambios de mi cuerpo en el otro lado habían sido enormes. Lágrimas de gratitud fluyeron en silencio. Sentí alivio y ya no me amargaba cuando volvía a hacer la meditación con mi postura menos que perfecta.

A principios de 2012, me di cuenta de repente de que habían pasado casi 19 años desde que empecé a cultivarme y, sin embargo, todavía no había sido capaz de meditar en la postura del loto completo. Me pregunté si sería así hasta que alcanzara la Perfección. Me pregunté: "¿Puedo aceptarlo?". ¡Sí! Si este fuera realmente el acuerdo, significaría que todos los días se me daría esta forma de oportunidad para eliminar el ye y cultivar mi corazón.

Un día de mayo de 2012, tuve fuertes síntomas de eliminación de yeli y me sentí extremadamente débil. Intuí que iba a haber un gran cambio en mi cuerpo y en mi cultivación. No salí durante cinco días (vivía sola), y todos los días estudié el Fa, hice los ejercicios, envié pensamientos rectos y leí artículos en Minghui.org. La quinta noche, de repente, pude poner las piernas una encima de otra por primera vez en mi vida, y medité en la posición del loto durante una hora entera.

Después de 19 años, ¡por fin lo había conseguido! Lágrimas de gratitud corrieron por mis mejillas.

Mirando hacia atrás, me di cuenta de que había estado haciendo la elección a cada paso del camino durante mis años de cultivación: "¿Uso pensamientos rectos o un corazón humano para tratar el tema de cruzar las piernas y otros asuntos de cultivación?". Elegí los pensamientos rectos y superé un hito tras otro en mi viaje de cultivación. Para andar por el camino recto, la única manera es estudiar más el Fa y estudiarlo bien.

Nada de lo que encuentra un cultivador es accidental. Dondequiera que haya una necesidad de mejorar, aparecerá una prueba. La situación de cada cultivador es diferente, y los niveles y dificultades encontrados en la cultivación son diferentes. No obstante, debemos manejar cualquier cosa que se nos presente con pensamientos rectos y examinar en todo momento si nuestros pensamientos están de acuerdo con el Fa y qué apegos han sido eliminados, sin apegarnos al resultado.

Al igual que mi problema de cruzar la pierna, he manejado muchas otras cosas en mi cultivación con pensamientos rectos. A medida que eliminé un apego tras otro y me mejoré gradualmente, mi yeli fue eliminado pedazo por pedazo. Los apegos eliminados fueron como "peldaños" que me impulsaron a elevar mi nivel de cultivación.

Aunque tropecemos por el camino y no superemos bien ciertas pruebas, debemos tener presente que así es el proceso de cultivación. Sólo tenemos que levantarnos rápidamente y hacerlo mejor. Nuestra fe en Shifu y el Fa no puede ser sacudida por nuestros tropiezos ocasionales.

Escribí mi camino espiritual para recordarme y animarme a seguir siendo tan diligente como cuando empecé a cultivarme, para cumplir mi misión de ayudar a Shifu en la rectificación del Fa y salvar a los seres conscientes, y para andar bien el camino que tengo por delante.

Agradezco a Shifu desde el fondo de mi corazón por su compasiva salvación.

(Artículo seleccionado para celebrar el 24.° Día Mundial de Falun Dafa en el sitio web de Minghui)