(Minghui.org) Cada vez que surgían problemas familiares, pensaba: ¿Por qué otros practicantes disfrutan de una vida familiar feliz y sus hijos son adultos exitosos?

A través de la cultivación, entendí que todo lo que sucede, bueno o malo, tiene que ver con el pago de ye (Karma). Al eliminar el sentimentalismo, experimenté verdaderamente la grandeza del fundador de Falun Dafa, Shifu Li Hongzhi, y el poder de Dafa. Me gustaría contarles un incidente que me ayudó a cambiar mi mentalidad. Dejé de mirar hacia afuera, y eliminé mis apegos a través de la cultivación.

Entendí lo que significa verdaderamente practicar la cultivación

Decidí practicar Falun Dafa después de oír cómo puede ayudar a resolver enfermedades y a mantenerse sano. Pensé: ¿Cómo puedo dejar pasar una oportunidad tan buena? Después de ver los cambios positivos en mí, mi marido decidió empezar a practicar. Su salud mejoró. Con dos padres sanos, nuestra hija también se benefició.

En julio de 1999, liderado por el exlíder del Partido Comunista Chino (PCCh) Jiang Zemin, el PCCh lanzó una implacable persecución contra millones de practicantes de Falun Dafa. Incapaz de soportar el terror y el miedo, la voluntad de cultivarse de mi marido se marchitó. Tuvo síntomas de trombosis cerebral (embolia cerebral) y murió.

Esta dolorosa experiencia no me desanimó. Al contrario, aumenté mis esfuerzos para leer el Fa con una mente tranquila. Las enseñanzas de Shifu son fáciles de entender, pero extensas y profundas. En el pasado, no entendí el significado más profundo de los principios de Falun Dafa. Al seguir leyendo las enseñanzas, descubrí que mi marido y yo nos cultivábamos con un fuerte deseo de buscar la protección de Dafa. Cuando encontrábamos problemas, no buscábamos en nuestro interior y no identificábamos y eliminábamos nuestros apegos. Nuestra mente no estaba en Dafa cuando leíamos Zhuan Falun. Al encontrarnos con dificultades no las veíamos como oportunidades para mejorar nuestro xinxing.

Shifu nos recuerda en cada una de sus lecciones, la importancia del estudio del Fa. Me sentía avergonzada. Sólo estudiando diligentemente el Fa, cultivando mi xinxing y salvando a más personas, podría ser digna de ser llamada una verdadera discípula de Shifu.

Mi hija cambió cuando cultivé la compasión

Mientras estaba completamente ocupada con el estudio del Fa y hablando a la gente sobre la persecución, las viejas fuerzas usaron a mi hija para interferir conmigo.

Mi hija trabajaba en otra ciudad y llamaba cada pocos días para pedir dinero. Cada vez pedía una cantidad mayor.

No fue hasta que la interrogué repetidamente que admitió que necesitaba dinero para pagar la deuda de su tarjeta de crédito. Utilicé todos mis ahorros, casi 100.000 yuanes (aprox. 15.100 dólares), para pagar la deuda. Aún no era suficiente para pagarla, así que le pedí que volviera a casa.

En casa, mi hija seguía pidiéndome dinero. Me perseguía todo el día: "...dame dinero, dame dinero...". Era como si estuviera poseída. No sólo no buscaba trabajo, sino que dormía todo el día, no ayudaba en las tareas domésticas y jugaba con el móvil por la noche. Se quedaba en su habitación y se negaba a salir a comer o a hablar conmigo. Al ver su comportamiento, tuve sentimientos encontrados de rabia, resentimiento y lástima. Seguía culpándola en lugar de mirar hacia dentro. Cuanto más utilizaba el razonamiento de un no practicante, peor se ponía la situación.

El abogado y la gente del banco me llamaban todos los días para reclamarme el pago. Mi corazón se estremecía cuando oía sonar mi teléfono móvil. Mi vida era un caos. Mi resentimiento crecía día a día. Odiaba a mi hija por decepcionarme. Era amable con los demás, pero aprovechada con su madre viuda. Cuanto más pensaba en la situación, más triste me ponía.

Una noche, al ver a mi hija jugando con su celular, monté en cólera. Se lo quité. Me pidió que se lo devolviera, pero me negué. Se puso el abrigo y salió corriendo. Corrí tras ella descalza, resbalé y caí sobre el hielo. Ella dejó de correr y entró conmigo.

Cuando yo no la estaba viendo, ella volvió a salir. La seguí. No le importó lo que le dijera, se negaba a volver a casa. No sabía qué más hacer, así que le pedí a otra practicante que tenía coche que la buscara. Esa practicante trató de hablar con mi hija, pero ella se negó a volver a casa. Era más de medianoche y hacía mucho frío. Me sentí mal porque la otra practicante estaba fuera con el frío que hacía, así que volvimos las dos. Le rogué a Shifu que ayudara a mi hija.

A la mañana siguiente busqué a mi hija, pero no la encontré. Algunos practicantes vinieron a ayudar más tarde. No aparecía por ninguna parte. No fue hasta entonces cuando me di cuenta de que eran las viejas fuerzas que utilizaban mi sentimentalismo para provocar interferencias. Dejé a un lado mis pensamientos humanos. Cada uno tiene su propio destino. Dejé todo en manos de Shifu: lo que tenga que ser, será. Mi hija llegó a casa esa misma tarde.

A través de hablar con otros practicantes, mi mentalidad cambió. Ya no estaba estancada en la mentalidad de los no practicantes. Los practicantes deben manejar los problemas basándose en los principios de Dafa. Las experiencias desagradables son en realidad oportunidades para que miremos hacia adentro. Todos los problemas pueden resolverse con la compasión de Dafa.

Un practicante me sugirió que pagara la deuda de mi hija. Otra practicante lo consideró un fraude. Pensó que mi hija era una buena persona, pero que el banco la había engañado. No debía apresurarme a pagar el dinero. En lugar de eso, cuando llamara el personal del banco debería preguntarles sus nombres e intentar hablarles con compasión

Sintiéndome segura, cuando llamó el abogado, le hablé de lo compleja que se ha vuelto la sociedad y de que algunos jóvenes se sentían tan desesperanzados que se suicidaban. Además, le dije que no tenía ninguna obligación de pagar la deuda de mi hija. Yo deseaba que él entendiera lo que es ser padre. No volvió a llamar.

Una joven llamó pidiendo el pago. Le pregunté su nombre. Me dijo que no podía decírmelo. Le dije: "Si trabajas para una empresa respetable, ¿por qué no puedes decirme tu nombre?". Dejó de llamar. Otra mujer se presentó como abogada del banco. Me pidió mi dirección y me amenazó con enviar gente a saquear mi casa. Pensé: Sería mejor tratar este asunto en persona, así que le di mi dirección. No pasó nada. Todo terminó.

También cambió mi forma de ver a mi hija.

Shifu nos enseñó:

“Atravesar dificultades y sufrimientos es una gran oportunidad para eliminar yeli, eliminar pecados, purificar el cuerpo, elevar el reino de pensamiento y elevar el nivel –es una cosa extraordinariamente buena. Esta es una verdad del Fa correcta y recta. Pero mientras se practica la cultivación, cuando los sufrimientos caen sobre ti y aparecen conflictos que retumban en tu corazón –y especialmente cuando retumban con las nociones tercas que tienes– la prueba es realmente difícil de pasar. Puede incluso llegar al punto en el que sabes muy bien que es una prueba pero igual no puedes dejar tus apegos” (Cuanto más se acerca el final, más diligentes deben ser, Escrituras esenciales para mayor avance (III)). 

A través de esta experiencia me di cuenta de que tenía que deshacerme de mis nociones rígidas y verlo todo basándome en el Fa. Analizando la situación desde el punto de vista de un practicante, me di cuenta de que mi hija me estaba ayudando a mejorar en mi cultivación. De repente comprendí su sufrimiento y tuve compasión de ella. Dejé de culparla y odiarla. En lugar de eso, me tomé el tiempo necesario para guiarla desde su punto de vista: "Eres una buena niña. La sociedad es tan caótica que a veces ocurren cosas malas aunque tengamos cuidado. Además, acabas de empezar a vivir sola, yo no estuve contigo. Soy parcialmente responsable de eso... en el futuro, piensa bien las cosas antes de actuar. Habla más con la familia, has aprendido una lección de vida... deja pasar esto y empezaremos de nuevo".

Ella escuchaba en silencio. Las lágrimas corrían por su rostro. Una mañana, dijo que había tenido un sueño. Dijo que estaba sentada en una gran silla en un lugar que parecía un restaurante de lujo. Una voz dijo: "No todo el mundo puede ver esto". Entonces toda la sala se llenó de Falun girando. Yo dije: "¡El Compasivo Shifu te está animando!". Mi hija volvió a ser la misma de siempre. Encontró un empleo y está trabajando.

Quiero dar las gracias a Shifu por enseñarme Dafa y protegerme en las tribulaciones. También quiero agradecer a los compañeros practicantes su ayuda desinteresada.