(Minghui.org) Hay un pequeño pueblo en la provincia de Liaoning que al que se puede llegar fácilmente por carreteras interestatales, pese a estar rodeado de montañas. Es rico en recursos naturales y aire puro. En 1996, Falun Dafa, una antigua disciplina espiritual de ejercicios y meditación, se extendió hasta este hermoso y remoto pueblo. Y en tan sólo tres años, atrajo a casi 400 de los lugareños –entre los que me incluyo–, y la aprendimos. Muchos vimos cómo recobrábamos nuestra salud al tiempo que mejorábamos nuestro temperamento. Nuestras familias se volvieron más armoniosas e incluso empezamos a llevarnos bien con nuestros vecinos. Hasta los que no practicaban Falun Dafa nos mencionaban a menudo: "¡Falun Dafa es tan bueno!".
La promoción de Falun Dafa
Después de que el primer grupo de gente del pueblo aprendiera Falun Dafa, establecimos lugares de ejercicio por todo el pueblo para posibilitar que más gente conociera la práctica. Una tarde de verano de 1998, más de 300 practicantes de Falun Dafa se reunieron en la plaza del pueblo para hacer los ejercicios juntos. En cuanto empezó la música de los ejercicios, comenzamos a movernos al unísono. La pacífica y magnífica escena atrajo a una gran multitud. Muchos espectadores se asombraban de que hubiera tanta gente que practicara Falun Dafa.
A medida que más lugareños practicaban Falun Dafa, formamos varios grupos de estudio del Fa para que todos los estudiantes, jóvenes y mayores, leyeran juntos Zhuan Falun, las enseñanzas principales de Falun Dafa. El temperamento de la gente mejoraba rápidamente. Las nueras y sus suegras dejaron de pelearse entre ellas, y los trabajadores dejaron de robarle a sus jefes. Había un soldador que solía regalar las barras de soldar de su empresa a cualquiera que se las pidiera, como si fueran suyas. Después de comenzar a practicar Falun Dafa, dejó de hacerlo, incluso si su cuñado se las pedía. En su lugar, se ofrecía a comprarle a su cuñado las barras de soldar que necesitara con su propio dinero. Desde ese momento, su cuñado admiró mucho a Dafa.
Todos los fines de semana salíamos al campo a difundir Falun Dafa. Una vez fuimos siete en bicicleta a un pueblo a cinco kilómetros de distancia. Una mujer de unos 60 años nos invitó a entrar en su casa. Nos dijo emocionada: "Anoche tuve un sueño y vi a siete deidades que descendían desde los Cielos hasta mi patio. Y hoy han venido vosotros siete. Son las deidades de mi sueño". Ese día, muchos de sus vecinos aprendieron a hacer los ejercicios de Falun Dafa.
En 1998, cerca de 1.000 practicantes de nuestro pueblo y de más de diez pueblos colindantes asistieron a una conferencia de intercambio de experiencias que se celebró en un club de nuestro pueblo. Más de diez practicantes presentaron sus trabajos y compartieron los extraordinarios cambios que sintieron después de empezar a practicar Falun Dafa. Muchos de los que asistieron se emocionaron hasta las lágrimas. Cuando los asistentes salieron del club, al final de la conferencia, muchos lugareños les preguntaban qué estaba pasando, y algunos también empezaron a practicar Falun Dafa.
Defendiendo a Falun Dafa antes de que comenzara la persecución
En diciembre de 1998, la Asociación de Qigong de la provincia de Liaoning publicó un artículo atacando a Falun Dafa. El 30 de diciembre de ese año, miles de practicantes de toda la provincia de Liaoning, entre los que hubo más de 100 de nuestro pueblo, se concentraron frente al edificio de oficinas de la Asociación de Qigong de Shenyang, para solicitarle que se retractara del artículo y restituyera la reputación de Falun Dafa. Permanecimos allí durante ocho horas.
Al día siguiente, algunos practicantes hablaron con la Asociación de Qigong. A las 4 de la tarde, alguien de la Asociación de Qigong se acercó a la multitud de practicantes, nos saludó y se disculpó. Sin embargo, aunque nos prometieron que restituirían nuestra reputación, intuimos que lo peor estaba por llegar.
El 24 de abril de 1999, nuestro coordinador local nos dijo que más de 40 practicantes en Tianjin habían sido arrestados, ese mismo día, por protestar pacíficamente contra un artículo que atacaba a Falun Dafa, y que había escrito He Zuoxiu, de la Academia China de Ciencias. Más de 40 de los practicantes de nuestra localidad decidieron viajar a Beijing para apelar en favor de Falun Gong. Llegamos en torno a las tres de la tarde del día siguiente. Vimos que había más de 10.000 practicantes, llegados de todo el país, ante la Oficina de Apelaciones del Consejo de Estado. A las 9 de la noche, las personas que representaban a los practicantes y que habían invitado a entrar para hablar con los funcionarios del gobierno, salieron y nos dijeron que ya habían liberado a los practicantes arrestados en Tianjin. Nos pareció que el asunto se había resuelto de una forma justa, así que todos abandonamos Beijing para volver a nuestras casas.
Pero la historia no terminaría ahí. El 20 de julio de 1999, Jiang Zemin, el entonces líder del Partido Comunista Chino (PCCh), lanzó una campaña nacional de persecución contra Falun Dafa. Ese día detuvieron a muchos coordinadores de todo el país, entre los que se encontraba la primera persona que había aprendido Falun Dafa en nuestro pueblo. Al enterarse de su detención, más de 100 practicantes locales acudieron a la comisaría para exigir su liberación. Dos de nosotros entramos para hablar con la policía, mientras el resto se quedó esperando en el patio de la comisaría.
Hacia las 18:00 horas, vimos acercarse al patio a los responsables de nuestros centros de trabajo y a miembros de nuestras familias. Intentaron sacarnos de allí a rastras. A algunos nos rompieron la ropa mientras que a otros les dieron puñetazos y patadas. Unimos nuestros brazos para evitar que nos arrastraran.
Poco después de las 11:00 de la noche, llegaron dos megabuses y varios autos de la policía. Bajaron decenas de agentes y empezaron a golpearnos con sus porras. Detuvieron a decenas de nosotros. Los que no habíamos sido detenidos formamos filas delante de los autos de la policía para tratar de impedirles que se llevaran al resto de nuestros compañeros. Los agentes salieron de sus vehículos y nos dispersaron a golpes de porra.
Más viajes a Beijing para defender a Falun Dafa
El 21 de julio de 1999, por la mañana, algunos de los practicantes de mi localidad emprendimos nuestro viaje a Beijing, donde nos encontraríamos con otros muchos practicantes de todo el país. No entendíamos por qué el gobierno inculpaba y perseguía una práctica espiritual que había transformado tanto nuestras vidas, mejorado nuestra salud y ahorrado al país facturas enormes en gastos médicos. Pero, nuestras apelaciones cayeron en saco roto y a muchos, nos detuvieron.
Cuando nos liberaron y regresamos a Liaoning, nuestros lugares de trabajo y los comités vecinales de nuestra localidad nos presionaron para que escribiéramos declaraciones renunciando a nuestra fe y prometiéramos que nunca volveríamos a pedir justicia para Falun Dafa. A los que se negaban a hacerlo los suspendían en el trabajo y/o los obligaban a asistir a sesiones de estudio. Tenían altavoces en varios lugares de trabajo en los que anunciaban a los trabajadores que habían sido sancionados por ir a Beijing a apelar por Falun Dafa. A cada uno de los practicantes, nos asignaron dos garantes. A estas personas las multarían o despedirían si el practicante bajo su vigilancia, viajaba a Beijing para apelar. Todos sentimos una presión tremenda.
El 20 de octubre de 1999, Jiang Zemin declaró que Falun Dafa era una secta, en una entrevista que concedió a un periodista, mientras visitaba Francia. A su infundada afirmación le siguieron más detenciones de practicantes en todo el país. Así que volvimos a viajar a Beijing para apelar. Y a algunos nos detuvieron y nos encarcelaron.
Más de 40 de nosotros, volvimos a viajar a Beijing a finales de diciembre de 2000, donde coincidimos con practicantes de otras partes del país. Cooperamos para repartir material informativo sobre Falun Dafa en un intento por que la gente de Beijing comprendiera que toda la propaganda era mentira.
Fuimos a la plaza de Tiananmen el 23 de diciembre de 2000 para desplegar pancartas en las que se leía "Falun Dafa es bueno", "Falun Dafa es el Fa recto" y "Restituyan la reputación de Falun Dafa". Muchos practicantes de otras provincias también estuvieron allí. Gritamos juntos: "¡Falun Dafa es bueno! Falun Dafa es el Fa recto". Los visitantes se paraban a mirarnos mientras la policía se daba prisa en arrestarnos.
Arrestaron a cerca de 1.000 practicantes en la Plaza de Tiananmen ese día. Nos llevaron a todos a la comisaría de Tiananmen. A algunos nos golpearon y contusionaron, mientras que a otros les arrancaron el cabello. Y aunque los practicantes ni siquiera nos conocíamos, todos nos sentimos como una gran familia de cultivadores. Gritábamos: "¡Falun Dafa es bueno! Falun Dafa es el Fa recto". De repente, un practicante dijo emocionado: "¡Mira! ¡Son Falun!”. Entonces, miramos hacia arriba y vimos los Falun de colores girando en el cielo. Permanecieron allí un buen rato.
Como éramos muchos, la policía nos distribuyó en distintos lugares. Al tercer día, todavía éramos cientos de personas los que nos negábamos a revelar nuestros nombres. La policía nos dijo que nos iba a trasladar. Entonces, llamaron a varios megabuses y viajamos durante más de dos horas hasta llegar a un lugar remoto del condado de Ji, en la provincia de Hebei. Cuando miramos fuera, vimos a agentes armados de pie con sus pistolas desenfundadas. Los policías del autobús nos preguntaron a cada uno de dónde éramos. Cuando nos negamos a responderles, nos empujaron fuera del autobús.
Nos obligaron a permanecer de pie frente a los agentes armados. Parecía cómo si fueran a dispararnos.
No obstante, no pasó nada. Luego, la policía se subió a sus vehículos. Y un agente nos dijo: "Ya son libres. Pero no suban por la montaña. Sigan esa carretera para salir de aquí, y volver a casa".
Un practicante aprovechó un descuido de los agentes y colgó una pancarta en la que se leía "Falun Dafa es bueno" en la parte trasera de un auto de la policía. Cuando el vehículo comenzó a alejarse, la pancarta ondeaba al viento. Todos estábamos muy contentos. Todos estábamos de buen humor aunque lleváramos tres días sin comer.
Cuando volvimos a casa, a algunos nos detuvieron, nos sentenciaron, nos sometieron a trabajo forzado, nos enviaron a centros de lavado de cerebro, nos multaron o nos suspendieron en el empleo. La madre de uno de los practicantes le llevó a sus hijos al centro de detención. Y todos se arrodillaron delante del practicante, para rogarle que escribiera una declaración en la que renunciara a Falun Dafa. Con lágrimas en los ojos, ayudó a su madre a levantarse y le dijo: "Su hijo no ha hecho nada malo. ¿De qué debería arrepentirse?". Entonces, su madre lo comprendió, dejó de presionarle y se marchó con sus hijos.
A muchos también nos torturaron mientras permanecíamos detenidos. Tras liberarnos, tuvimos que afrontar tanto las presiones como la incomprensión de los familiares. Los cónyuges de algunos practicantes se divorciaron. Sin embargo, como sabíamos que caminábamos por la senda correcta, nuestra fe permaneció inquebrantable. A menudo compartíamos experiencias para recordarnos que el propósito de nuestra vida era volver a nuestro verdadero ser. Con la protección de Shifu y nuestra fe en Dafa, superamos esos momentos difíciles.
Difundiendo la verdad
A consecuencia de la propaganda difamatoria del Partido Comunista Chino (PCCh), muchos lugareños se revolvían en contra de Falun Dafa. Nos sobrepusimos a muchas dificultades, como la pérdida de nuestros trabajos, mientras empleábamos diversos medios para ayudar a la gente a que distinguiera las mentiras del PCCh. Algunos repartíamos material informativo, otros colgábamos pancartas y otros hablábamos con la gente cara a cara.
Aprovechábamos hasta el último céntimo para hacer material informativo. Una anciana, aunque había dejado de recibir ingresos, nos dio 100 yuanes en billetes pequeños. No pude contener las lágrimas. Algunos practicantes, de fuera del pueblo, solían hacernos los materiales. Más tarde, un practicante local nos dijo que debíamos montar nuestros propios centros de producción de materiales en nuestras casas. Entonces, conseguimos computadoras e impresoras. Después de que empezamos a producir suficientes materiales, empezamos a cambiar nuestros medios de transporte de bicicletas a motocicletas, triciclos o autos, para poder viajar a lugares más alejados donde distribuir los materiales.
Después de que el PCCh orquestara la farsa de la autoinmolación en la plaza de Tiananmen, el 23 de enero de 2001, le dedicamos mucho tiempo a producir algunos tipos de materiales, como folletos, audios, carteles y vídeos, con el objetivo de desenmascarar la mentira de que los que se autoinmolaron eran practicantes de Falun Dafa. Repartimos estos materiales en casi todos los hogares del pueblo. Algunos nos decían después de leer los materiales: “Han achacado a Falun Dafa el incidente de la autoinmolación". Así, que cambiaron su actitud hacia Falun Dafa.
El 13 de Mayo de 2000, se declaró el primer Día Mundial de Falun Dafa. Para celebrar esta ocasión tan especial y contribuir a que más gente conociera y comprendiera los hechos de la persecución, decidimos colgar pancartas y distribuir otros tipos de materiales, la noche anterior. Al anochecer, cada cual se dirigió al lugar que le habían asignado para colgar su pancarta. Un total de 270 pancartas en las que se leía "Falun Dafa es bueno", "El mundo necesita Verdad- Compasión-Tolerancia" y "Celebra el Día Mundial de Falun Dafa”, se vieron por todo el pueblo. Al día siguiente, se oyeron las sirenas de policía a lo largo y ancho del pueblo. Un vecino decía: "¡Hay pancartas de Falun Dafa por todas partes! ¿Cómo creen que van a poder reprimirlo?”.
Pidiéndole a la gente que renuncie al partido
Tras la publicación de ‘Los Nueve Comentarios sobre el Partido Comunista’ y ‘La Desintegración de la Cultura del Partido Comunista Chino’ –en 2004 y 2006, respectivamente–, produjimos muchos ejemplares de los dos libros para distribuirlos tanto en nuestro pueblo como en los pueblos vecinos. Incluso le entregamos algunos ejemplares a organismos gubernamentales. Un funcionario nos dijo: "Falun Dafa tiene gente con mucho talento. Han arrojado luz sobre el PCCh, ¡y parece que el Partido se va a desintegrar!". Varios funcionarios hicieron las tres renuncias (abandonando el PCCh y sus dos organizaciones subalternas).
En los últimos más de veinte años, hemos repartido materiales que aclaran la verdad sobre la persecución a todos los hogares del pueblo, como mínimo, cientos de veces. Algunos también hemos hablado sobre Falun Dafa con la gente, cara a cara, de forma habitual. Alrededor del 60 o el 70% de la gente de nuestro pueblo ha abandonado el PCCh y sus dos organizaciones subalternas.
Entre los materiales que más gustan se encuentran los calendarios de Falun Dafa. Al principio, sólo conseguíamos repartir algunos cientos de almanaques. El número fue aumentando, poco a poco, hasta que repartimos miles cada año. Un año llegamos a distribuir 7.000 calendarios. Mucha gente, incluso directivos de empresas y obreros, nos los pedían en cuanto nos veían aparecer. Si un practicante llevaba una bolsa de calendarios a su trabajo, desaparecían en cuestión de segundos. En una oficina incluso dispusieron una mesa con calendarios y el resto de materiales informativos, para los trabajadores.
Muchas personas, como los taxistas, también seguían nuestro consejo de recitar "Falun Dafa es bueno", y llevaban amuletos con mensajes de Falun Dafa. Y resultaron bendecidos. Varios trabajadores salieron ilesos cuando se produjeron desprendimientos de rocas en sus trabajos.
Nuestro pueblo, en su conjunto, también resultó bendecido y disfrutábamos de una economía floreciente. Cuando el país entró en una recesión, las empresas de nuestro pueblo pudieron seguir pagando los salarios a sus trabajadores y repartiendo primas. Muchos forasteros nos decían: “¿Cómo pueden seguir en auge vuestras empresas cuando todo el país se encuentra en recesión?".
Demandando a Jiang Zemin
En junio de 2005, casi 100 de nuestros practicantes locales presentamos denuncias, con nuestros verdaderos nombres, contra Jiang Zemin por lanzar la persecución contra Falun Dafa. También solicitamos el apoyo de la opinión pública. Más de 3.000 ciudadanos firmaron nuestras denuncias. A continuación presentamos nuestras quejas, junto con las firmas de nuestros partidarios, a la Fiscalía Popular Suprema y al Tribunal Popular Supremo.
Cuando la policía y nuestros jefes comenzaron a acosarnos por haber presentado las denuncias, les explicamos que debíamos hacer que Jiang rindiera cuentas por lo que hizo. En cuanto lo entendieron, dejaron de acosarnos.
Fui con otro practicante a un pueblo cercano para ayudar a los practicantes a preparar sus denuncias contra Jiang. Yang, una de las practicantes locales, permaneció retenida en el campo de trabajo forzado de Masanjia, donde fue víctima de brutales torturas. Como consecuencia, un lado de su cuerpo se volvió rígido, encontraba dificultades para caminar y ni siquiera podía hablar con claridad. Cuando vino a vernos, observamos que su boca estaba torcida y babeaba. No obstante, logró contarnos su tormentosa experiencia. Después de recopilar sus quejas, nos sorprendió presenciar que había dejado de babear y que su boca se había vuelto normal. Cuando se despidió, se alejó caminando perfectamente.
También enviamos cartas a los gobiernos, las escuelas y los organismos judiciales de toda China para denunciar la persecución que lanzó Jiang contra Falun Dafa.
Jamás cejamos en nuestra labor de aclarar la verdad
Comenzamos a usar teléfonos celulares en 2012 para llamar a la gente y reproducir mensajes automáticos que sacaban a la luz la persecución a Falun Dafa. Algunos de nosotros incluso conseguimos varios teléfonos para este proyecto, en el que llamábamos a gente de todo el país.
Hablamos directamente con la gente por teléfono. Y sucedieron muchas historias conmovedoras. Una persona me dijo: “Renuncié el PCCh. Falun Dafa es bueno". Otra persona le dijo al practicante que hablaba con él: "Eres una persona con un corazón tan bueno. Puedo sentir que me has llamado, de verdad, por mi bien. Te deseo paz y felicidad".
Por supuesto, también había gente que nos insultaba por teléfono. Normalmente, volvíamos a llamarlos más tarde para intentarlo de nuevo. Algunos se acababan sintiendo conmovidos por nuestra honestidad y bondad, y acaban renunciando al PCCh y a sus dos organizaciones subalternas.
Siempre nos ayudábamos y animábamos unos a otros. Cuando nos detenían a alguno, el resto acompañaba a sus familiares para exigir su liberación. Algunos incluso ayudábamos a pagarle los honorarios de los abogados.
Una vez detuvieron por su fe y juzgaron, conjuntamente, a cinco practicantes. Los cinco abogados defensores los declararon inocentes y refutaron las acusaciones infundadas en su contra. Un familiar de un practicante dijo tras la vista judicial: "Ahora entiendo que practicar Falun Gong nunca ha sido ilegal".
El gobierno de la provincia de Liaoning creó una escuela jurídica en un pueblo a unos quince kilómetros de nuestro pueblo. Pero, esta escuela jurídica era, en realidad, un centro de lavado de cerebro y, en el transcurso de una década, alrededor de 1.000 practicantes de toda la provincia han permanecido allí retenidos, en un momento u otro. Nuestros practicantes locales viajaban hasta allí, a menudo, para enviar pensamientos rectos en las cercanías.
Cuando la pandemia de la COVID-19 estalló por primera vez en la ciudad de Wuhan, en la provincia de Hubei, los practicantes de nuestra localidad decidieron que debíamos distribuir rápidamente materiales para indicarle a la gente cómo podía mantenerse a salvo, antes de que confinaran a toda la provincia. En una semana, los habíamos repartido en todo nuestro pueblo y en todos los pueblos vecinos. También recopilamos los números de teléfono de los vecinos de Wuhan y les llamamos para decirles cómo mantenerse a salvo. Los residentes de Wuhan se conmovieron y muchos aceptaron hacer las tres renuncias y recitar las frases auspiciosas de "Falun Dafa es bueno, Verdad-Compasión-Tolerancia es bueno".
Nuestra región sufrió un repunte de la pandemia en diciembre de 2022, después de que el PCCh abandonara repentinamente sus drásticas medidas de confinamiento. Muchos lugareños se infectaron. Así que volvimos a distribuir materiales para informar a la gente sobre cómo mantenerse a salvo. Algunos también salimos todos los días para hablar con la gente cara a cara. Después de cumplir con los de nuestra localidad, también hablamos con vendedores de fuera del pueblo. Cada vez que nos veían en los mercados, decían: "Falun Dafa está aquí de nuevo para repartir bendiciones".
Shifu publicó recientemente "Por qué existen los seres humanos" y reveló muchos secretos celestiales en el artículo. Esperamos que muchas más personas puedan aprovechar la oportunidad y salvarse.
Los últimos 23 años, han templado a todos y cada uno de los practicantes de nuestro remoto pueblo. Ahora somos un cuerpo indestructible. Nos apoyamos y animamos mutuamente en nuestros viajes de cultivación del período de la Rectificación Fa. Nos encontramos con dificultades, con tribulaciones, con equivocaciones y con confusión a lo largo del camino. Y todo el tiempo, fue el compasivo Shifu quien purificó nuestros cuerpos y almas, y nos guió para que avanzáramos. Nos sentimos orgullosos de ser discípulos de Dafa del período de la Rectificación del Fa y no nos arrepentimos de haber decidido transitar este sendero. Salvar a la gente nos enriquece y nos aporta felicidad.
Hay muchas más historias, sobre nuestros practicantes locales, de las que podemos incluir en este artículo. Y nos consta que las historias de los discípulos de Dafa, que están ayudando al Shifu a salvar a los seres conscientes, son magníficas y un testimonio para la historia.
(Artículo seleccionado para celebrar el 24.º Día Mundial de Falun Dafa en el sitio web de Minghui)
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