(Minghui.org) El 25 de Abril es una de las fechas que el Partido Comunista Chino (PCCh) más teme. Cada año por estas fechas, el régimen dedica muchos recursos para vigilar de cerca a los practicantes de Falun Dafa.

Pero ¿por qué el PCCh teme tanto esta fecha? Esto nos lleva a la apelación histórica de hace 24 años, seguida por 10.000 practicantes de Falun Dafa ante la Oficina Nacional de Apelaciones del Consejo de Estado.

De hecho, yo fui uno de los practicantes que se unió a la Apelación Pacífica del 25 de Abril de 1999. Las peticiones de nuestro recurso eran bastante sencillas: debido a que 45 practicantes de Falun Dafa fueron arrestados injustamente en la cercana ciudad de Tianjin, esperábamos que el gobierno los liberara pronto y entendiera que Falun Dafa es una práctica grandiosa y recta. Queríamos que el gobierno supiera que practicar Falun Dafa mejora la mente y el cuerpo mientras que también beneficia a la sociedad en general.

Procedentes de todas las clases sociales, los practicantes de Falun Dafa son ciudadanos corrientes. Siguen los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia, son buenos estudiantes, trabajadores ejemplares, familiares atentos y miembros responsables de la comunidad. El ambiente de la apelación fue pacífico. Los practicantes éramos modestos no teníamos ni pancartas ni gritábamos eslóganes. Estuvimos en las aceras en silencio esperando la respuesta de las autoridades.

Más tarde, los representantes de los practicantes fueron invitados a las dependencias del gobierno central. Llevaron consigo tres peticiones: liberar a los practicantes arrestados ilegalmente en Tianjin, garantizar un entrono libre para practicar Falun Dafa y permitir la publicación de los libros de Falun Dafa como Zhuan Falun. No hubo ningún tipo de interés político.

Entonces, ¿por qué el PCCh se preocupa tanto por la apelación? Como se explica a continuación, esto es debido a su naturaleza brutal y engañosa, que trata de controlar por todos los medios al pueblo y no permite que haya ningún pensamiento independiente.

Principios que necesitamos

Algunas personas comentaron que los practicantes eran políticamente demasiado ingenuos para enfrentarse al PCCh. Pero si consideramos el contexto del evento, tendremos un mejor entendimiento de las cuestiones de fondo.

Durante miles de años, el pueblo chino ha seguido los valores tradicionales, que inspiraron una gloriosa civilización. Sin embargo, después de que el PCCh tomó el poder hace décadas, el régimen ha destruido sistemáticamente la cultura tradicional mediante numerosas campañas políticas. Como resultado, el pueblo perdió el pensamiento independiente y se inclinó ciegamente ante el PCCh.

Afortunadamente, Falun Dafa y los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia han traído de vuelta los valores tradicionales a los ciudadanos de China. Muchos practicantes han experimentado la brutalidad de la Revolución Cultural (1966-1976) y la masacre de la plaza Tiananmen (1989). Pero en sus corazones ellos saben de la importancia de la honestidad y la integridad. Es por eso que ellos se aferran firmemente en estos principios básicos, a pesar de las presiones externas.

Elegir un camino

La espiritualidad es lo que el PCCh más teme, ya que no puede controlar las mentes de la gente espiritual. En su propaganda sistemática de lavado de cerebro, el PCCh siempre reivindica que fue elegido por el propio pueblo chino. Sin embargo, al repasar la historia de la Unión Soviética y de la China comunista, uno se da cuenta que la ideología comunista siempre se impone a la gente, seguida de la brutalidad y mentiras.

Una vez hablé con un hombre que siguió al Kuomintang a Taiwán en 1949. Cuando se enteraron de que vendría el PCCh, la gente buscó todo tipo de formas para escapar ya que sabían que el PCCh podía hacer cualquier cosa para reprimir despiadadamente al pueblo. Multitudes de personas esperaban para embarcar en grandes barcos que iban a Taiwán. Algunos ancianos enviaron a sus hijos adultos a fuera, a pesar de que eso significaba que nunca volverían a verse.

Por otra parte, algunos intelectuales, decidieron quedarse ya que tenían esperanzas con el PCCh. Pero con el paso del tiempo, muchos de ellos fueron víctimas de sus campañas políticas . Por ejemplo, el Campo de Trabajos Forzados de Jiabiangou ubicado en el desierto del Gobi al Noroeste de China, con fuertes vientos y un frío extremo. Sin embargo, durante los movimientos anti derechistas y del Gran Salto Adelante, más de 3.000 intelectuales fueron enviados allí para cultivar y para que intentaran alimentarse. Cuando se les acabó la comida, comieron hierba, ratas, lagartos e incluso excrementos humanos y algunos recurrieron al canibalismo. En 1960 quedaban menos de 1.000 personas con vida.

Un terror que amenaza a todos

El lavado de cerebro sistemático llevado a cabo por el PCCh fue tan exhaustivo que algunos de estos intelectuales no despertaron. Por primera vez, la Apelación Pacífica de los practicantes de Falun Dafa en abril de 1999 atravesó la brutalidad y las mentiras del PCCh, mostrando a la gente dignidad y esperanza.

A pesar de que el PCCh inició la represión a nivel nacional contra Falun Dafa en julio de 1999, tres meses más tarde de la Apelación Pacífica, el régimen había estado acosando al grupo mucho antes. Ya en 1996, prohibió la publicación de libros de Falun Dafa. Luego ordenó a la policía de toda China reunir pruebas para inculpar a la práctica. Más tarde dio órdenes a la policía para que interfiriera con los practicantes en los sitios de práctica grupal.

Este maltrato alcanzó un nuevo nivel después de que comenzó la persecución en 1999. La policía comenzó a arrestar y encarcelar a practicantes por toda China. En 2001, simuló el “Incidente de la autoinmolación” en la plaza Tiananmen para calumniar a Falun Dafa. Un gran porcentaje de la población China fue engañada y se volvió contra Falun Dafa y los principios de Verdad, Benevolencia y Tolerancia.

En la actualidad, el PCCh está aplicando las tácticas utilizadas contra Falun Dafa contra otros grupos minoritarios. Esto incluye la sustracción forzada de órganos a uigures y a la población en general. Todo aquel que habla mal del PCCh, incluyendo a abogados de derechos humanos, uigures, defensores de la democracia, disidentes que defienden sus derechos legales y periodistas que expusieron los hechos de la pandemia, han sido atacados uno a uno.

Con el gasto astronómico que supone el “Mantenimiento de la estabilidad” el PCCh dispone de la mayor fuerza policial que controla a los ciudadanos mediante la censura, la monitorización por Internet, las cámaras de vigilancia y control del big data.

Esto ha convertido a China a un estado policial, que amenaza a sus ciudadanos tanto en China como en el extranjero. Rechazar al PCCh y seguir nuestra conciencia es la única forma de salir del pantano hacia un futuro mejor.