(Minghui.org) Mientras ayudaba en el funeral de la madre de mi íntimo amigo Rui en 2018, conocimos a su cuñado, un exfuncionario retirado. Los tres éramos más o menos de la misma edad y teníamos una educación similar, así que teníamos muchas cosas de las que hablar.

En una de nuestras conversaciones, mencioné que hay seres divinos en todas partes, observando todo lo que hacemos. Es una creencia antigua, pero hoy en día no muchos siguen creyendo en ella.

El cuñado de Rui replicó: "Yo lo creo. Cuando empezó la Revolución Cultural (1966-1967), yo estaba en sexto grado. Era la época en que demolían templos y destrozaban estatuas de dioses y fo por todas partes. En nuestro pueblo había un gran templo. La sala principal, 'Mahavira Hall', tenía una estatua de fo muy alta.

"Aquel día, la maestra nos dijo que trajéramos nuestras herramientas para destrozar la estatua de fo. Nos indicó que empezáramos por el corazón de la estatua y lo sacáramos intacto, porque se decía que en el momento de su construcción se había colocado en la estatua un gran corazón de cobre o plata.

"En cuanto dejó de hablar, se llevó la mano al pecho, se desplomó en el suelo y no pudo levantarse. Al momento siguiente, todos sentimos un dolor atroz en el pecho. Todo el mundo gritaba: '¡Me duele!’. La maestra estaba tan asustada que se arrodilló en el suelo y dijo: "¡Basta de destrozos! ¡No más destrozos! Volvamos todos a la escuela'. Después, el dolor fue desapareciendo poco a poco. ¡Cómo no creer que la divinidad nos estaba avisando!".

"Lo viví personalmente y, aunque han pasado más de 50 años, aún lo recuerdo vívidamente, como si hubiera ocurrido ayer mismo. Este incidente afectó a mi visión del mundo y a mi vida. No me atrevo a hacer lo que quiero sin ninguna reserva. Siempre siento que hay un poder en alguna parte que controla todo en el mundo".