(Minghui.org) Empecé a practicar Falun Dafa con mi padre cuando era muy joven. El Maestro Li siempre veló por mí y, aunque al principio no entendía muy bien lo que era la cultivación, sabía que Dafa era bueno.

Mi tío enfermó gravemente cuando yo estaba en el último año de la escuela secundaria. Mi padre y mi tía le leyeron el Fa y los nuevos artículos del Maestro. Uno era Fahui Internacional de la Capital de los EE. UU. de 2012. Como no tenía nada que hacer mientras esperaba en el hospital, lo leí, pero no lo entendí. Le dije a mi padre que no podía entender la conferencia, y él me contestó que era porque no me había mantenido al día con el progreso de la rectificación del Fa.

Estudiando el Fa, me di cuenta de que no estaba practicando verdaderamente la cultivación. También comprendí que los practicantes deben hacer bien las tres cosas. Pensé: "¿Cómo le cuento a la gente sobre la persecución?". Le pregunté a mi padre si podía llevarme a un lugar pintoresco para aclarar la verdad a los turistas. Me dijo que quizá no fuera conveniente porque me estaba preparando para los exámenes de acceso a la universidad. Lo pensó mejor y me sugirió que podía reunir firmas para apoyar las demandas contra el exjefe del Partido Comunista Chino (PCCh), Jiang Zemin.

Informando a la gente sobre la persecución

El Maestro lo arregló todo cuando vio que yo tenía el corazón. Empecé a hablar a mis compañeros acerca de la persecución. Al principio no sabía qué decir y siempre se me caían las lágrimas cuando hablaba de cómo se trataba brutalmente a los practicantes. La mayoría de los estudiantes y profesores fueron muy amables y firmaron la petición. Me di cuenta de que el grado de cultivación de los practicantes determinaba la actitud de la gente hacia Dafa.

Algunos practicantes jóvenes también proyectaban películas de esclarecimiento de la verdad en sus institutos, por lo que la mayoría de los estudiantes comprendían la verdad.

Yo me clasificaba en una posición intermedia dentro de la clase en mis estudios. Estudié mucho, pero no perseguí resultados. Sorprendentemente, quedé como segunda de mi clase en el examen de acceso a la universidad. Este resultado sorprendió incluso a mi profesor. Lo que más me alegró fue que todos mis compañeros también sacaron buenas notas y entraron en las universidades que querían. Muchos dijeron que habían sido bendecidos porque comprendieron la verdad y apoyaron a Falun Dafa.

La universidad genera nuevas oportunidades de cultivación

Cuando solicité el ingreso en las universidades, descubrí que muchas de ellas tenían clubes de Falun Dafa. Pedí al Maestro que me diera un ambiente para estudiar el Fa y aclarar la verdad. Me inscribí en cuatro universidades, y las tres que tenían clubes de Falun Dafa me aceptaron. Aprecié el arreglo del Maestro.

No esperaba que experimentaría tantas pruebas cuando empecé a asistir a la universidad. El nuevo ambiente, la alta presión, las extrañas compañeras de cuarto y el clima frío hicieron que acostumbrarme a mi nueva vida fuera un reto. Sentí las dificultades de la cultivación y el dolor de afrontar los exámenes.

Me uní al club de Falun Dafa de la universidad y allí conocí a otros practicantes. Sin embargo, algunos no estudiaban el Fa ni hacían los ejercicios muy a menudo, lo que era diferente de lo que yo esperaba.

En mi primer año de universidad, me levantaba temprano todos los días y me unía a los ejercicios de grupo porque había un sitio de práctica en la escuela. También leía el Fa todos los días, así que mi rendimiento académico era bueno, y mi estado de cultivación era relativamente estable.

Sin embargo, en el segundo año empecé a trabajar a tiempo parcial. No podía balancear la cultivación, la universidad y el trabajo. Entonces llegó la mayor prueba de cultivación de mi vida.

Acababa de empezar a dirigir el club de Falun Dafa en mi universidad. Una practicante me pidió que preparara dos eventos de aclaración de la verdad simultáneamente. La persona a cargo de uno de los eventos siempre me llamaba cuando se le ocurría algo, sin importarle si yo tenía tiempo para contestar el teléfono. Ella siempre quería modificar el plan y que le siguiéramos la corriente con sus ideas siempre cambiantes.

Más tarde me enteré de que otra actividad era demasiado política e inadecuada para celebrarla bajo el nombre del club de Falun Dafa. Otro club formado por practicantes podría haberla organizado. Cuando me enteré de que podíamos haberlo hecho mejor, me enfadé con la practicante que me pidió que organizara el acto.

Entonces tuve una acalorada discusión con la practicante por teléfono. Se enfadó y me preguntó dos veces: "¡¿De verdad eres practicante de Falun Dafa?!".

Los escollos de la sociedad, combinados con los conflictos con mis compañeras de cuarto por mis estudios, mi vida y mi trabajo, eran realmente como lo que dijo el Maestro:

“Cientos de penalidades caen a la vez,

para ver cómo uno sobrevive.

Soportados los sufrimientos en el mundo,

del mundo como un fo uno se marchará”

(Templando la mente y el corazón de uno, Hong Yin).

Lloré después de la llamada. Mirando la foto del Maestro, no dejaba de derramar lágrimas. Estaba decepcionada y me preguntaba si había actuado como una verdadera practicante de Dafa. Me sentí muy mal, y pensé que no había hecho bien mi trabajo como presidente del club. Aunque estas actividades tuvieron éxito y mucha gente aprendió la verdad, yo estaba agotada física y mentalmente. Pensé: "Puede que no sea adecuada para este cargo. Tal vez otro practicante pueda asumirlo".

Poco después, un practicante vino a nuestra universidad para obtener su máster. Había sido presidente del club de Falun Dafa de otra universidad. Pensé, ¡qué gran arreglo! Estaba impaciente por darle el puesto. En aquel momento, solo pensaba en mí misma y no pensaba en los demás. Más tarde miré hacia dentro y descubrí mis apegos al resentimiento, la envidia, la indiferencia y el egoísmo.

Mi actitud negativa afectó al nuevo presidente del club. No estaba satisfecho con lo que yo hacía y me dijo lo que pensaba. Miré hacia mi interior y le expliqué sinceramente lo sucedido y le agradecí su comprensión. También me di cuenta de que los pensamientos negativos sobre los compañeros practicantes pueden formar una brecha con el tiempo. Si podemos comunicarnos abiertamente, la brecha desaparecerá y podremos evitar que se forme el resentimiento.

Me di cuenta de que tenía apego al interés personal, así que renuncié a mi trabajo a tiempo parcial. En aquel momento, dio la casualidad de que nuestra escuela Minghui local tenía un puesto a tiempo parcial disponible. No me ocupaba demasiado tiempo y me pagarían. Aprecié el minucioso arreglo del Maestro.

También empecé a memorizar el Fa. Memorizaba un párrafo cada día. Era tan difícil recitar algunos pasajes que lloraba. Pero no me rendí, por difícil que fuera.

Gracias a la valentía de aquel practicante, el club ha funcionado sin problemas. A nuestra universidad vinieron más practicantes jóvenes, así que el club creció. También organizamos muchos actos, como desfiles en el campus, exhibiciones para denunciar las atrocidades del Partido Comunista Chino en la sustracción forzada de órganos, y proyecciones de películas. Mucha gente se enteró de la persecución y nuestro club ganó durante años el premio al mejor club de la universidad.

Fue entonces cuando se intensificaron los conflictos entre mi compañera de cuarto y yo. Tuve muchos roces con esta compañera de habitación desde mi primer año. A menudo se comía toda la comida que yo preparaba para el día siguiente sin decírmelo. Una vez preparé el desayuno para dos días, y pensé que si ella se comía una porción, yo tendría al menos una más para el día siguiente. Pero se lo comió todo. A menudo volvía muy tarde por la noche y hacía mucho ruido. También charlaba con otra compañera de cuarto a medianoche.

Ahora me río cuando lo pienso, pero entonces estaba enfadada. Esta compañera ganó el premio académico de su departamento y también encontró novio. Me invadió una gran envidia. No entendía por qué tantas chicas buenas estaban solteras, pero ella tenía novio. Me parecía injusto, porque los que estudiaban mucho no siempre obtenían buenos resultados académicos. Aun así, le dieron el premio a pesar de que se quedaba despierta hasta las tres de la madrugada leyendo historietas antes de los exámenes. Cuanto más la miraba, más me disgustaba.

Sabía que esa mentalidad no era la correcta y me recordaba constantemente que debía aguantar. Pero cada vez que ocurría algo, me dominaban los pensamientos negativos.

El Maestro siempre me cuidaba. Un día, cuando estaba memorizando un pasaje del Fa por segunda vez, me di cuenta de que estaba bloqueada por un soplo de ira, y me enfadé. Me sentí estúpida y lo solté enseguida. Sabía que mi compañera de piso era una buena persona que entendía la verdad y también firmó nuestra petición pidiendo el fin de la persecución. Debería alegrarme por ella cuando fue bendecida.

Milagrosamente, después de cambiar de mentalidad, mi compañera de cuarto ya no se comía mi comida y ya no volvía tarde. Sabía que mientras no abandonara la cultivación y persistiera en mejorarme, todos los problemas acabarían resolviéndose.

También me molestaba mi fuerte apego a la lujuria. Desde la escuela primaria, las chicas solían leer novelas románticas juntas. Hoy en día, en las novelas románticas se escribe de todo, y la mayoría no se diferencia de los relatos eróticos. Yo leía de todo menos los de temática homosexual. También veía cómics, anime y películas. Estas cosas malas se iban acumulando en mi mente.

Afortunadamente, pude hablar con otros practicantes sobre mi apego a la lujuria. Memoricé el Fa, rechacé los malos pensamientos y eliminé mi apego.

Como la mayoría de la gente, los practicantes tienen su trabajo y su vida, y necesitan hacer su trabajo y cumplir con sus responsabilidades diarias. La diferencia entre los practicantes y la gente común es que cuando los practicantes se encuentran con dificultades, primero pueden pensar en lo que está mal en ellos mismos. Pueden soportar las dificultades, así como enfrentarse a las injusticias y reírse de ellas.

No importa si nos respetan o nos desprecian, si nos apoyan o nos persiguen, debemos pensar en los demás y decirles la verdad de forma compasiva y racional. Debemos medirnos con el estándar de Verdad-Benevolencia-Tolerancia y ser verdaderamente buenas personas.