(Minghui.org) Practicar Falun Dafa me resultó difícil. Pensaba que había estudiado las enseñanzas del Fa bastante bien. Pero cuando me encontraba con conflictos, ¿por qué no podía manejarlos bien? No sabía cuál era mi problema.

A través de las insinuaciones del Maestro Li Hongzhi (fundador de Dafa), comprendí que no había cambiado mis nociones humanas, por lo que no me estaba cultivando realmente.

Como trabajo en educación, formé varios conceptos humanos. El Maestro pidió a los practicantes que guiáramos nuestras acciones según los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia. Intenté compartir estos valores tradicionales con los demás y los utilicé para educar a mi hijo. Sin embargo, muchas veces, los principios educativos a los que me adhería fracasaban cuando trataba de imponérselos. No aceptaba lo que le decía. Al principio, pensé que debía de ser difícil volver a la tradición cuando el mundo está tan corrompido. Al cabo de un tiempo, me di cuenta de que mis métodos quizá eran demasiado extremos, ya que no podíamos comunicarnos.

De niño, mi hijo leía libros de Falun Dafa conmigo. Restringí estrictamente su uso de aparatos electrónicos y no lo expuse a cosas malas. Se portaba relativamente bien y sus notas eran excelentes. Sin embargo, después de entrar en la escuela secundaria, bajo la influencia de ese entorno, su temperamento cambió radicalmente. Se volvió rebelde y egocéntrico. Jugaba constantemente con el móvil y dejó de estudiar el Fa. Sus notas bajaron. Yo seguía intentando corregirle, con la esperanza de que dejara de deslizarse hacia abajo. Pero el resultado fue justo lo contrario, y se volvió aún más rebelde.

Mientras las tribulaciones de nuestra familia seguían aumentando, no conseguía encontrar la raíz del problema. Al final, trasladé a mi hijo a un colegio con una gestión del comportamiento más estricta. Esperaba que, al cambiar de entorno, le iría mejor. Sin embargo, no mejoró. Estaba resentido conmigo por haberle trasladado y nuestra relación se volvió muy tensa.

Una visita auspiciosa

Hace poco me visitó una amiga y me contó sus problemas. Decía que todos los objetos de su casa estaban colocados en las mejores posiciones para acceder a ellos (ella medía las distancias), y exigía a todo el mundo que colocara todo en esos lugares fijados. Pero sus suegros, que venían del mundo rural, pensaban que vivir así era muy deprimente, y los conflictos familiares se intensificaron.

Sonreí y le dije: "Has privado a tus suegros de la libertad de ordenar las cosas". Ella asintió y admitió que antes no era así, pero desde que obtuvo su doctorado en matemáticas, utilizaba inconscientemente el pensamiento matemático para hacer diseños rigurosos para todo. El resultado le parecía perfecto, pero los miembros de su familia no lo soportaban.

Más tarde pensé en nuestra conversación. Espera, ¿no estaba el Maestro utilizando la historia de mi amiga para mostrarme mis apegos e iluminarme? Habiendo trabajado en la educación durante mucho tiempo, ¿no tenía yo mis propias normas sobre cómo educar a los niños? Parecía ortodoxo en apariencia, pero detrás se escondía la esperanza de que a mi hijo le fuera bien en la sociedad de la gente corriente.

Sabía que la vida de una persona la arreglan los dioses, pero aun así quería que mi hijo creciera según mis deseos. Mi hijo se sentía frustrado y deprimido. A menudo decía: "Siempre me educas, pero no me entiendes. Nunca cambias tú".

Yo también estaba muy confusa: ¿Cómo podía aprobar esas cosas modernas y degeneradas con las que mi hijo estaba obsesionado? Se desviaban completamente de las tradiciones y de Dafa. Yo intentaba enseñarle a volver a la tradición, ¿estaba equivocada? ¿Qué se supone que debía cambiar de mí?

Cuando estaba estudiando el Fa, de repente me di cuenta de que estaba demasiado apegada al comportamiento de mi hijo. Centrarme en él bloqueaba las oportunidades que el Maestro me brindaba para mirar hacia dentro y mejorar. Educar a los demás se había convertido en un hábito a largo plazo.

Durante muchos años me he obsesionado con el "bien y el mal" de la gente común. No me daba cuenta de que todos esos conflictos eran pistas para mejorar.

Miré hacia dentro y descubrí que detrás de toda mi ansiedad, además de mi miedo a que mi hijo se convirtiera en una mala persona, había también un fuerte apego a las notas de mi hijo. En el distorsionado entorno educativo de China, este es un problema al que deben enfrentarse todos los padres.

Sin embargo, para un practicante, esto es una prueba de si uno puede desprenderse de la fama, la fortuna y la envidia. Cuanto más apegado esté uno a ello, más rebelde será el niño. De hecho, el destino de mi hijo no está en mis manos. El deseo de fama y fortuna es un gran obstáculo para un cultivador. Me di cuenta de que, en medio de los conflictos, lo primero que debo hacer es desprenderme de mi apego a las notas de mi hijo e intentar dejar que la naturaleza siga su curso.

Los practicantes no podemos sermonear a nuestros hijos, y mucho menos utilizar la fuerza. Solo podemos aconsejarles que sean buenos.

Ante el comportamiento rebelde de mi hijo, realmente sentí que era una oportunidad para cultivar un corazón de compasión y tolerancia.

Cuando mi hijo se comportó mal, miré hacia dentro y traté de ver qué había hecho yo que no estaba en base al Fa, y dónde debía corregirme. Cuando cambié mis conceptos educacionales de la mentalidad de una persona común y empecé a evaluar los asuntos como un cultivador, encontré que todos los problemas expuestos por mi hijo eran problemas en mi estado de cultivación. Cuando yo quería relajarme y estar cómoda, mi hijo dormía y comía mucho; cuando yo no cultivaba mi habla, mi hijo se quejaba todo el tiempo; cuando estaba obsesionada con la fama y la riqueza, mi hijo hacía lo mismo.

En apariencia, la forma en que los padres educan a sus hijos, sean o no practicantes, parece la misma. Pero la esencia es completamente diferente. Sentí que nuestros campos energéticos estaban conectados. Cuando me esforcé por eliminar mis apegos en ciertas áreas, sentí que mi cuerpo y mi mente cambiaban, y mi hijo también se comportaba mejor.

A veces, cuando mi hijo se mostraba especialmente rebelde, hacía todo lo posible por dejarme llevar y no provocar su lado negativo. Cuando mantenía la calma y observaba en silencio, sentía claramente que el Maestro lo estaba arreglando todo.

Cuando mi hijo fue trasladado a la nueva escuela, su profesor le dijo: "Tu familia espera que evites los desvíos, pero los desvíos son oportunidades para crecer". Sabía que el Maestro me estaba dando otra pista. Tanto en el crecimiento de mi hijo como en mi propia cultivación, de hecho, me iluminé y mejoré constantemente a través de los tropiezos. Todavía tengo muchos apegos de los que necesito deshacerme, y mi hijo también se encontrará con contratiempos y pruebas que necesitará superar cuando crezca. Debo abandonar mi actitud protectora hacia él y cultivarme.

Aunque todavía hay conflictos entre nosotros, él sigue afectado por las tendencias modernas. Sin embargo, mi corazón se tranquilizó. La relación entre mi hijo y yo mejoró. Él también se comportaba mejor. Sabía que iba por buen camino, y el Maestro compasivamente me ayudó a eliminar los malos elementos que interferían entre mi hijo y yo.

Eliminando las nociones de la gente común

Durante mucho tiempo, me preocupaba el hecho de que no tenía suficientes pensamientos rectos, y no podía eliminar mis pensamientos negativos.

En el trabajo, a menudo se organizaban actividades para ensalzar al PCCh (Partido Comunista Chino). A menudo enviaba pensamientos rectos para negar los arreglos de las viejas fuerzas, pero no veía resultados evidentes. No sabía qué hacer. Finalmente comprendí que no creía plenamente en el Maestro y en el Fa. Nunca salí del razonamiento humano. Cuando me encontraba con problemas, habitualmente pensaba en los conceptos de la gente común y me quedaba atascada en cosas específicas. ¿Cómo podía rechazar así a las viejas fuerzas?

El Maestro nos dijo que negáramos por completo los arreglos de las viejas fuerzas. ¿Cómo podía hacerlo?

Cada año, mi lugar de trabajo organizaba a los empleados para participar en el concurso "Canción Roja" (canciones para alabar al PCCh), y todos estaban obligados a participar. Este año fue igual. Durante el primer ensayo, hice todo lo posible por rechazarlo en mi mente y envié pensamientos rectos para negarlo. Sin embargo, fui incapaz de salirme de las nociones de la gente común, por lo que el efecto no fue bueno. Examiné mis pensamientos y descubrí que pensaba que esas actividades para alabar al PCCh eran necesarias e inevitables. Como resultado, me fui a casa con dolor de cabeza. Me senté en la cama y envié un pensamiento recto: "Este concurso de la 'Canción Roja' es perjudicial para la gente. Salvar a la gente es lo más importante. Las viejas fuerzas no pueden hacer esto. El Maestro tiene la última palabra. Todo el mal que persigue a los seres conscientes debe ser desintegrado".

Con este pensamiento, mi dolor de cabeza cesó. La semana siguiente, el concurso "Canción Roja" fue cancelado.

Me di cuenta de que habitualmente aprobaba los métodos de trabajo de la gente común, y mi punto de partida estaba arraigado en conceptos humanos. Por eso me resultaba difícil negar los arreglos de las viejas fuerzas. Una vez que mi punto de partida cambió a salvar a la gente, todo fue diferente. Cuando pensé en el Maestro, las cosas fueron aún más diferentes.

Me encontré con un artículo que compartía un practicante. En cuanto el practicante pensó: "¿Qué he hecho que no estaba en base al Fa?", muchas cosas cambiaron inmediatamente. De esto, comprendí que la clave es que cuando nos encontramos con problemas, debemos pensar y actuar según el pensamiento de la gente común o desprendernos de nuestras nociones humanas y confiar en los arreglos del Maestro. Los discípulos de Dafa son cultivadores y siguen principios sobrenaturales. Dafa es omnipotente. Solo cuando ponemos a Dafa en primer lugar, ponemos la salvación de las personas en primer lugar, y escuchamos al Maestro somos capaces de salir del pensamiento humano y tener pensamientos rectos.

Cultivar el habla

En la sociedad de la gente común, es natural que los parientes y amigos se pregunten unos a otros por su bienestar y se ayuden mutuamente. Desde mi infancia, siempre fui popular y ayudaba con entusiasmo a los demás. Sin embargo, poco a poco descubrí que esta característica mía se había convertido en un gran obstáculo para mejorar en mi cultivación. Al final, no solo fracasaron mis esfuerzos por ayudar a los demás, sino que también causó muchos problemas en mi cultivación.

Me fijé en una compañera que caminaba muy despacio con la espalda erguida y rígida. Le pregunté qué le pasaba. Me dijo que tenía una hernia discal lumbar y que hasta hacía poco no podía ni caminar. Le aconsejé que descansara más.

Unos días después, la vi yendo a buscar a su hijo al colegio. Ella llevaba la mochila del niño, mientras que este iba dando tumbos con las manos vacías. Le dije al niño: "Tu madre tiene mal la espalda, no dejes que te lleve la mochila". Aquella tarde, se lo conté a mi madre sin pensar en cultivar el habla. De repente, me dolió mucho el costado izquierdo. Me dolía tanto que no podía estar de pie ni sentada. La única postura que podía tolerar era medio tumbada en la cama. Tardé varios días en recuperarme después de intensificar mi estudio del Fa, hacer los ejercicios y enviar pensamientos rectos.

Otro día, estaba comiendo fideos en la cafetería. Vino una compañera y la invité a comer conmigo. Me dijo que no tenía apetito. Le dije: "Deberías comer algo, o al menos tomarte un vaso de leche de soja". Mi colega sonrió, hizo un gesto con las manos y se fue. Cuando seguí comiendo mis fideos, de repente perdí el apetito y sentí náuseas. Tenía el mismo síntoma que mi compañera.

Inscribí a mi hijo en un programa de clases particulares y me pareció que el resultado era bastante bueno. Entonces crecieron mis deseos de fama y de presumir. Se lo conté con entusiasmo a los demás padres. Inesperadamente, el efecto no fue bueno y recibí quejas de esas familias. Al cabo de un tiempo, mi hijo también lo dejó. Sus notas no mejoraron mucho y, al final, todos dejaron de ir.

Después de cultivarme durante tantos años, todavía no miraba las cosas desde la perspectiva de un cultivador. Yo era simplemente una buena persona entre la gente común. Mis apegos causaron muchos problemas innecesarios e incluso tribulaciones en mi cultivación.

Llegué a comprender que, en lo que respecta a los asuntos de la gente común, un cultivador no debe comentarlos a su antojo, y mucho menos inmiscuirse casualmente en ellos.

Recordé que durante las elecciones estadounidenses de 2020, aunque estamos en China, muchos practicantes -yo incluida- enviamos pensamientos rectos y apoyamos al bando que creíamos justo.

A continuación, el Maestro publicó "Saludos al Fahui de Taiwán":

“Aunque es una lucha entre lo recto y lo perverso, ustedes tienen que asegurarse de que no sean interferidos, y al mismo tiempo aclaren aún más la verdad para salvar a la gente del mundo. Cuando aclaren la verdad, no se posicionen entre la gente común; pongan bien la posición propia, para no quedar envueltos adentro, entonces hacen aún mejor” (Al Fahui de Taiwán).

Como practicantes, debemos aclarar la verdad, desenmascarar el mal y validar Dafa. ¿Cómo podía quedarme atrapada en las cosas de la gente corriente?

No se dejen llevar por comentarios políticos

Hace algún tiempo, mi barrio residencial se convirtió en una zona de alto riesgo por el COVID. Se cerró y no se les permitió salir a los residentes. Para mantenerme informada, me uní al grupo de Internet para propietarios de viviendas de la comunidad.

Con el aumento de casos positivos en la comunidad, hubo dos opiniones en el grupo de propietarios. Uno estaba en contra de la estricta política de "Cero-COVID" del PCCh y quería que se levantara el bloqueo; El otro grupo apoyaba la política de "Cero-COVID" del PCCh. Al principio, únicamente leía los comentarios, pero no publicaba nada. Después de ver todo tipo de comportamientos corruptos (de los funcionarios del PCCh) al llevar a cabo la política de "Cero-COVID", me disgusté cada vez más.

Un día, volví a publicar un mensaje en el grupo de Internet exponiendo el caos del bloqueo de "Cero-COVID" del PCCh y pronto me gané el apoyo y la aprobación de varios propietarios. Al día siguiente, vi que el director de la propiedad y varios propietarios cuyas unidades llegaban a "Cero-COVID" condenaban lo que yo había publicado. Durante todo el día, reenviaron repetidamente diversos mensajes "oficiales" del PCCh, ordenando a los propietarios que cooperaran con el Partido.

Esa tarde, apareció un nuevo caso positivo en el distrito, lo que provocó que las unidades que estaban desbloqueadas se volvieran a bloquear. El director de la propiedad y todo el personal de gestión de la propiedad fueron puestos en cuarentena.

A partir de este incidente, realmente sentí que quien apoye al PCCh tendrá una mala experiencia: puede infectarse con COVID o encontrarse con otros problemas.

También me di cuenta de que yo era parcialmente responsable. Me tranquilicé y miré hacia dentro. ¿Cómo puedo ser recta y no enredarme en los asuntos de la gente común?

Llegué a comprenderlo: Los discípulos de Dafa viven entre la gente común. En apariencia, debemos ajustarnos a los principios de justicia entre los seres humanos, por lo que es correcto oponerse a la política de "Cero-COVID" del PCCh. Pero un cultivador es completamente diferente de la gente común. La gente común lucha por proteger sus derechos para beneficiarse a sí misma. Los cultivadores, en cambio, se basan en salvar a la gente. Aunque apoyamos a la gente común que busca justicia, no estamos apegados al bien y al mal entre los seres humanos. En definitiva, no debemos enfrentarnos a la gente común.

Los que apoyaron la política de "cero-COVID" del PCCh eran en su mayoría ancianos o personas con mala salud. Se preocupaban por su salud, pero no sabían cómo evitar el virus, por lo que se dejaron engañar fácilmente por el PCCh. Todos ellos son seres conscientes lamentables. Cuando publiqué la información en el grupo, tenía la mentalidad combativa de defender lo correcto de lo incorrecto entre la gente. Como resultado, agité los lados negativos de esas personas, intensifiqué su comportamiento de defensa del PCCh y les hice sufrir represalias.

También llegué a comprender: Ante la batalla entre el bien y el mal, los practicantes apoyan la justicia, pero no tenemos enemigos. Tenemos que cambiar nuestro pensamiento humano y dejar de lado los conceptos de la gente común sobre el bien y el mal. Solo así podremos cultivar la compasión y salvar a más seres conscientes.

Cuando lo comprendí, mi corazón se tranquilizó, a pesar de llevar más de 20 días encerrada en casa.

Al día siguiente, la política de "Cero-COVID" terminó. Se levantó el bloqueo de nuestro distrito. Cuando consulté el sitio web del grupo de propietarios, descubrí que la gente expresaba su gratitud. Estaban agradecidos al personal de la propiedad por su duro trabajo y su servicio puerta a puerta durante el bloqueo, y agradecidos a los vecinos por su amistad y ayuda mutua durante los momentos difíciles. Todo está bajo el control del Maestro, y yo me iluminé más sobre cómo posicionarme.

El Maestro nos enseñó que un cultivador siempre debe mirar hacia dentro. Llegué a comprender que el punto clave es cambiar mi forma de pensar de la gente común.

Estos son mis entendimientos personales. Por favor, señalen cualquier cosa incorrecta.