(Minghui.org) A finales de marzo de 2022 escribí una carta al Comité local de la Oficina de Seguridad Social porque me habían suspendido ilegalmente la pensión. Poco después, en abril, me devolvieron la pensión.

Durante el Festival del Bote del Dragón, visité al director de la Oficina de Seguridad Social y le llevé albóndigas de arroz para expresarle mi gratitud. El director aceptó feliz mi regalo y me dijo sinceramente: "¡He leído su carta y estoy realmente conmovido!".

A continuación, me gustaría compartir la carta con otros practicantes.

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Saludos al director y a todos los responsables de la Oficina de Seguridad Social:

Tengo 60 años y soy jubilada de una empresa pública. Desde abril de 2021, me han suspendido un total de 12 meses de mi pensión.

No he infringido ninguna ley. Mi pensión fue retenida simplemente porque sigo los principios de Verdad-Benevolencia-Tolerancia, y me negué a renunciar a mi creencia. Hoy le escribo esta carta para informarle de mi situación concreta y explicarle por qué me niego a renunciar a la práctica de Verdad-Benevolencia-Tolerancia.

Para comprender la situación, tengo que responder a una pregunta que no podemos eludir: "¿Por qué Falun Dafa sigue de pie después de haber sido brutalmente reprimido por Jiang Zemin (exjefe del Partido Comunista) y el Partido Comunista Chino (PCCh) durante más de 20 años?". ¿No quiere saber las razones?

Deseo fervientemente que los responsables de la Oficina de Seguridad Social puedan tomarse algún tiempo para leer algunas de las historias durante mis 23 años de práctica de Falun Dafa. Espero que después de leer mi carta puedan juzgarme sin nociones: ¿En qué clase de persona me he convertido después de cultivarme en Falun Dafa? ¿Es Falun Dafa bueno o no? Esa es la razón por la que escribo esta carta.

Falun Dafa me enseñó a pensar primero en los demás

Los seres humanos son complejos. Las personas deben mantener la moralidad, que es también la base de la estabilidad social. Si uno abandona por completo la moralidad y solo se preocupa de sus propios intereses, perjudicará a la sociedad, al país y al pueblo.

Al aprender Falun Dafa, se pide a los practicantes que sigan los principios de "Verdad, Benevolencia, Tolerancia". Li Hongzhi, el Maestro de esta práctica de cultivación, nos enseñó a seguir estos principios. Me gustaría compartir algunas anécdotas sobre cómo me deshice gradualmente de mi egoísmo después de practicar Falun Dafa y me volví considerada con los demás.

Una vez, al recorrer la Gran Muralla, vi un reloj de lujo al pie de las escaleras de la Cueva de Fenghuo. No lo tomé, porque el Maestro Li dijo a los cultivadores: "El valor moral de la humanidad regresará también a la naturaleza original humana" (Hablando brevemente sobre el Shan, Escrituras esenciales para mayor avance).

Para ser cultivadora, primero debo ser una buena persona. Según la antigua norma moral, uno no debe recoger cosas perdidas en el camino. Soy una practicante de Dafa y debo hacerlo aún mejor. Así que no debería recogerlo. Si no practicara Dafa, incluso recogería un reloj ordinario si me lo encontrara, y me sentiría feliz.

Mi marido tiene dos hermanos y una hermana. Sus padres eran cuadros jubilados del sistema judicial, con generosos salarios de jubilación. Con los ahorros de toda su vida, compraron una casa nueva para su hijo menor. A la mujer del hermano mayor de mi marido le pareció injusto. Quería que la ayudara a pelear con nuestros suegros. Como cultivadora, no debería luchar por beneficios personales. Así que decidí no participar en esta discusión familiar.

Poco después, en una comida familiar, la mujer del hermano mayor de mi esposo anunció de repente: "El cuarto piso donde vivo ahora está demasiado alto. Como tengo problemas de espalda, he decidido ocupar el primer piso cuando nuestros padres fallezcan".

El piso actual de nuestros suegros tiene tres dormitorios, un salón y un gran patio trasero. Vale un millón de yuanes (unos 151.000 dólares). Sonreí y no dije nada. Si lo quiere, que se lo quede. Tiene problemas de espalda. Y si es feliz, también será bueno para su salud. No hace falta pelear con ella por la casa.

Más tarde, mis suegros nos dieron a mi marido y a mí un terreno en su pueblo, en el campo. De hecho, mis suegros no han vuelto a su pueblo natal desde hace más de 30 años. Ni siquiera estaban seguros de si seguían siendo los dueños del terreno. Aunque así fuera, ese terreno rural sin urbanizar no valdría gran cosa. Estas cosas no me importan. No solo no me importan a mí, sino que, cuando llegué a casa, le dije en privado a mi hijo que no se metiera en líos por el terreno y la casa en el futuro. Creo que dejar riqueza a un hijo no es tan bueno como dejarle un buen carácter. El Maestro nos dijo que "...deberás primero pensar en otros, y así cultivarte e iluminarte recta y altruistamente, sin egoísmo ni interés personal" (La naturaleza fo no tiene ningún punto débil, Escrituras esenciales para mayor avance).

Soy una cultivadora de Dafa. Seguiré las enseñanzas del Maestro y consideraré primero a los demás.

Si no practicara Falun Dafa, definitivamente lucharía por la vivienda. Definitivamente querría mi parte, igual que los demás.

La relación con los vecinos

Mi vecino de arriba tenía la caja de ventilación del aire acondicionado instalada dentro de su apartamento. Todos los veranos, el agua que salía del aire acondicionado entraba en mi casa por un tubo de plástico que había en la parte oeste del balcón. Yo ataba una bolsa de plástico en la junta de la tubería para recoger el agua. Cuando estaba llena, la vaciaba y volvía a atar la bolsa. De todos modos, pensé, el agua del aire acondicionado no está sucia, y el vecino no lo hizo intencionalmente.

Un día, el vecino vino a visitarme y se dio cuenta de que su aire acondicionado goteaba mucha agua en mi casa. Me dijo: "Hermana, ¿por qué no me lo has dicho antes?". El vecino no tardó en encontrar a un amigo que reparó el problema. Yo también conocía a esa persona porque ya lo había contratado para algunas reparaciones. Cuando terminó el trabajo, el vecino quiso pagar. Insistí en pagar yo. Al final, el hombre que hizo la reparación no quiso ningún pago y se marchó inmediatamente. Lo perseguí escaleras abajo y le di un regalo de más de 500 yuanes. Se lo agradecí sinceramente. Creo que no hay que aprovecharse de los vecinos ni de los amigos. Falun Dafa ha cambiado mi carácter y también ha mejorado la relación entre mis vecinos y yo.

En los edificios de apartamentos, normalmente la gente solo limpia las zonas próximas a sus puertas. La limpieza de otras zonas suele dejarse desatendida. Yo tampoco limpiaría otras zonas si no practicara Falun Dafa. Después de practicar Dafa, a menudo limpiaba las dos unidades y algunas esquinas detrás de las escaleras que tienden a acumular basura debido al viento. Hacerlo implica mover un montón de bicicletas que casi nunca se utilizan. El conserje solo hace lo mínimo.

Especialmente en el sótano, los montones de basura que hay allí nunca se han limpiado. Fui a recogerlos, llenando dos grandes cajas de cartón. También limpié las tupidas telarañas que había por todas partes. Estoy muy contenta de que cientos de vecinos entren y salgan del sótano y ya no vean el lugar lleno de basura. Algunos jóvenes pensaron erróneamente que era un conserje y me entregaron sus bolsas de basura. Las tomé en silencio y las tiré.

Ayudar a los demás primero

Una mañana de noviembre de 2021, recibí una llamada de la Oficina de Seguridad local. Me dijeron: "¡Su pensión ha sido suspendida a partir de abril!". Me quedé atónita e inmediatamente pregunté: "¿Por qué? ¿Quién ordenó la cancelación de mi pensión?". La respuesta fue que me la habían suspendido porque practico Falun Gong, también conocido como Falun Dafa. Pensaba ir inmediatamente a la Oficina de Seguridad para averiguar los detalles.

Justo entonces, recibí otra llamada: una buena amiga mía estaba enferma. Pensé: “Todo va mal: me han suspendido la pensión sin que me entere y mi buena amiga está enferma, ¿de qué debo ocuparme primero?”.

Si no hubiera practicado Falun Dafa, lo dejaría todo a un lado y resolvería primero mis propios asuntos, ya que se trataba de una cuestión importante relacionada con mi supervivencia. Pero, soy una practicante de Dafa, y el Maestro nos enseñó: "...cultivarte e iluminarte recta y altruistamente, sin egoísmo ni interés personal" (La naturaleza fo no tiene ningún punto débil, Escrituras esenciales para mayor avance).

Así que decidí visitar y ayudar primero a mi amiga. Fui a su casa y descubrí que estaba muy enferma. Mi oportuna llegada hizo que se sintiera reconfortada, alegró su estado de ánimo y rápidamente estuvo fuera de peligro. Más tarde, cada vez que mi amiga recordaba su repentina enfermedad, no podía evitar derramar lágrimas y darme las gracias.

Cuando voy en transporte público, siempre cedo mi asiento a personas mayores o con niños. A menudo me dan las gracias: "¡Gracias, hermosa joven!". En realidad no soy joven. Creo que la amabilidad es lo más hermoso, y viene de la cultivación.

No más odio

Cuando me casé, la familia de mi marido no me hizo ningún regalo de esponsales. Ni siquiera celebraron una ceremonia nupcial ni invitaron a nadie. Antes de practicar Falun Dafa, siempre me sentía humillada y resentida por ello. Después de casarnos, como no teníamos casa donde vivir, tuve que volver con mi familia natal para dar a luz. Y en mi ciudad natal existía la costumbre de que una hija no diera a luz en la casa de su familia natal, ya que se consideraba de mala suerte para esta. La situación era desesperante. No tuve más remedio que hacer de tripas corazón y volver a casa de mi madre para dar a luz.

Mi madre vivía con mi padrastro. Cuando mi hijo tenía seis meses, tuve que volver a casa de mis suegros.

Mi suegra me lo puso muy difícil. Un día, mi suegra me acusó injustamente de robarle 100 yuanes a su hija. En el pasado, las personas a las que más despreciaba y odiaba eran los ladrones. Me regañó tanto que me hirvió la sangre y sentí un dolor punzante en los órganos internos y en la piel. Apreté los dientes y aguanté con lágrimas en los ojos hasta que mi cuñada llegó del colegio. Delante de su madre, sacó cien yuanes de una grieta de la pared para aclarar el malentendido. Era la segunda vez que mi suegra me humillaba.

La cosa no quedó ahí. Mi suegra utilizó como excusa los problemas oculares de mi hijo (alegando que eran heredados de mi familia) para echarme.

Salí de casa de mi suegra con mi hijo de 10 meses en brazos, cargada con 7 u 8 bolsas de comida, bebida y artículos de primera necesidad de mi hijo. Emprendí de nuevo el largo viaje hasta la casa de mi madre. Primero tuvimos que tomar un autobús de larga distancia hasta Beijing, y en Beijing, compré un billete de pie y me apresuré a subir al tren.

Al cabo de media hora de estar de pie en el tren con mi hijo en brazos, mi hijo defecó. Un anciano que estaba sentado a mi lado se enfadó mucho y me regañó sin parar. En ese momento, mi corazón se llenó de un resentimiento extremo hacia mi familia política. Lo que se me pasó por la cabeza fue:

"¡La familia de mi suegra nos ha humillado tanto a mí y a mi hijo, obligándome a una situación tan desesperada y causándome toda esta vergüenza! Algún día me vengaré".

Mientras tanto, me derrumbé por todos los agravios y la rabia que llevaba dentro. Chillé y grité:

"¡Tío, por favor, deja de culparme! ¡Ya me han hecho tanto daño en mi vida! Si no fuera por mi hijo, ¡no querría vivir más!". Sollocé. "¿Qué niño no hace caca?".

Ante mi grito desdichado y desesperado, los ojos de todos se centraron en mí y en mi hijo.

Inmediatamente, alguien consiguió que el anciano dejara de culparme. Algunas personas me dieron su propio papel higiénico para limpiar a mi hijo. Alguien le dio a mi hijo una lata entera de leche condensada. Algunos nos dieron agua y bocadillos. Una persona incluso compró una costosa comida con langosta en el vagón restaurante para alimentar a mi hijo.

El viaje en tren duró unas 27 horas. La gente de la cabina sostenía a mi hijo y jugaba con él por turnos. Parecía que todo el mundo lo quería. El anciano desapareció de su asiento y no volvió, así que me senté en el suyo durante el resto del viaje.

La amabilidad que estos desconocidos nos mostraron a mi hijo y a mí en el tren contrastaba con el trato que recibía de la familia de mi suegro. No podía entender por qué mi suegra, que se suponía que era pariente mía, me odiaba tanto.

Le conté la situación a mi madre. Le pedí que cuidara de mi hijo para poder planear mi venganza: quería ganar mucho dinero. Cuando mi suegra se hiciera vieja y enfermiza, o cuando su familia se metiera en problemas, me reiría de ellos sin darles ni un céntimo. Quería que se sintieran humillados, indefensos y desesperados como me hacían sentir a mí.

En 1998 conseguí hacerme rica. Tenía dinero suficiente para viajar al extranjero. Tenía la capacidad de vengarme, ¡y estaba lista!

Justo entonces, en un viaje al extranjero, leí Zhuan Falun.

El libro enseña a la gente a ser buena, noble y tolerante. Una persona debe ser veraz, amable y tolerante... Antes de darme cuenta, Falun Dafa había disuelto mi odio hacia mi suegra. Experimenté la tranquilidad y la alegría de desprenderme del odio desde el fondo de mi corazón.

Tratar a los suegros con respeto filial

Mi suegro enfermó y fue operado en 1999. Mi marido y yo pagamos los gastos y nos ocupamos de él. Una vez recuperado, compré un jersey de cachemira para mi suegra y otro de piel de vaca para mi suegro. Mis suegros habían trabajado duro toda su vida y nunca habían tenido ropa de alta calidad. Mi suegra no me había tratado bien en el pasado. Lo había olvidado. Soy cultivadora, quería ser buena persona, respetar a los ancianos y hacer felices a mis suegros.

A finales de año, hicimos una visita a mis suegros. Mi segunda cuñada me dijo: "Sabes, por culpa de los jerséis de cachemira y piel de vaca que les compraste a nuestros padres, tuvieron que gastar 36 yuanes para lavarlos en seco. Mamá dijo que con esos 36 yuanes se podrían haber comprado un kilo de lana acrílica para tejer un jersey nuevo. Se quejaban de ti".

De no haber practicado Falun Dafa, me habría puesto furiosa al oír esto. Los habría culpado por no distinguir el bien del mal. Por supuesto, si no hubiera practicado Dafa, ¡nunca les habría comprado ropa tan cara! Me habría vengado. Habría exhibido deliberadamente mi riqueza sin darles ni un céntimo.

Practico Dafa, así que debo seguir Verdad, Benevolencia y Tolerancia. Le dije a mi cuñada: "Nuestros padres tienen razón. Están acostumbrados a un estilo de vida sencillo y no malgastan el dinero. Prestaré atención a esto en el futuro".

Así que, durante las visitas posteriores, les llevé comida y las cosas que pueden utilizar en la vida diaria. También les di dinero en efectivo cada vez. Estaban muy contentos.

Un día, mi suegra me dijo: "¡Tienes un gran corazón!".

Gracias a Falun Dafa, comprendo la retribución del yeli (kármica) y las relaciones predestinadas, por lo que puedo desprenderme de mi resentimiento, mejorar mi temperamento y no vengarme.

Ayudar a la gente cuando lo necesita

En 2007 me enteré de que la familia de mi cuñado tenía problemas económicos. Intentaron pedir dinero prestado a todos sus parientes. O bien pensaban que no me habían tratado bien en el pasado, o creían lo que decían los medios de comunicación sobre Falun Dafa y pensaban que yo era una mala persona, de todos modos no me pidieron dinero. Se lo pidieron a mi cuñada menor, que se encontraba en una situación económica muy difícil. Mi cuñada les prestó todos sus ahorros personales, pero aún le faltaban 8.000 yuanes (unos 1.208 dólares).

Al ver lo preocupada que estaba mi cuñada, le di 8.000 yuanes para que se los diera a mi cuñado. Le pedí a mi cuñada que lo mantuviera en secreto. Mi cuñado, e incluso mi marido, nunca se enteraron de lo ocurrido.

Si no practicara Falun Dafa, me alegraría de ver a mi familia política en apuros. ¡De ninguna manera los ayudaría!

Sea una persona íntegra

Hace más de 20 años, mi familia prometió regalarle un apartamento a mi hermano menor. Más tarde, debido a algunos factores complicados, la promesa no se cumplió. La vivienda no se regaló, sino que se vendió a mi hermano por 200.000 yuanes (30.200 dólares). Aunque la mayoría de la gente no pensaría que mi familia hizo nada malo (era un precio muy bueno para mi hermano en ese momento), como practicante de Dafa que piensa que la integridad es una virtud buena y necesaria, me avergoncé de que mi familia manejara la situación de esa manera. En aquel momento, aunque mi pensión había sido cancelada y mis ahorros se estaban agotando, devolví 200.000 yuanes a mi hermano a finales de noviembre de 2021.

Fue Falun Dafa lo que me convirtió en una buena persona con integridad. Y me sentí a gusto dándole este dinero a mi hermano. La gente del banco estaba muy conmovida cuando se enteraron de por qué transfería el dinero.

Antes de practicar Dafa, sufría el síndrome de Meniere. A menudo me desmayaba repentinamente. También tenía fuertes dolores de cabeza. Con frecuencia sentía que se me partía la cabeza. Después de practicar Falun Dafa, me recuperé de todas mis enfermedades. En los 23 años de cultivación, nunca he tomado una sola píldora, nunca me han puesto una inyección, y mi familia no ha tenido que cuidarme porque nunca he estado enferma.

Mi experiencia es muy común; la práctica de Falun Dafa puede mejorar la mente y el cuerpo de las personas. Falun Dafa es respetado y amado por personas de todo el mundo, y ahora se ha extendido a más de 100 países. Gobiernos de todos los niveles han concedido a Falun Dafa más de 5.000 premios, resoluciones y cartas de apoyo. Los libros de Falun Dafa se han traducido a más de 40 idiomas.

Falun Dafa mejora la salud de las personas, les enseña a ser honestas, a abandonar el mal y hacer el bien, a mejorar su carácter, a respetar a los ancianos y a ayudar a los demás. Si se trata de un "culto maligno", entonces ¿qué es lo bueno?

Falun Dafa es una práctica de alto nivel de la Escuela de Buda. "Verdad, Benevolencia y Tolerancia" son las características del universo, y ese es el Fo Fa más elevado. Los practicantes de Falun Dafa no son como los monjes de los templos de la antigüedad. Se cultivan en la sociedad humana común.

Respetar a Falun Dafa y tratar amablemente a los discípulos de Dafa les traerá grandes bendiciones, felicidad y paz.

Hay un antiguo dicho: Dar de comer a un monje es mejor que construir una pagoda de siete pisos.